Nadal no afloja: ‘ko’ a Bautista y aterrizaje en cuartos
El balear, amonestado dos veces por demorarse con el saque, vuelve a exhibirse: 6-1, 6-2 y 6-2 (en 1h 51m). Él y Carreño (4-6, 7-6, 6-7, 6-4 y 7-6 a Milos Raonic, en 4h 17m) se jugarán las semifinales
Para todos aquellos que dicen que en Francia no se le quiere a Rafael Nadal, convendría que se diesen un paseo por Roland Garros y asistiesen a una las clásicas presentaciones que hace el speaker francés. Uno a uno, va recitando cada uno de los títulos del balear en París y los decibelios se van incrementado hasta el clímax final, que coincide cuando el locutor dice el nombre del tenista. Y este domingo, en la pista Suzanne Lenglen, el sonido fue atronador.
¿Y el resto? El resto, el partido, un poco más de lo mismo. El mallorquín siguió aplicando el rodillo y aterrizó en los cuartos después de otro recital frente a Roberto Bautista: 6-1, 6-2 y 6-2 (en 1h 51m). Ahora, un cruce con Pablo Carreño por una plaza en las semifinales. El asturiano eliminó al canadiense Milos Raonic por 4-6, 7-6, 6-7, 6-4 y 8-6 (en 4h 17m), de modo que en la antepenúltima estación habrá otro pulso entre españoles .
De exhibición en exhibición va Nadal, que venía de firmar su victoria más contundente en un Grand Slam, ante Nikoloz Basilashvili, y no aflojó contra el castellonense. Lo advertía en la previa: el colegueo siempre estará ahí, pero con una red de por medio la amistad y los sentimentalismos no existen. “Esto es deporte”. Continuó aplicándose sin miramientos, al máximo, degustando cada pelota como si fuese la última, así que ocurrió lo que venía ocurriendo hasta ahora: partido de una sola dirección, monólogo, castigo. Bautista, segundo mejor tenista español, lo puso todo, pero no hay quien dé con el antídoto.
Después de celebrar su 31 cumpleaños, Nadal disfrutó e hizo disfrutar. Así que en la grada, muy cerca del palco en el que se sentaba su equipo, una aficionada emitió un largo suspiro cuando el de Manacor esprintó a por una bola imposible, angulada, cerca de besar el murete y conceder un punto a Bautista, y la devolvió. Prosiguió el juego y el resto, el punto, ya se sabe de qué lado cayó. Y, claro, Bautista se quedó con los brazos en jarra, preguntándose cómo demonios podía haber hecho Nadal eso. Otra vez más, la cancioncilla: Jeu, Nadal.
"Vas a tener que pitarme muchos 'warnings'..."
No hubo enredo, ni emoción, ni miga. No lo permitió Nadal, a quien el juez Carlos Ramos le amonestó dos veces por demorarse excesivamente con el servicio. La guerrilla de siempre, unas cuantas ya con el portugués. Doble warning: con 3-1 y 30-0 en el primer set, y con 1-2 y 15-30 en el tercero. Cabreo del balear y reproche al árbitro: "Contigo no puedo pedir la toalla y con otros sí... Vas a tener que pitarme muchos warnings durante el partido. Pítalos, porque no me vas a pitar más".
Por lo demás, Nadal a velocidad de crucero, sobrevolando París; ya en cuartos sin que nadie haya podido hasta ahora plantearle una oposición o una resistencia amenazante. No afloja, esté quien esté al otro lado. Turno el martes para Carreño, que a sus 25 años ha alcanzado la madurez tenística. 21 en el ranking, no había superado nunca la segunda ronda en París y ahora competirá en las alturas después de remontar a Raonic y cerrar un desenlace angustioso, a la séptima bola de partido.
“RAMOS TIENE MÁS FIJACIÓN CONMIGO”
Después de lograr la victoria, a Nadal se le notaba relajado, aunque había una uña que le daba guerra y se la mordisqueó varias veces. Se mostó feliz de haber dado un nuevo paso en el torneo, elogió a Carreño ("está llevando una evolución fantástica y es una buena persona, así que se lo merece") y se refirió a su desencuentro con el juez Ramos.
"¿Qué quieres que te diga? Feliz no estoy por eso. No es nada nuevo. Hay árbitros a los que les gusta meter más presión que a otros y ya está. Se acepta y punto y final", señaló en un primer momento. Luego se le cuestionó sobre la frase que le dirigió al árbitro e indicó: "Lo que pasa en la pista ahí se queda... Al final, hay gente a la que le gusta tomar más parte en el partido y a mí no me parece bien. Las reglas tienen que estar definidas. En teoría el árbitro debe esar ahí para analizar lo que está ocurriendo. Si no, que pongan un reloj en la pista...".
Hay árbitros que pitan de una manera y otros que lo hacen de otra. Ya en el pasado me ha metido muchas veces presión, ya no solo con el tiempo, sino también con coaching... Después del primer juego, que no he cogido ninguna vez la toalla, ya me ha metido presión... Es decir, ¿me vas a hacer ir con el agua al cuello durante todo el partido? Qué quieres que te diga. Es un torneo a cinco sets, en tierra, el más duro a nivel físico del año...".
"Que se entienda que si uno quiere ver buen tenis tiene que dejar respirar a los jugadores también. No pueden exigirnos que seamos máquinas y que no pensemos. Este es mi punto de vista y él evidentemente tiene otro... Lo respeto, pero qué quieres que te diga... Con tristeza te lo digo, porque no me gusta tener ningún tipo de problema, pero es un árbitro que me busca más. Tiene más fijación conmigo. Le respeto, sin duda, pero también pido que sea recíproco".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.