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Manchester United y Chelsea regresan a la Champions con sendas goleadas

El equipo londinense destroza al debutante Qarabag mientras Mourinho celebra el triunfo contra el Basilea, pero lamenta la lesión muscular a Pogba

Primer gol del Manchester United al Basilea, obra de Fellaini.
Primer gol del Manchester United al Basilea, obra de Fellaini.OLI SCARFF (AFP)

Estuvieron un año ausentes, pero vuelven como campeones. El Chelsea regresa a la Champions League como ganador de la Premier; el Manchester United tras alzar la Europa League. Lo hacen también victoriosos. El equipo que dirige Antonio Conte goleó al debutante Qarabag (6-0) con dianas de Pedro, Zappacosta, Azpilicueta, Bakayoko y dos finales de Batshuayi. Jose Mourinho festejó en Old Trafford tras superar al Basilea (3-0) con dos testarazos de Fellaini y Lukaku y una rúbrica postrera de Rashford. Pero por el camino tuvo que lamentar la lesión muscular de Pogba, que le puede tener varias semanas de baja.

Mourinho había hecho en las horas previas al partido profesión de fe respecto a Fellaini, un futbolista que enamora más por su capacidad resolutiva que por su poesía con el balón. Es un favorito para el estratega luso. “Me siento más débil si no le tengo en el campo o en el banquillo”, explica. Fellaini se fue la semana pasada con su selección, sufrió una leve lesión y no pudo jugar en la última jornada de la Premier League contra el Stoke. Fue el primer tropiezo del Manchester United en el campeonato y Mourinho encontró una explicación: faltaba Fellaini.

En el episodio contra el Basilea el todoterreno belga comenzó a la vera de Mourinho, pero al cuarto de hora tuvo que desperezarse. Se fue a la ducha tras marcar un gol y dar otro. Ocurrió que Pogba, que se estrenaba con el brazalete de capitán, estiró la pierna más de lo aconsejable en una disputa, torció el gesto y se marchó a la caseta con una lesión muscular. El Manchester United estaba enfilado hacia el atasco ante un rival replegado, pero arregló sus problemas por vía aérea, primero con Fellaini y después con Lukaku, que jugaba su primer partido en la máxima competición continental. Complicado detener tan hercúlea exhibición. El Basilea tiene detrás una reciente historia de éxitos ante rivales ingleses. Al Manchester United lo eliminó en la fase de grupos de la Champions hace seis años y tres después también dejó en la cuneta al Liverpool. En 2013 cayó en semifinales de la Europa League ante el Chelsea, pero tras superar al Tottenham. Pero el campeón helvético en los ocho últimos ejercicios ha bajado el nivel y se encuentra en un periodo de renovación de la mano de Raphael Wicky, aquel mediocentro de efímero pase por el Atlético que ahora trata de abrir camino como entrenador.

Pedro celebra el gol que abrió el camino del triunfo para el Chelsea ante el Qarabag.
Pedro celebra el gol que abrió el camino del triunfo para el Chelsea ante el Qarabag.F. ARRIZABALAGA (EFE)

Así que el Basilea ejerció una réplica limitada a sus posibilidades, que ante un rival como el United no son excesivas. Y cuando llegó a la meta roja se encontró a De Gea, impecable, obviamente titular en la Champions después de que el año pasado viese la Europa League desde el banquillo.

En Londres vivió una noche plácida el Chelsea. Quizás lo aguardaba Antonio Conte, que llegó al título de la Premier con una base de catorce futbolistas, pero que tiene claro que la exigencia de competir en cuatro frentes le obliga a dosificar esfuerzos. Guardó de inicio a David Luiz, Hazard, Moses y Morata e introdujo con éxito en los trabajados automatismos del equipo a nuevas piezas como el lateral italiano Zappacosta, que marcó uno de esos goles que no se sabe bien si son fruto de un mal centro o de un gran remate. Antes había marcado, cinco minutos después del inicio, el tinerfeño Pedro en una acción que definió la salida del Qarabag, tan ocupado en el repliegue que dejó un latifundio en la frontal para que el delantero español armase el disparo.

Al descanso ya estaba derrotado el meritorio representante de Azerbaiyán, que durante algunos minutos incluso manejó la pelota, pero jamás tuvo el control y acabó castigado de manera severa.

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