Ferrari deja a Hamilton sin rival
El abandono de Vettel y el triunfo del británico en el GP de Japón podrían hacer campeón a este último en Austin
Ferrari le sirvió en Suzuka medio Mundial a Lewis Hamilton, que en dos semanas podría encasquetarse su cuarta corona de campeón, siempre que se imponga en Austin y Sebastian Vettel no logre cruzar la meta entre los cinco primeros. Con la racha que acumula últimamente el alemán no sería nada extraño que eso sucediera, más aún si su equipo le sigue jugando malas pasadas. En Malasia, hace 15 días, el corredor de Heppenheim se vio obligado a arrancar desde las catacumbas de la parrilla después de no poder dar ni un solo giro en la criba decisiva de la cronometrada (Q3) por culpa de un problema en un colector. En Japón, otra avería en la unidad de potencia de su monoplaza, en este caso en una bujía, le obligó a tomar el camino de los talleres en la cuarta vuelta.
Vettel salió del garaje en la vuelta de formación y detectó que algo no iba bien, de modo que informó por radio al garaje. Una vez colocado en su plaza, los técnicos levantaron la cubierta del motor y se abalanzaron encima de él para ver qué podían hacer, pero la tremenda complejidad de los propulsores actuales les dejó sin tiempo para poder llegar a la raíz de todo, y el desenlace deja el campeonato prácticamente visto para sentencia.
Al volante del coche más equilibrado de todos y sin ningún rival capaz de plantarle cara en la pista, Hamilton se paseó por el circuito nipón, directo hacia su octava victoria de la temporada. A su lado formaron en el podio Max Verstappen y Daniel Ricciardo, en otra muestra del paso adelante dado por Red Bull a partir de mitad de curso. Fernando Alonso, que salió el último, fue el piloto que más posiciones recuperó (nueve) para terminar el undécimo, y Carlos Sainz acabó su etapa en Toro Rosso empotrado contra el muro en la tercera curva. En el próximo gran premio, en Estados Unidos, el madrileño ya se enfundará en el mono de Renault para tratar de hacerse al bólido con el que disputará las últimas cuatro paradas del calendario.
El invierno fue de lo más prometedor para la hinchada, deseosa de que alguna estructura fuera capaz de soplar en el cogote de Mercedes. Y a la cita se presentó Ferrari con Vettel como estilete para acumular tres victorias y seis podios en las seis primeras pruebas, una inercia que poco a poco fue perdiendo consistencia por la falta de fiabilidad de su SF70H. A los idénticos fallos de ambos prototipos en Sepang –Raikkonen no pudo ni tomar la salida– respondió la cúpula de la Scuderia anunciando una reestructuración en su departamento de control de calidad para evitar que ese tipo de contratiempos puedan repetirse en el futuro. “Tenemos problemas con el motor y pasan dos cosas: nuestro equipo es muy joven y algunas piezas no tiene la calidad que requiere un coche de carreras. Por eso hemos tomado cartas en el asunto”, afirmó Sergio Marchionne, el presidente del constructor de Maranello. “Es casi un milagro que no haya pasado nada hasta ahora. Ahora estamos viendo toda la cadena y haciendo los cambios organizativos. Estas cosas los domingos te matan”, añadió el ejecutivo.
Este último gatillazo del tetracampeón pone de relieve que esos cambios deben aplicarse cuanto antes y ser tan exhaustivos como sea posible, por más que uno tiene la sensación de que esa declaración no es más que una maniobra de propaganda de la marca que mejor la maneja. “Es normal que recibamos críticas cuando las cosas van mal, esto forma parte de nuestro trabajo. Creo que tengo que protegerles [a Ferrari], porque hasta ahora habíamos hecho un gran trabajo”, conviene Vettel, obviamente tocado por su segundo cero tras el que se llevó de Singapur. “Los problemas de fiabilidad que hemos sufrido en las dos últimas semanas. Está claro que duele, pero ahora tenemos que descansar y volver con fuerza para afrontar las últimas cuatro carreras”, añadió el germano.
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