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Stuani trae de cabeza al Getafe

De testarazo certero, el delantero del Girona descompone a un rival sin ideas ni respuestas

Jordi Quixano
Stuani festeja un gol.
Stuani festeja un gol.EFE

Equipos sin quilates de sobras en las botas, Girona y Getafe se desplegaron a través del rigor táctico, siempre con una ocupación racional del espacio tanto en defensa como en ataque, empecinados en jugar como bloque, con la basculación, las ayudas y las permutas a la orden del día. Y, aunque se expresaron de forma distinta (5-3-2 los catalanes; 4-4-2 los madrileños), ambos cumplieron con una hoja de ruta similar: siempre definidos por el balón largo desde la defensa para hacerse con el esférico en las segundas jugadas; en ocasiones afinados en las contras; y sobre todo espoleados por la estrategia, área de confort para el Getafe porque sólo había encajado de esa forma el 6% de los goles, pero también registro que domina como nadie un Stuani que, con un metro o segundo de más, en el área no perdona.

Sin más recursos que el balón largo, el Getafe persistió en las carreras de Amath, que trató de amargar la existencia a un Mojica que no se dejó intimidar, alegre ante el reto de los sprints, sensacional en el ejercicio defensivo. Y aunque el extremo del Getafe se salió airoso en alguna ocasión, sus centros se perdieron en la nada porque la zaga del Girona no falló en los despejes aéreos. También pidió Ángel el esférico en las segundas jugadas, atento a los rebotes que quedaban tras la pelea por arriba de Molina. Pero, de nuevo, la defensa gerundense explicó que no hay tutía, que no se pasa por ahí a no ser que ocurra una genialidad que no se dio en todo el encuentro. Éxtasis que sí sucedió en el área rival.

Fue como aperitivo –nada más abrirse el telón del choque- y con una falta desde la medular, cuando un pelotazo al lado contrario fue prolongado hacia la banda, donde llegó Mojica y de primeras puso el centro con la pierna mala (la derecha) pero con la dirección correcta, hasta las inmediaciones de Stuani. El delantero, solo en el área chica porque el Getafe no acertó a ajustar las marcas, cabeceó picado, a contrapié del guardameta, y a la red. Fue el quinto tanto con la testa del delantero uruguayo, que por algo lidera la tabla en esa suerte en Primera. No resulta extraño si se atiende a que Stuani es un punta a la vieja usanza –incluso en la celebración de los goles se limita a levantar los brazos en vez de marcarse un baile o cualquier festejo extravagante de los últimos tiempos-, de esos que pugna por cualquier pelota que se mete en el área, su hábitat, que brilla en la definición de primeras, que es más un rematador que una frontera donde se fabrica fútbol para las segundas jugadas. Suficiente, en cualquier caso, para desmontar al Getafe, tan pulcro en todo momento como despistado en esa jugada en particular.

No bajó los brazos el conjunto madrileño, todo pundonor, fuerza y fe, receta que le ha dado un aura europea en la Liga que, sin embargo, todavía queda por demostrar. Así lo expuso Molina en ese acoso avanzado que bien valió una contra, pues con el cuerpo evitó el pelotazo rival, con la fortuna se llevó el esférico, con calidad trazó un quiebro estupendo para perfilarse y con torpeza chutó torcido, como si le pegara con el tobillo en vez de con el pie. Pero poco más se supo del equipo de Bordalás, escaso de recursos, sin ideas para componer otro fútbol que no fuera directo, de área a área. Por lo que palideció ante la intensidad de un rival que no negocia con el esfuerzo, que tiene misiles por bandas y que sobre todo tiene a Portu para un Stuani capaz de ponerle el lazo a cualquier jugada. Como en esa que puso el gancho a un centro lateral de Portu que solo Guaita en primera instancia y el poste después evitaron.

A falta de un cuarto de hora, Stuani abandonó el césped renqueante, exhausto de tanto correr y pelear, acompañado de unos aplausos sinceros de agradecimiento desde la grada. Era momento para Maffeo y sus arrancadas, para la brega de Portu, para el regate de Mojica –sustituido a última hora- y para la solidez defensiva de todo el equipo, que desnortó al Getafe, incapaz de encontrar soluciones y que acabó por entrar en rifirrafes que en poco o nada le ayudaron. Por lo que el Girona, impulsado por la cabeza de Stuani, venció en casa, una de sus tareas pendientes, y se engancha a la lucha por los puestos burgueses. Todo un éxito.

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