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Mourinho acusa a Guardiola de hacer propaganda política irregular

El técnico del United dice que su homólogo lanza mensajes que no están permitidos durante los partidos y señala que los jugadores del City son deshonestos

Diego Torres
Mourinho y Guardiola en el último derbi.
Mourinho y Guardiola en el último derbi.Laurence Griffiths (Getty Images)

José Mourinho deslizó la acusación de que Pep Guardiola es un consentido de los poderes establecidos y que ha infringido las reglas de la federación inglesa de fútbol mediante la continuada exhibición en la solapa izquierda, durante todo el mes de noviembre, de un lazo amarillo con el que reclama la puesta en libertad de los líderes independentistas que están en prisión preventiva por orden judicial. “Tenemos derecho a tener convicciones políticas, pero no estoy seguro de que las reglas permitan mensajes políticos en el campo”, dijo el técnico del Manchester United, en víspera de enfrentarse al Manchester City, el rival que lidera la clasificación de la Premier con ocho puntos de ventaja, y al que dirige Guardiola. “Yo creo que a mí no me dejarían hacer lo mismo”, se quejó el portugués, víctima declarada de los árbitros británicos.

Guardiola ha venido luciendo el mismo lazo en las ruedas de prensa y los partidos de la Champions, y tampoco la UEFA ha visto motivo para sancionarlo. Desde hace un año, a propósito de la modificación en su reglamento de las normas sobre las manifestaciones de carácter político en los estadios, el organismo que rige el fútbol flexibilizó su criterio. En un escrito publicado el 19 de diciembre de 2016, la UEFA indicó que sus normas "pueden, y deben, evolucionar para reflejar la naturaleza de la sociedad en la que vivimos, en donde la libertad de expresión es generalmente un valor que debe ser respaldado y apreciado".

El fútbol inglés es el más folclórico del continente. Porque sobrealimenta sus tradiciones y porque paga más que nadie para incorporar el folclore ajeno. Atentos al morboso contraste que protagonizaron Guardiola y Mourinho en España entre 2010 y 2012, con enormes audiencias traducidas en monetización, en 2016 los clubes de Manchester ficharon a estos dos entrenadores como quien contrata dos estrellas para un film. La Premier, entendida como patronal de la producción de contenidos, lo celebró. En sus campos se reproduciría el duelo ideológico por antonomasia en el fútbol mundial, con el añadido teatral de Mourinho, garantía de éxito mediático. Tras un año gris en ambos campamentos, esta temporada el United y el City se disputan la Liga en un duelo claramente diferenciado por arriba. Por fin, el show.

Hoy en Old Trafford (17:30, Movistar+), los dos equipos se miden por primera vez en lo que va de curso. Con mucho que perder en el campo local: una derrota desplomaría al United a 11 puntos del liderazgo y Mourinho lo sabe y lo teme. Su reputación como demiurgo del éxito está seriamente amenazada.

Mourinho se pasó la temporada pasada pidiendo un plazo de un año para que su equipo funcionara. El United había gastado 200 millones de euros en fichajes y el nuevo técnico justificó los malos resultados en la necesidad de un periodo de adaptación. Este verano el United gastó otros 170 millones en fichajes y el equipo comenzó a hacer con solvencia aquello que pedía su entrenador: la defensa se disciplinó, las líneas se cerraron atrás, y cundieron los pelotazos y los contragolpes.

El United hizo a la perfección aquello que caracteriza el trabajo de Mourinho y, así y todo, el City le adelantó ocho puntos en 15 partidos. Con unas cifras de récord en la historia de la Premier: 14 victorias, un empate, 46 goles a favor y diez en contra. El United suma dos derrotas, dos empates, 35 goles a favor y nueve en contra.

“Se caen con el viento”

Consciente de su inferioridad táctica, Mourinho practica la guerra psicológica. El viernes, además, acusó a los jugadores del City de actuar con deshonestidad al dejarse caer para fingir faltas. “Algo que no me gusta de ellos es que pierden el equilibrio con mucha facilidad”, señaló, insinuando que Sané, Sterling, Agüero, De Bruyne y Silva hacen trampa de forma sistemática. “¡Sopla un poquito de viento y se caen!”.

La estadística desmiente a Mourinho. El City dispone de una media de posesión del 72% frente al 53% del United. Puesto que lo natural es que el árbitro pite faltas contra quien no tiene la pelota, resulta extraño que el equipo más beneficiado por los juicios arbitrales en este aspecto sea el United: 154 faltas pitadas a su favor, por 133 del City.

Históricamente Mourinho planteó los partidos contra Guardiola como una autorreclusión: el hombre se dejó sitiar. Sabe que en Old Trafford el éxito de su empresa pasará por la impermeabilidad de su área, y que la impermeabilidad de su área dependerá de la eficacia de una defensa que vivirá al límite y tendrá que imponerse con dureza. Si el árbitro es riguroso con sus jugadores, la probabilidad indica que alguno podría acabar expulsado.

Con esta perspectiva, acusar a los rivales de exagerar las faltas supone un ejercicio lógicamente desesperado de prevención.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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