El último volantazo en la carrera de Rice
El base estadounidense necesita reivindicarse con la selección de Montenegro tras ser repudiado por el Barcelona
No entra en nuestros planes para la próxima temporada. El portazo del Barcelona le dio en todas las narices a Tyrese Rice a finales de junio. La próspera carrera del base de 30 años se ha adentrado desde entonces en un terreno de arenas movedizas. Le queda todavía un año más de contrato con el club azulgrana muy bien remunerado como corresponde a un jugador llamado a ser la piedra angular del proyecto que inició el equipo tras la larga etapa de Xavi Pascual y la llegada de Georgios Bartzokas en julio de 2016.
A sus 30 años, el estadounidense ha vuelto a alistarse con la selección de Montenegro a la que ya defendió en el Europeo de 2013, poco después de obtener la doble nacionalidad. Sin posibilidad de jugar en el nuevo Barça de Sito Alonso y en un momento de incerteza sobre su próximo equipo, necesita reivindicarse en el Eurobasket, exhibir de nuevo la electricidad de su juego y su capacidad para desollar las mejores defensas del continente. Se consagró en la Euroliga de 2014, en la que fue el MVP y el jugador que encumbró una vez más al Maccabi. Su serie de fenomenales actuaciones con una canasta decisiva en la semifinal ante el CSKA y una traca en la final ante el Real Madrid al que doblegó con 26 puntos, 14 en la prórroga le situaron en el foco mediático. Un año después, con el Khimki ruso, ganó la Eurocup y fue elegido de nuevo MVP.
La carrera de Rice se ha deslizado como una montaña rusa. De firme candidato a jugar en la NBA tras destacar con Boston College junto a jugadores como Jared Dudley o Reggie Jackson, pasó a ser un nómada en el baloncesto europeo. Su periplo ha pasado por Grecia (Panionios), Alemania (Artland y Bayern), Lituania (Lietuvos), Israel (Maccabi), Rusia (Khimki) y España (Barcelona). Criado en un difícil barrio de Richmond (Virginia) empezó a jugar al baloncesto cuando apenas tenía cinco años. Y en su barrio y también más adelante se midió con jugadores como Kevin Durant o Monta Ellis. “Muchas veces yo era el líder, el máximo anotador. Nadie creyó en mí en ese momento y eso lo llevo dentro. La vida es un test constante. Siempre tienes que demostrar lo que vales, pero algunos tienen más suerte que otros”, confesó en febrero en el diario Sport. Suele jugar con una cinta blanca en la cabeza, una costumbre que imitó de Nick van Exel, el base zurdo que jugaba entonces en los Lakers, de la misma manera que se inspiró en el juego de Kobe Bryant.
Nacho Rodríguez, el manager general del Barcelona, aclaró la posición del club respecto al futuro de Rice. “Está en el mercado y tanto nosotros como sus representantes estamos buscando el mejor acuerdo para ambas partes. Incluso se está mirando el mercado chico, que está abierto. Espero que cuando acabe su participación en el Europeo el asunto esté resuelto”. Tras el entrenamiento de la selección de Montenegro preparatorio para el partido ante España, Rice respondió con media sonrisa y sin quitarse siquiera los auriculares de los oídos: “No tengo ni idea de qué haré la próxima temporada. Pensaba que no podía pasar esto, pero las cosas son como son. La última vez que hablé con el Barcelona fue cuando se acabó la temporada. Mi futuro ahora mismo es jugar el Europeo y dar lo mejor de mí mismo para Montenegro empezando contra un rival muy competitivo como España, el mejor del torneo”.
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