El Girona ante la Real Sociedad demuestra que va en serio
El equipo de Machín se repone al golazo de Willian y empata ante el cuadro vasco gracias a Stuani
Hay que tomarse en serio al Girona de Pablo Machín, duro ante el Deportivo y el Levante, inmenso frente al Real Madrid, eficaz con la Real Sociedad. La llegada del vistoso equipo de Eusebio a Montilivi ponía a prueba el fútbol del cuadro rojiblanco. Si el conjunto de Eusebio ya no sorprende a nadie, en LaLiga ya comienzan a pensar que no es casualidad lo que pasa con el cuadro de Machín. Ni el golazo de Willian José le tocó la autoestima al Girona, que se repuso y encontró el empate en Stuani, ya un clásico en este Girona de Primera. Un empate que dejó a todos contentos en Montilivi.
El Girona no quería dejarse intimidar por el fútbol de la Real Sociedad. Buscó, de arranque, asfixiar al cuadro vasco. Le funcionó. Puso turbo al máximo para multiplicarse en cada rincón del campo de la Real. Una red de presión imposible de regatear para el equipo de Eusebio. El problema para el Girona fue que su plan se desinfló rápido, no por falta su piernas sino por la genialidad de los delanteros txuri-urdines.
Últimamente parece que es obligatorio que el balón pase por Oyarzabal antes de que la Real se anote en el marcador. El extremo, que participó en las últimas siete dianas, se colocó en el carril del 10 y puso la mirilla en Willian José. Si el pase en profundidad de Oyarzabal fue muy bueno; la definición de William José, excelente. Como Messi a Boateng, el 12 de la Real dejó tirado a Bernardo en su área. Insinuó que iba por dentro, quebró para afuera, y cuando Bernardo ya estaba en el suelo, William José batió sin problemas a Bono.
El golazo de Willian apagó al Girona, que dejó respirar a la Real. No echo tanto de menos el equipo de Eusebio a Carlos Vela como el equipo gerundense a Pere Pons. Sin el volante, el equipo de Machín perdió su juego interior, indispensable para activar a sus carrileros, Maffeo y Mojica. En cambio, las pinceladas de Januzaj eran indescifrables para la defensa; no para el portero Bono, inmenso cada vez que el belga se planteaba en su casa. Igual de invencible para el inquieto Oyarzabal.
Necesitaba recuperar la memoria el Girona. Y, para eso, nada mejor que pasar por los vestuarios. Mostró otra cara el cuadro rojiblanco, es decir, enseñó la misma versión que lo impulsó como el equipo revelación de LaLiga, la misma que tenía antes del gol Willian. Distribuyó el balón Granell, aceleraron Mojica y Maffeo por las alas, rompió líneas Portu y marcó Stuani. La vieja fórmula de Machín en el ascenso, a la que se le sumó el poder goleador del charrúa. Con resortes en las botas y un martillo en la cabeza, el uruguayo saltó como nadie y cabeceó como él, para mandar sellar el empate, tras el centro de Portu. Willian José marcó con sutiliza; Stuani, con furia. La Real Sociedad respetó su estilo, el Girona, también. Y se firmaron tablas en Montilivi. {Entradilla}
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