Jorge Mendes busca sitio para Cristiano Ronaldo
El portugués no quiere volver a jugar en España y su agente estudia posibles salidas En el Madrid creen que si buscara irse lo habría comunicado y habría traído una oferta
A tres días de volver a ser reelegido presidente (no han llegado candidaturas a las oficinas del Bernabéu y hoy termina el plazo), a Florentino Pérez le ha estallado Cristiano Ronaldo. El presidente del Real Madrid se enfrenta al enésimo enfado de su jugador franquicia, al que renovó en octubre hasta 2021 con una cláusula de 1.000 millones. Cristiano no quiere volver a España ni a la Liga española porque se siente perseguido. Ni en su entorno, sin embargo, saben asegurar si a largo plazo puede haber marcha atrás en la decisión del portugués.
Por ahora, dicen, está convencido de ello (aunque no lo haya dicho públicamente) y no habrá novedades al menos hasta el final de la Copa Confederaciones, el 2 de julio. Mientras, Jorge Mendes, su agente —llamado a declarar en el marco de la investigación por un presunto fraude fiscal de Falcao—, está estudiando posibles opciones de salida para su jugador. De momento no cuenta con ninguna concreta perfilada.
En el Madrid, por otro lado, viven esta situación sin alarmarse. Están convencidos de que el tiempo calmará los enfados de Cristiano, que después de la final de Cardiff y del doblete Liga y Champions, se mostró muy ilusionado con este nuevo ciclo y con el proyecto de Zidane. El único entrenador, por cierto, que le convenció a dosificarse para llegar en forma al tramo decisivo de la temporada. En las oficinas del Bernabéu no han recibido ninguna oferta por Cristiano Ronaldo (ni por James ni por Morata) —pese a que en los medios portugueses se especula con cifras millonarias y con el interés de muchos clubes no sólo europeos—.
Tampoco han recibido ninguna llamada del jugador manifestándoles su deseo de querer marcharse. Creen que, si el portugués quisiera irse de verdad, habría llamado de forma muy discreta a la puerta con una oferta bajo el brazo.
Florentino Pérez se enteró por la prensa portuguesa de que Cristiano —en Rusia para la Copa Confederaciones— se quiere marchar de España, harto del maltrato, a su modo de ver, de la prensa española, de que los medios de comunicación, según él, le criminalicen día sí y otro también y molesto, también, por salir en todas las portadas con la camiseta de la selección portuguesa y no con la de su club.
Así lo hizo saber el delantero a sus compañeros de selección y a su entorno. Cristiano, al que la fiscalía ha denunciado por un presunto fraude a Hacienda de 14,7 millones ocultando rentas generadas en España por derechos de imagen, está molesto y cansado. Convencido de haber hecho todo según la ley, de no haber creado una estructura societaria para evadir impuestos, quiere dejar España y la Liga española porque así, según ha hecho saber, dejaría de convivir con esta situación a diario.
Está seguro de haberlo hecho todo bien y por eso no entiende que se asocie su nombre a la palabra crimen, delito y prisión y que haya juicios a todas horas. La línea defensiva de sus abogados insiste en que se trata de un problema técnico de interpretación. Cristiano se siente perseguido por el país en el que reside desde 2009, año en que fichó por el Real Madrid y en el que fue aclamado por 85.000 personas que acudieron a su presentación bajo la solana de julio.
Ninguna estrategia
No es la primera vez que el portugués amenaza con irse. Ni que asegura sentirse maltratado. Hace pocos meses, sin ir más lejos, hizo gestos de reproche al público del Bernabéu por haberle pitado. Esta vez, sin embargo, el tema es más delicado al tratarse de un posible delito castigado con una pena de uno a cinco años de prisión. La denuncia de la fiscalía es por cuatro delitos. Ninguna de las dos partes, ni el jugador ni el club, cree que el enfado del jugador responda a una estrategia para una mejora salarial.
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