Ona Carbonell, plata en solo libre, iguala con 20 las medallas de Mengual
El oro fue para la rusa Svetlana Kolesnichenko (96,1333), mientras que el bronce lo consiguió la ucraniana Anna Voloshyna (93,3000)
Ona Carbonell consiguió ayer su segunda plata en el mundial de natación sincronizada que se celebra en Budapest. Fue su segunda plata en solo —esta vez en la modalidad de solo libre— y todos los indicios apuntan a que será el último trofeo que conquiste España en esta competición. El equipo de sincro, tantas veces bandera de la natación nacional, ha quedado reducido a lo que coseche el virtuosismo de la nadadora de Vallvidrera, graciosísima en su interpretación del Padam Padam de Edith Piaf.
El solo llamado libre se caracteriza porque los nadadores pueden diseñar una coreografía a medida, rompiendo el corsé de las rutinas de figuras impuestas de la modalidad técnica. La rusa Svetlana Kolesnichenko no ha destacado por la composición de sus coreografías. Igualmente, se impuso ampliamente en la técnica y en la libre. Tercera nadadora del equipo de Rusia en los Juegos de Río, esta joven de 22 años subió al primer peldaño del escalafón en Budapest y no dejó lugar a dudas entre los jueces. Todos la valoraron por encima del resto con 96.133 puntos. Ona Carbonell la siguió con 95.033.
La diva de la natación sincronizada española brilla con luz propia. No necesita del equipo. De hecho, Ona Carbonell, a sus 27 años, dejó de nadar con el equipo para concentrarse en los dúos y los solos, aunque los solos no sean una modalidad olímpica y, por ello, gocen de menos prestigio entre las grandes potencias. La apoteosis de la mejor nadadora de España coincide con el declive del equipo, eliminado de los Juegos de Río en la clasificación y sexto en Budapest en la modalidad técnica.
El ejercicio de Kolesnichenko no fue especialmente notable. Su coreografía, de tono épico, con fusión de música folklórica andina y coros clásicos, presentó altibajos. Nadó el mismo tiempo en apnea (un minuto y 18 segundos) que Ona Carnonell. Solo la diferenció su estilo, su fuerza, la precisión y la potencia implicada en cada figura.
La española completó un solo más innovador y atractivo. El Padam Padam fue una gran elección y Ona Carbonbell lo adornó con su repertorio de remolinos. Pero la ejecución resultó más cadenciosa que la de su primer rival. Esto es un hecho. Tan verificable como que los jueces premian la velocidad. Incluso premian la manía y el frenesí porque suele ser rápido.
La española recibió 95.033 puntos, lo que supuso una evolución ejecutiva con respecto al solo libre del mundial de 2015, en donde obtuvo 94.900 puntos. En los Mundiales de Kazán, Ona Carbonell fue bronce, por detrás de la solista china Xuechen Huang, que se hizo con la plata con 95.700 puntos. En Budapest la retirada de China dejó la vía abierta a España para ascender una posición en el solo libre.
#Sincronizada Con esta medalla @onacarbonell sigue haciendo historia y se consolida como una de las deportistas 🇪🇸 más brillantes. ¡GRANDE! pic.twitter.com/orWLzmKiii
— COE (@COE_es) July 19, 2017
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