La Juve conquista el sexto campeonato de Italia consecutivo

Las máquinas más simples son las más resistentes. La Juventus, que hace dogma de este principio en su trayectoria secular, conquistó el campeonato italiano exhibiendo su espléndida sencillez. Le restaba sumar un punto para cocerse el sexto scudetto consecutivo en el pecho. Un caso inaudito en la historia del calcio. Lo hizo en la penúltima jornada de la Serie A imponiéndose al Crotone, que luchaba por la permanencia. Mandzukic, Dybala y Sandro hicieron los goles. Dybala, además, puso el intangible artístico. La maravilla del 2-0, verdadero broche del torneo.

Sin arriesgar un pase, dosificando los toques, calculando cada combinación, los jugadores actuaron con la mente ininterrumpidamente focalizada en la tarea. Venían de ganar la Copa el miércoles y sumaron la Liga este domingo. La celebración fue discreta ante la hinchada vociferante. Solo se prevé una moderada cena oficial a modo de cierre de los fastos. Ciertas inhibiciones son tradición de la casa. El escuadrón de Buffon no se concede apenas licencias. La sociedad al completo está pendiente de la final que disputará con el Madrid en Cardiff, el 3 de junio.

El mediodía apenas había transcurrido cuando comenzó el partido. Un sol veraniego calentaba el Juventus Stadium. La hinchada ondeaba banderas anticipando el festejo. El Crotone comenzó por retroceder prudentemente. El despliegue de la oposición invitaba a la protección. El técnico local, Massimiliano Allegri, dispuso el plan alternativo. El esquema que ha probado cuando da descanso a los más veteranos. Un 4-4-2 con Bonucci y Benatia en el centro de la defensa; Sandro y Alves en los laterales; Marchisio y Pjanic en el medio; Dybala entre líneas; Cuadrado y Mandzukic corriendo las bandas como dos maratonianos en amos sentidos; y arriba Higuaín.

Bonucci movió la pelota sin obstáculos ante el repliegue del Crotone. Había espacios para salir jugando pero el central, haciendo alarde de seguridad, canalizó los avances por los costados. Sobre todo por la derecha, en donde Alves es el primer punto de apoyo. El lateral brasileño es un recurso primoroso en esta dinámica de la simplicidad. La ley juventina así lo refiere: cuanto menos elaboren los volantes, menos se desorganizará la defensa, cuanto menos desorden, mejores resultados. Pjanic y Dybala apenas intervinieron en la primera media hora y solo lo hicieron para dar el penúltimo toque. No hizo falta más. A los 12 minutos Alves jugó con Cuadrado y el colombiano centró desde la derecha. Higuaín no llegó al primer palo. Mandzukic sí llegó al segundo. Anticipándose a Rosi, el croata metió el 1-0.

Dybala recibe un curioso apodo en Turín. Le llaman La Joya, en español. Es el diamante engarzado en el motor diesel Perkins. Solo aparece cuando su equipo entra en campo contrario con el balón controlado. Entonces sí la tocan. La toca Pjanic, la toca Alves, se une Sandro, surge Cuadrado, inventa Marchisio, y Dybala pone su rayo de luz. Esta vez, fue a balón parado. Aprovechando una falta sobre Cuadrado, desde el pico izquierdo del área, armó su pierna zurda y ejecutó un lanzamiento purísimo. El golpeo preciso, la fuerza justa, el efecto de subida y bajada, y el gol por la escuadra. El portero, Alex Cordaz, solo pudo ver pasar el balón.

El gol de Dybala cerró el partido. La segunda parte fue un largo trámite de cánticos, oficio y control. Alex Sandro metió un cabezazo a la salida de un córner lanzado por Dybala y el marcador destacó el 3-0. La Juve sumaba 51 partidos sin perder en su campo. No perdía desde el 23 de agosto de 2015, en Serie A contra Udinese. Este domingo, solo necesitaba prolongar la racha. Ahora suma 52 partidos sin conocer la derrota en Turín, ha conquistado su sexto título liguero consecutivo, y el récord anima a la esperanza.

La Juve se abre camino en solitario en un fútbol italiano que sale a duras penas de la crisis financiera. De paso, se afirma en su convicción de ganar la Champions dentro de dos semanas.