Zverev se licencia en Roma
El alemán, con formas de número uno, derrota en la final del Foro Itálico al serbio (6-4 y 6-3, en 1h 21m) y alza su primer gran título con 20 años. Es el ganador más joven de un Masters 1000 desde Nole (2007)
¿Nervios? ¿Quién dijo nervios? Nadie diría que Alexander Zverev, Sascha, el jovenzuelo patilargo y rubio que ha desembarcado en la élite del tenis con el objetivo de comerse el mundo, jugaba este domingo su primera final de un Masters 1000. Era la primera y, por lo tanto, su primera oportunidad de dar con un gran título, de obtener el graduado. Enfrente, la enorme silueta ganadora de Novak Djokovic y como marco, la central del Foro Itálico de Roma. Una gran montaña por delante, vaya. Venía el serbio además de una reconfortante victoria frente a Dominic Thiem, en una versión a priori mucho más reconocible, más propia, pero Nole volvió a las andadas y tuvo una de esas tardes feas y trabadas. En consecuencia, caída del número dos (6-4 y 6-3, en 1h 21m) y primer gran logro para el chico que está llamado a hollar la cima más tarde o más temprano.
Se habla desde hace tiempo de él, en clave de futuro sobre todo, pero el alemán ya es toda una realidad. El futuro, cuentan los entendidos, le pertenece, pero a este paso una buena cuota del presente también, porque así lo expresan sus formas, su juego y ahora también los resultados. A partir de este lunes ya aparecerá entre los 10 mejores del ranking mundial y desembarcará en Roland Garros con tres títulos bajo el brazo, es decir, con los mismos que han sumado esta temporada Roger Federer y Rafael Nadal. Había ganado Zverev uno el año pasado, en la lejana San Petersburgo, y este curso ha seguido dando pistas con los de Montpellier y Múnich. Ninguno, en cualquier caso, tan importante como el de Roma, el primero de categoría Masters 1000 para él.
Demanda el tenis desde hace años nuevos vientos, nuevos rostros y estilos que den carpetazo al oligopolio del Big Four y amplíen el abanico, y esta semana han llegado excelentes noticias desde el torneo romano. Thiem derrotó a Nadal en los cuartos y Zverev batió a Djokovic y se adjudicó el trofeo, lo que invita a pensar que a corto plazo pueda haber cambios de estatus o cuando menos mayor variedad a la hora de recoger los galardones. Esta vez, Sascha lo recogió de manos del histórico Rod Laver (78 años) y con los elogios de Nole, precisamente el último jugador (2007, Miami) que conquistó un Masters 1000 con la misma precocidad que Zverev, un excepcional talento de 86 kilos y 198 centímetros.
Se convirtió así en el primer tenista nacido en los noventa que gana un título tan importante. Y lo hizo además a lo grande, con un aplomo y un saber estar en la pista impresionante. Lo tiene todo Zverev: servicio, derecha, revés a dos manos y un dominio espacial asombroso. Sabe que está predestinado a ser el rey del circuito y lo asume con toda naturalidad, quemando etapas y rubricando triunfos de alcurnia como este último contra Djokovic, quien, dicho sea de paso, volvió a ofrecer su cara más decepcionante. Le costó un mundo engancharse al partido y finalizó con 27 errores no forzados, cuando en su buena época no superaba prácticamente nunca los 10. Tampoco consiguió fabricarse una sola opción de break, cometió dobles faltas (3) en instantes decisivos y se mostró de nuevo excitado y enfadado con el mundo.
Así es el presente del serbio, dicotómico y desconcertante, porque él mismo decía estos días que sentía que sus penurias estaban acabándose, que se ve mejor y que aterrizará en París con suficientes garantías. No parece, sin embargo, que el de Belgrado vaya a competir en Roland Garros estando a punto. Este domingo, Zverev pasó por encima de él. Se impuso el alemán en los peloteos y selló con una frialdad a prueba de bombas. Rompió el saque de su rival nada más abrir el encuentro y en el segundo parcial demarró al tercer juego para dispararse directamente hacia la victoria. Inmenso jugador el de Hamburgo, cuyo nombre sonará mucho a corto, medio y largo plazo.
Recuerden: Alexander Sascha Zverev. El futuro ya es presente.
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