Ítaca era El Arcángel

En la vida sucede que uno se va dando cuenta de las cosas que realmente importan. Y si se echa la vista una década atrás, por ejemplo, el espejo de la memoria devuelve una imagen cargada de sentimientos que, en la actualidad, serían difíciles de explicar, y más difíciles aún de volver a experimentar. Lo malo es que solo sucede con los años. Lo bueno es que eso es en lo que consiste vivir, básicamente: en sentir cosas.

En el fútbol actual, cada vez más hinchas vuelven la mirada hacia el hogar, y descubren que, más allá de los llamados grandes, hay una realidad cargada de vivencias que se llama “el equipo de tu ciudad”. Que es casi sinónimo de derrota, pero reconforta más que la victoria permanente y por decreto económico. Le pasó a Antonio Agredano, que un día se dio cuenta de que no hay Copa de Europa que se pueda equiparar a un ascenso del Córdoba. Sea a la categoría que sea.

En En lo mudable (Libros del KO), Agredano dibuja su recorrido vital, trufándolo con sus relaciones sentimentales, que a la vez se van enlazando con sus recuerdos futbolísticos. Desde aquella camiseta Puma de portero, el carnet de abonado en el que cada partido era un agujero y el amor se redactaba en hojas con olor a fresa, a la dicha de ver ascender a tu equipo junto a alguien a quien quieres. La felicidad —y la vida— era eso.