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Samuel Sánchez da positivo por dopaje

El control le fue realizado el 9 de agosto, fuera de competición. El ciclista debía participar en la Vuelta

Samuel Sánchez gana en la Vuelta al País Vasco en 2016.
Samuel Sánchez gana en la Vuelta al País Vasco en 2016.Javier Etxezarreta (efe)

"“Estoy a punto de retirarme. ¿Para qué me iba a meter en esto?”. Esa es la pregunta. La que se hace Samuel Sánchez, suspendido por dar positivo con GHRP-2, un liberador de la hormona del crecimiento, a dos días de la que iba a ser su última Vuelta y quizás, el final de su carrera a los 39 años, y la que se hacen los aficionados, extrañados de que a estas alturas un ciclista con pedigrí oro olímpico en 2008, vea arruinado su historial cuando la carretera ya anuncia la última salida. Esa es la pregunta. “Tengo 39 años, llevó 19 de profesional y no me lo puedo creer”, aseguró a la Agencia EFE el ciclista asturiano del BMC que ha sido sustituido a última hora por el belga Loïc Vliegen. “Ha sido una sorpresa total. Me enteré esta mañana (la del jueves) en Nimes. Me lo dijeron por teléfono y por correo electrónico y no me lo podía creer".

El positivo lo dio en una muestra tomada fuera de carrera el 9 de agosto. Su equipo, el BMC, emitió inmediatamente un comunicado anunciado la sustitución del ciclista español “en defensa de la limpieza en el ciclismo”, aunque su futuro queda a la espera del contraanálisis solicitado por el corredor que asegura no entender nada de lo sucedido. En cualquier caso, todo apunta a que la carrera de Samuel Sánchez toca a su fin de la peor manera posible y enfanga la Vuelta a dos días de su inicio en la localidad francesa de Nimes. 

La Hormona del crecimiento ha sido una de las sustancias detectadas de forma más tardía en el ciclismo, un deporte que siempre aventaja a otras disciplinas en la sospecha y la lucha contra el dopaje. De hecho, el primer caso positivo se detectó en 2011 en el alemán Patrik Sinkewitz, que anteriormente había sido sancionado por testosterona. La GHRP-2 se administra en dosis alternas y pequeñas para facilitar el máximo esfuerzo en entrenamientos intensos o jornadas exhaustivas. Su rendimiento es poco duradero y exige un tratamiento con alternancias. 

“¿Para qué me iba a meter yo en esto?”, repite Samuel Sánchez, un ciclista emblemático, el santo y seña del Euskaltel durante muchos años, del BMC después, explosivo, gran bajador y con puestos notables en el ránking del ciclismo, medalla de oro en Pekin en un final trepidante, y habitual en el Top 10 de las grandes Vueltas. Para qué se iba a meter en añadir un renglón más en la lista de ciclistas excluidos por dopaje antes comenzar la carrera (André Cardoso, en el Tour, Ruffoni y Pirazzi, en el Giro, todos con menos pedigrí que el asturiano). Esa es la pregunta. La respuesta, de momento, la ha dado la UCI excluyéndole de la Vuelta a España, la única carrera de tres semanas que iba a disputar esta temporada, lastrado por su caída en la Vuelta al País Vasco. El dopaje como sombrío final de un éxito luminoso.

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