Poca emoción tras diez partidas
Sólo empates en las dos primeras rondas, con cinco juegos de calidad y cinco tediosos
El Clásico de Londres es, en teoría, propicio para que los aficionados disfruten de fuertes emociones: prohibido acordar tablas en menos de 30 movimientos; abundante presencia de aficionados, periodistas y autoridades; buenas condiciones para los jugadores; y premios extra, porque es el último torneo del circuito Grand Chess Tour 2017. Pero, de momento, tiende a la decepción: las diez partidas de las dos primeras rondas han terminado en tablas; en cinco ha habido lucha de calidad, pero sólo un par de ellas han producido emoción al aficionado medio.
“Todo el mundo viene aquí muy bien preparado”, argumenta el francés Maxime Vachier-Lagrave, quizá el más motivado de los diez participantes para hacer algo grande en Londres: hace pocos días se llevó una gran decepción al fracasar en el Gran Premio FIDE de Palma de Mallorca, su última oportunidad para disputar el Torneo de Candidatos en Berlín en marzo. Además, él es el único que tiene razonables probabilidades de quitarle el primer puesto de la clasificación final combinada al campeón del mundo, el noruego Magnus Carlsen. Sólo una hecatombe de este -para el noruego, cualquier puesto por debajo del segundo es una hecatombe- daría alguna posibilidad al tercer clasificado, el armenio Levón Aronián.
Los dos jugadores cuyas dos partidas iniciales han sido luchas largas y de calidad son Hikaru Nakamura y Viswanathan Anand, que hicieron tablas el viernes en la primera ronda (ayer fue día de descanso para trasladar el escenario de la sede de Google al centro de congresos Olympia) tras un combate de gran interés y emoción. El estadounidense ha mantenido hoy otra pugna similar con Vachier-Lagrave mientras el indio se enfrascaba en una prolongada discusión técnica de caballo contra alfil frente al británico Michael Adams. La otra partida de hoy que no debe ser incluida en el saco del aburrimiento es el empate entre el estadounidense Wesley So y el ruso Ian Nepomniachi, quien tuvo que defenderse con mucha precisión para aguantar una posición inferior.
En la repetición del último duelo por el título mundial (Nueva York, noviembre de 2016), Serguéi Kariakin, con blancas, no dio oportunidad alguna a Carlsen de complicar la partida lo suficiente como para tuviera sentido seguir luchando. El noruego confirma que necesita unos días en casi todos los torneos para rendir al máximo; el viernes no estuvo fino ni preciso para aprovechar su ventaja ante el estadounidense Fabiano Caruana, que hoy ha empatado con Aronián sin mucha historia.
Gari Kaspárov ya se ha ido de Londres tras contribuir con su presencia al brillo de la inauguración en la sede de Google. También se van los asistentes al congreso de ajedrez educativo, celebrado el sábado y el domingo. Pero seguirá habiendo un razonable número de espectadores en los días laborables; sobre todo, niños, procedentes de las numerosas escuelas londinenses donde se ha introducido el ajedrez como herramienta pedagógica. Sólo falta que las partidas merezcan la inversión de tantas horas.
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