Los All Blacks caen tras su primera expulsión en 50 años
Los Lions remontan (21-24) e igualan las series ante Nueva Zelanda, que pierde en casa ocho años después
En esta ocasión los All Blacks no vencieron a su circunstancia. La temprana tarjeta roja a Sonny Bill Williams acabó tornándose una losa excesiva para un equipo que se defendió con mucho mérito con 14 pero que acabó pagando la factura en el tramo final. Remontaron los British & Irish Lions tras amagar con erigirse en los arquitectos de su propia derrota e igualan las series gracias a un brillante tramo final y a la bota de Owen Farrell. Es la primera derrota de Nueva Zelanda en casa desde 2009.
Con el partido aún en su fase embrionaria, Williams desató la tormenta bajo el diluvio de Wellington cargando con su hombro en la cabeza de Anthony Watson. En otros tiempos pudo ser una acción fronteriza, pero la normativa contra los placajes altos y la protección suprema por encima del cuello no dejan duda: roja. El centro se convirtió en el primer All Black en ser expulsado desde 1967 y forzó a su equipo a defenderse como gato panza arriba durante una hora. Que Nueva Zelanda acabe sin ensayos es equiparable a que un grande futbolístico no tire siquiera a puerta.
Asumieron el reto con una fortaleza admirable los neozelandeses. Cada tiro a palos era una recompensa preciada en un partido en el que los ensayos parecían un arte de ciencia ficción. Los locales recompusieron su trasera con el debutante Laumape, otro valor desequilibrante por explotar, y se echaron a campo rival como el mejor mecanismo posible de defensa. Las cargas de Retallick volvieron a ser demasiado para la delantera de los Lions, más desestabilizados en la superioridad que su rival en la inferioridad.
Las tablas al intermedio (9-9) no consolaron a los All Blacks. Salieron con fuerza los locales ante un rival que pareció capaz de destruirse a sí mismo. Los Lions ya habían acreditado imprecisiones con el balón pero cavaron hondo su agujero con sus indisciplinas: cinco penalizaciones en el primer cuarto de hora del segundo acto. Invitaciones impecables para que Beauden Barrett les ajusticiara entre palos. Aunque falló tres golpes factibles –esta vez fueron los locales quienes perdonaron– se hicieron con un colchón de 9 puntos y recuperaron durante 10 minutos la igualdad numérica tras la amarilla a Mako Vunipola, castigado por su enésima falta.
Fue entonces cuando los Lions dejaron de especular y entendieron que el plan de desgaste no bastaría para tumbar al gigante. La velocidad de manos que perseguía Gatland juntado a dos aperturas como Sexton y Farrell en la creación dio al fin resultado y los All Blacks se vieron sin efectivos para bascular. Recortó distancias Faletau, el flanker habilidoso que dejó en el suelo a Dagg y aguantó la embestida de Retallick sin irse a la banda. E Igualó el partido Murray, el medio-melé musculoso que entró en la zona de marca por su velocidad mental. Aprovechó la carga de la delantera para amagar el pase y comprometer a su par, un Perenara que se señaló inmediatamente la pechera.
Tras tanto desgaste, los All Blacks llegaban al tramo final sin beneficios. No hubo piernas ni agilidad mental en los locales, que claudicaron por un placaje en el aire de Faumuina que Farrell canjeó entre palos. Un par de patadas defensivas y los Lions celebraban arrodillados en el césped un triunfo con sabor a trofeo. El próximo sábado pelearan en Auckland por el hito de ganar a la primera potencia mundial las segundas series en más de un siglo.
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