El Barcelona gobierna firme en la Liga y rentabiliza el gol en Europa
Definido por la posesión, el equipo azulgrana no pone corsés a su fútbol en el torneo doméstico al tiempo que en la Champions solo ha encajado un tanto y marcado nueve, lejos de los equipos más materializadores
Desde el área deportiva del Barcelona se dio una consigna que se siseó repetidamente por cualquier pasillo de la ciudad deportiva o del Camp Nou antes de que acabara la ventana de traspasos de verano. “Hay que compactar al equipo”, señalaban con persistencia una vez perdido a Neymar —previo pago del PSG de 222 millones— y por consiguiente a uno de los mejores tridentes del planeta fútbol. La idea azulgrana pasaba por formar un bloque, un equipo rocoso que defendiera con todo y se inspirara a través de las botas de Messi, que actúa tanto de quarterback como de rematador. Una patente, en cualquier caso, que choca con el juego de Cruyff porque promulgó que se trataba de marcar un gol más que el rival. Evolucionó el concepto Pep Guardiola porque su Barça presionó bien arriba para recuperar pronto el esférico y se defendió con la pelota entre los pies, siempre con la posesión por bandera. Ahora, aunque la raíz se mantiene —tiene más posesión que cualquiera de sus rivales—, el juego es otro porque se despliega en dos vertientes: poderoso en la Liga, donde imponen su chequera y fútbol; y conservador y poco plástico en Europa, acorde a la exigencia de compactar las líneas. Y funciona de rechupete, con el conjunto líder en el torneo doméstico y ya en octavos como primero de grupo en la Champions.
Messi es la brújula
“Hemos cambiado nuestra forma de jugar”, entienden desde los despachos de la ciudad deportiva azulgrana; “sin Neymar y con Dembélé lesionado, Messi actúa por dentro para generar fútbol. No sé si somos mejores o peores, pero seguro que tenemos un equipo más hecho”. Los números así lo explican. En la Liga, el Barça le discute al Atlético el honor de ser el plantel menos goleado (ambos con siete dianas encajadas) y no hay nadie que le tosa en ataque, con 36 redes por las 33 del Valencia, 28 de la Real Sociedad y 25 del Madrid. Messi, claro, es el puntal, con 13 goles y cinco asistencias, por lo que con 18 participaciones directas en los tantos se basta para quedar por delante de 10 equipos que no han festejado tantas dianas. Aunque las estadísticas no se traducen en un fútbol magnético, hasta el punto de que desde el Camp Nou se reclamaba menos tosquedad y más finura. “Queremos vencer a través del buen juego, pero no siempre se puede”, se justifica Valverde, consciente de que la posesión siempre es azulgrana. Aunque, casualidades del balón, en los dos encuentros que más ha enganchado a la afición —ante el Valencia y el Celta— el equipo no pasó del empate.
En la Champions se aprecia la otra vía del Barça, la tendencia más moderada, con cuatro triunfos y dos tablas definidas con nueve goles a favor y solo uno en contra. La escuálida cifra de tantos celebrados deja al equipo en la posición decimoquinta, bien lejos del PSG y su demoledor ataque con Neymar, Cavani y Mbappé (25 goles), Liverpool (23) y Madrid (17). Y no es que el Barcelona falle en el remate porque ha acumulado 58 chutes por los 94 del Liverpool, los 93 del Madrid y los 87 del PSG, sino que llega poco. En el área opuesta, sin embargo, se descifra la marcha triunfal azulgrana porque solo el United (tres goles encajados), el PSG y el Atlético (cuatro) le persiguen, también en posiciones punteras de la tabla en el guarismo de remates recibidos (48), por los 45 del Liverpool y 47 de la Juve.
Pero por más que los números digan que el Barça ataca menos, sigue fiel a la idea de defenderse con el balón entre los pies ya que no hay un equipo con mayor posesión en Europa (66,8%) —le sigue Sevilla (64%), Madrid (63,7%) y City (62,7%)— ni un rival que se lo discuta; las dos veces que tuvo menos balón en la liguilla fue ante la Juve, con 63,6%. Un Barça, dos caras y siempre la pelota.
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