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El mejor Real Madrid arrolla al Sevilla

El Real supera a un rival muy chato en un primer tiempo extraordinario con Asensio de guía y Cristiano con el fusil

FOTO: Nacho marca el primero del Madrid. / VÍDEO: Declaraciones de los entrenadores tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP) / ATLAS
José Sámano

En Chamartín no se tramitó un simple partido. En el primer tiempo fue mucho más: un simposio de fútbol del mejor Real Madrid del curso. No hubo segundo tiempo. Lo mismo dio que llegara la tregua. El primer acto local ya había valido doble. Un periodo en el que los blancos dieron un repaso colosal a un Sevilla moroso que se desplegó como un equipo de monaguillos. Todos merecieron ser recusados. Lo mismo que no hubo madridista con tacha. Desde Achraf a Cristiano, un Madrid tan redondo que nadie memorizó las bajas en el andamiaje defensivo. Ausentes Carvajal, Sergio Ramos, Varane y Casemiro, Vallejo y Nacho mitigaron con creces el posible cráter en la zaga. Dos centrales tan sobresalientes como el resto de camaradas. Una sobremesa radiante para homenajear a ese CR de oro como más le gusta, con una sobredosis de goles. El Sevilla, tan chato como acostumbra en La Castellana, donde no gana desde hace justo nueve años. Desde entonces, de derrota en derrota. Lo llaman mal de altura.

Tan imprevisible es este dichoso deporte que antes de que el Sevilla llegara al Bernabéu ya había marcado a quien menos se esperaba, Nacho. Una pifia de Kjaer al despejar en un córner derivó en un rebote en Muriel festejado por Nacho, un forastero del gol. El tanto despertó algo al Sevilla y por unos minutos distrajo al Madrid. Los visitantes gravitaron sobre Banega mientras Kroos y Modric, muy en paralelo, no se aclaraban sobre quién debía llevar el traje de Casemiro. Durante el espejismo sevillista, Nacho y Vallejo, valientes en la anticipación, sostuvieron al Madrid, que nunca se vio en tanga pese a las numerosas bajas en el perímetro de Keylor.

Nadie interpretó mejor lo que requería el guión que Asensio. El balear, acostado y aburrido en la banda izquierda, adivinó que al equipo le faltaba un gancho con los delanteros, alguien que por delante de Kroos y Modric hilara con CR y Benzema. Asensio centró con más frecuencia su posición y al Sevilla se lo llevó la corriente. Un eslalon del balear a toda mecha, con la pelota imantada al pie concluyó con un pase clínico y lubricado para Cristiano Ronaldo, que batió a Sergio Rico con precisión. Del Sevilla ya no hubo ni migas. El vendaval del Madrid fue extraordinario.

Antes de la media hora, Navas, tan fundido como cualquiera que fuese de rojo, le dio un guantazo al balón cuando Marcelo procuraba una virguería. Rico no atinó a rechazar el penalti y CR acentuó su inquina al cuadro de Nervión. En su carrera española a nadie le ha hecho tanto estropicio: 27 goles. Se despertó la bestia y el Madrid volvió a ser un conjunto nuclear.

Con Cristiano en combustión, con Benzema para todos, ya liberados Modric y Kroos, con Lucas dale que dale por la orilla derecha y con Asensio de mensajero con frac, a los hispalenses solo les quedaba agitar la bandera blanca. Cada asalto del Madrid en su campo era diabólico, supersónico. Hasta Kroos le puso una marcha que se le desconocía. En plena efervescencia local, tras un quite de CR al estilo de Casemiro, el alemán despegó con el turbo desde su propio terreno, se citó con Lucas y el gallego le dejó en la sala de espera del gol. Kroos, sin parar el balón, apuntó y la clavó con la zurda. Por si fuera poco, Achraf, un tiro por la derecha, le dio aún más volumen a los madridistas. En una de sus muchas descargas el joven marroquí se estrenó como goleador tras una gran maniobra de Benzema. El francés operó de Benzema, con ese fútbol sigiloso pero punzante que le distingue en ocasiones. El gol se le negó, pese a su cabezazo al poste izquierdo de Sergio Rico en el segundo tramo.

De vuelta del descanso, ya con un estruendoso 5-0 en la mochila, solo hubo una pachanguita. Un tránsito sin más, con unos y otros pacificados, sin más ganas de leña. Un tiempo, el segundo, que solo tuvo dos guiños. Zidane se sumó a la ofrenda honorífica a Cristiano y tuvo la cortesía de retirar al portugués para que recibiera otra aclamación popular. Y al cierre del choque, un singular abrazo instantáneo entre Nacho y Vallejo. Un retrato ejemplar para cerrar una semana en la que no solo ha renacido el Cristiano fetén, sino que parece haberse vuelto a graduar la segunda unidad. Lo hizo ante el Borussia Dortmund y de nuevo en esta jornada liguera. Un paso previo al Mundialito de Clubes. De regreso de un torneo con cenicientas la cosa se pondrá ya mucho más seria. El clásico a la vista.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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