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Sergio García le enseña a Rahm que está en Valderrama como en su casa

El ganador de Augusta lidera el torneo andaluz con -5 el primer día, mientras el jugador vasco, debutante, acaba en +3

Carlos Arribas
Sergio García, en el green del primer hoyo.
Sergio García, en el green del primer hoyo.Warren Little (Getty Images)

Como en una escena de Johnny Guitar, Jon Rahm responde con una pregunta a la primera pregunta que le hacen sobre su mal comienzo en Valderrama (Cádiz). “¿Miento o digo la verdad?”, dice, pero se ahorra un te quiero a un campo que le ha torturado en su primer encuentro porque rápidamente, tras un “no, nunca miento”, responde claro a la sombra de un alcornoque que protege sus ojos del sol que se oculta y ciega: “Mal, me ha ido bastante mal”.

Clasificación

1. Sergio García (ESP) 66 golpes (-5); Joost Luiten (HOL) 66.

3. Robert Rock (GBR) 67 (-4); Pablo Larrazábal (ESP) 67.

5. Paul Peterson (USA) 68 (-3).

6. Ricardo González (ARG) 69 (-2).

26. Adrián Otaegui (ESP) 71 (par); Andrés Romero (ARG) 71; Gonzalo Fernández Castaño (ESP) 71.

70. Jon Rahm (ESP) 74 (+3).

La precisión es innecesaria, pero la sinceridad se agradece. Rahm, la figura más esperada, el que llega (tiene 22 años), ha terminado la primera jornada del Masters de Andalucía, su primer torneo profesional en España, en el puesto 71º, con 74 golpes (+3, cinco bogeys y dos birdies). Está a ocho golpes de los líderes, que son el veterano holandés Joost Luiten, un personaje que quizás sobre en el relato del duelo, y, sobre todo, Sergio García, de 37 años, el que está (66 golpes, -5, siete birdies y dos bogeys). “Bah, el campo estaba más jugable por la lluvia, que lo ha ablandado”, dijo el ganador del Masters, como quien no quiere la cosa después de conseguir una ronda de las llamadas de escaparate. Y, luego, como arrepintiéndose de haber, quizás, devaluado su mérito, añadió: “El resultado ha sido la combinación de buen juego, buenos approachs y buenos putts…”

Mientras ellos disputaban su duelo diferido (uno salió al amanecer, el otro cuando el sol comenzaba su declive), un médico escocés explicaba en la sala de prensa lo bueno que es el golf para la salud, cómo dar paseos por el campo arrastrando un carrito baja la tensión, la obesidad, la diabetes, todo. Alguno pensó que tal como lo contaba, jugar al golf todos los días (los beneficios bárbaros, cinco años más de vida, según pudo entenderse, llegan jugando 18 hoyos diarios, unas cinco horas) equivalía a ir todos los días con el carrito de la compra hasta el Carrefour de las afueras andando y no en coche. Pero, claro, viendo el desgaste de testosterona de García y Rahm, y las subidas consiguientes de su adrenalina en su pelea de machos alfa, el golf es algo más que andar por el campo y echar a perder un buen paseo.

El golf es un juego de dominio psicológico, el que emprendió Sergio García, que en Valderrama, un campo estrecho y complicado, de greens pequeños y viento fastidiado de vez en cuando, se encuentra como en casa. Lo ha jugado tanto que es su campo favorito, y es el último español que ha ganado un torneo allí, en 2011. Por todas las partes está su foto sonriente y triunfante. Y él corresponde entrándole duro al campo y arrancándole birdies. Marca territorio. Obliga a arriesgar a quien quiera estar a su altura. A Rahm, claro.

Es cosa sabida, o eso dicen los jugadores viejos, y los jóvenes se enteran tropezando en esa verdad, que quien juega agresivo en un campo que no conoce corre los mismos riesgos que un torero que recibe el toro a puerta gayola: o sale a hombros o en camilla. Rahm jugó agresivo, es su estilo, y no triunfó. “Mentalmente no he estado bien y Valderrama es un campo en el que es muy fácil estar incómodo”, dijo. “He notado, claro, mi falta de experiencia en Valderrama, que es un campo que tiene truco. Es como Augusta, un campo en el que es muy difícil ganar la primera vez que se juega. Pero, bueno, lo mejor es que ya he pasado el mal día que siempre sale en todos los torneos. Y no digo que no vaya a ganar. El Tour acaba en París”. Y, como Johnny Guitar quizás acabe diciendo a Valderrama, el campo que no conocía, te quiero. Y no mentiría.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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