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LaLiga Santander jornada 5
Celta
Celta
Maxi Gómez 24'
1 1
Finalizado
Getafe
Getafe
Ángel 85'

El Celta vuelve a penar por su fragilidad defensiva y cede un empate ante el Getafe

La constancia del equipo madrileño le da un premio postrero con gol de Ángel ante un rival que sufre cuanto más cerca se juega de su portería

Amath, delantero del Getafe, remata ante la oposición de Sergi Gómez.
Amath, delantero del Getafe, remata ante la oposición de Sergi Gómez.Salvador Sas (EFE)

No acaba de arrancar el Celta porque tiene un agujero en la retaguardia, sea por un rendimiento colectivo o individual en un equipo que en cinco jornadas ha probado tres parejas distintas de centrales. No acaba de tocar la tecla Juan Carlos Unzué, tampoco sus jugadores. El Celta es todavía un equipo grato de ver, pero en la transición que realiza se ha dejado alguna seña de identidad que no hace tanto le acercaba a la excelencia, por ejemplo ese frenesí en las transiciones que cuando todo encajaba le convertía en imparable incluso para los mejores equipos del continente. Los problemas defensivos siempre estuvieron latentes o presentes. Ahora son palmarios y decisivos. Contra el Getafe, en ventaja en el marcador desde mediada la primera parte, en cuanto tocó remar hacia atrás se barruntó un hundimiento que pudo ser incluso total porque, tras empatar a falta de cinco minutos y la prolongación, el equipo madrileño se asomó a la victoria. Todo sucedió en un estadio de Balaídos que volvió a presentar con medio aforo la grada que se asoma a las cámaras de televisión, que sufrieron además los rigores de un estadio, en obras, mal iluminado. Más madera para la hoguera de los directores de partido de la Liga.

“Lo importante es que al menos sumamos un punto”, rescató Hernández, uno de los destacados del Celta al final del partido. Su equipo había llegado al partido en puesto de descenso y eso aunque apenas haya transcurrido un mes de competición alerta a los más impresionables. A los cinco minutos de partido brotaron silbidos desde la grada cuando los zagueros se pasaban la pelota a la espera de que apareciese una línea para salir con más profundidad. Pero el Celta está cimentado con la argamasa de la paciencia. No está ahí la raíz de sus problemas, y sí en el error, en una interpretación errónea de tiempos, espacios y riesgos. Ante el Getafe se planteó minimizarlos y no dudó en buscar el envío en largo cuando el rival le apretaba en la salida. Esa mezcla le reforzó y hasta le dio un gol, el que le adelantó en el marcador tras envío en largo de Hernández al pico del área rival. Allí Hugo Mallo se llevó la pelota de cabeza ante la dimisión de Amath, que tras hacer acto de presencia en la acción decidió agacharse y no disputar el salto en una acción más propia de un alevín que de un profesional. Mallo tuvo fe y le dio un gol en bandeja a Maxi Gómez, que sin apenas relacionarse con el juego marcó su cuarto gol del campeonato.

Para entonces el Celta controlaba la pelota, la movía sin mayores problemas y apenas sufría cosquillas por parte de un rival chato. Todo cambió cuando tras el descanso el Getafe dio un paso adelante y más después de que los improductivos Fayçal Fajr y Portillo dejasen su puesto a Álvaro Jiménez y Ángel, Bordalás acoplase al equipo con dos puntas y el Celta empezase a temblar.

La mejor defensa es tener la pelota y huir con ella del área propia. Lo logró el Celta durante los minutos que siguieron a la salida al campo de Emre Mor, un futbolista delicioso, que evolucionó por dentro y amenazó con dinamitar el partido para unos y para otros porque se armó un correcalles. Pero el Getafe cortó la mecha, se juntó y volvió a encimar a la zaga del Celta. De nuevo se barruntó el peligro para Sergio Álvarez. Llegó el empate en un centro profundo de Álvaro Jiménez al que llegaron al segundo palo tanto Arambarri como Ángel, que fue quien remató a la red mientras varias camisetas celestes se quedaban en el molde. Con urgencia se aplicó el Celta a arreglar el roto. No lo logró. Tiene mucho por coser.

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