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El juego con la foto de Messi

El delantero, que maneja los tiempos de la instantánea con Bartomeu, sigue sin estampar la firma de su nuevo contrato y mantiene en alerta a la directiva del Barça

Messi, en el Juventus Stadium.
Messi, en el Juventus Stadium. FEDERICO TARDITO (AFP)

La vida de Messi es un álbum de fotos, y si se quiere también de vídeos, imágenes que permiten recrear y visualizar silenciosamente la carrera de número 1. El último icono es la figura del delantero del Barça sentado en el banquillo del Juventus Stadium. Hoy habrá un nuevo retrato del argentino cuando reciba su cuarta Bota de Oro, las mismas que tiene Cristiano Ronaldo, por los 37 goles que marcó en la Liga 2016-2017. Y después, seguramente muy pronto, el rosarino reaparecerá en escena con un galardón que le acreditará como el máximo goleador de un solo club en las mejores Ligas europeas después de superar a Gerd Müller (523 tantos del argentino frente a 525 del ariete del Bayern Múnich).

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Hay una foto igualmente preparada desde hace tiempo y que, sin embargo, no hay manera de que se haga, sin que se sepa muy bien por qué, como si estuviera embargada o no saliera porque depende del propio Messi. No hay manera ni momento de que el 10 comparezca con el presidente Josep Maria Bartomeu para firmar públicamente la renovación de su contrato hasta 2021. El acuerdo ha sido refrendado por su padre y representante legal, Jorge Messi, por su hermano Rodrigo, responsable de la fundación, y por quienes defienden los derechos de imagen del 10. Incluso el salario de Leo se ha actualizado de acuerdo al nuevo contrato, muy superior al que vence en junio de 2018.

Messi cobra como si hubiera renovado —unos 35 millones— mientras se discute la legalidad de un vínculo que no ha sido refrendado con luz y taquígrafos por el futbolista y que le permitiría negociar con quien quiera a partir del 1 de enero de 2018, como escribió Joan Manuel Serrat en este periódico. Bartomeu tranquilizó al cantautor y no le da mayor importancia al encuentro con Messi de la misma manera que el rosarino relativiza la formalización de su permanencia en el Barça, tan ansiada en el club. Ambas partes recuerdan precisamente que la última mejora del contrato del rosarino se hizo de manera furtiva antes de que el jugador se incorporara a la selección Albiceleste para el Mundial de Brasil. El club comunicó la noticia cuatro horas después de que se hubiera producido la firma si se atiende al reloj del presidente en el momento en que se tomó la instantánea en las oficinas del FC Barcelona. La foto ayudó entonces a responder a quienes advertían en el futbolista un motivo para plantearse su continuidad después de que el equipo azulgrana empatara contra el Atlético. Messi fue suplente el miércoles contra la Juve y se activaron también las alarmas sobre una posible lesión o malestar del 10. La coyuntura abonaría que el futbolista certifique hoy de alguna manera que sigue en el Camp Nou. El ritual de la firma, sin embargo, se dilatará hasta que quiera Messi.

Así funciona el delantero, cuyos amigos aseveran que se siente catalán después de llevar más tiempo en Barcelona que en Argentina. Aparentemente no hay ningún motivo político, ni ciudadano ni futbolístico por el que no comparezca con Bartomeu. Messi entiende que su compromiso con el equipo, con el entrenador y con el club es inequívoco, y por tanto no se puede dudar de su condición de barcelonista simplemente por no haber firmado públicamente el acuerdo con el presidente del Barça.

Messi, en el banquillo.
Messi, en el banquillo. ALESSANDRO DI MARCO (EFE)

No es un chantaje

El aplazamiento de la rúbrica, sin embargo, permite mantener el juego y la presión sobre la junta de Bartomeu. El presidente convirtió la renovación en un asunto personal y, como tal, la firma supondría cumplir su promesa y cerrar el caso Messi después de haber renovado ya a los jugadores que se supone más cercanos al rosarino como es el caso de Luis Suárez. Y el 10 pretende que la junta atienda mientras tanto la remodelación pendiente de la plantilla, la necesidad de negociar algunas salidas y también de determinados fichajes, sobre todo para fortalecer una delantera disminuida desde la partida de Neymar.

No se trata de ningún chantaje ni tampoco de un plan del vestuario, sino que a Messi y a los jugadores ya les va bien que la directiva mantenga también la tensión competitiva y no se desentienda de los objetivos de competir por los distintos trofeos, especialmente la Liga y la Champions. La coyuntura favorece multitud de especulaciones y abona también el protagonismo de Messi. La sensación es que el 10 renovará cuando y como quiera, de la misma manera que marca sus goles, a veces de forma rutinaria y en ocasiones sorprendentemente, genio y figura del Barça. A falta de palabras, Messi habla a través de sus fotos y sabe que ninguna tiene más valor que la esperada con Bartomeu.

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