El Giro examina al nuevo Nairo contrarrelojista
Mikel Landa decide seguir en carrera pese a la lesión que le provocó la caída del Blockhaus
Terminada la ascensión al Blockhaus, y una vez confirmado que es el faro encendido del Giro, Nairo Quintana se subió al autobús del Movistar para recorrer los más de 280 kilómetros que le separaban de Foligno, donde durmió el domingo, donde hoy, martes, parte la contrarreloj que debe producir una nueva imagen de la carrera. Mientras él y todos los equipos viajaban, todos los especialistas de ciclismo decían lo mismo: qué grande el gran Tom Dumoulin, que solo perdió medio minuto con el mejor escalador del mundo. Él es el mejor contrarrelojista del mundo, como demostró en el Tour: en la contrarreloj le birlará la maglia rosa al colombiano, y con bastante diferencia.
“No, no”, respondió Nairo la mañana siguiente. “Quisiera conservarla, pero… espero no perder tanto tiempo. Pero Tom es muy rápido y un especialista...” El plan es perderla por tan poco tiempo, menos de minuto y medio, que le permita recuperarla si es posible, el sábado en la subida a Oropa.
Y podría haber añadido que ni él ni el holandés poderoso son los mismos que hace unos meses. Tienen nuevos seres.
El nuevo Nairo y el nuevo Dumoulin se juegan la maglia rosa provisional el martes en 39,8 kilómetros de cuestas y viñedos cerca de Asís, donde Francisco. El nuevo Nairo, que sale de rosa, es el ciclista menudo que ha conseguido mejorar su rendimiento contrarreloj con disciplina y entrenamiento; el nuevo Dumoulin, de blanco y negro su maillot Sunweb, es el ciclista pesado y tenaz que ha mejorado su rendimiento en la montaña con dieta y menos kilos. En el Blockhaus tuvo la mejor actuación de su vida en un gran puerto de montaña. Los últimos cinco kilómetros los hizo prácticamente en el mismo tiempo que el colombiano. Según datos del organizador, para vencer la ley de la gravedad con sus 70 kilos a tal velocidad necesitó mover 441 vatios, 73 más que Nairo, 15 kilos más ligero. En el llano, donde el valor absoluto manda, y la aerodinámica, tal diferencia de potencia, ligada al peso, le da ventaja al mariposa de Maastricht y sus 186 centímetros.
“Pero yo estoy intrigado por saber si su mejora en montaña gracias a la pérdida de peso le restará velocidad en el llano”, dice José Luis Arrieta, el director del Movistar. La última vez que se cruzaron en una contrarreloj, los 10 kilómetros llanísimos de la Tirreno, Dumoulin le sacó 18s al nuevo Nairo, capaz de una media de 50 por hora. Multiplicados por cuatro, en la contrarreloj del Giro serían 72s.
En la comarca del Sagrantino, el vino tinto de Umbria, el Giro también examinará a Vincenzo Nibali, la esperanza italiana. La contrarreloj deberá confirmar si el minuto que perdió en el Blockhaus con Nairo fue fruto de una crisis pasajera o un reflejo de su capacidad real.
Landa sigue
La maldición del Sky en el Giro que otros años había convertido en catástrofe los asaltos de Bradley Wiggins, Richie Porte y Mikel Landa, acabó el domingo antes del Blockhaus con las esperanzas de su nuevo líder, Geraint Thomas, y, de nuevo, las de Landa, que perdió 27m.
Después de sopesar todas las alternativas el lunes de descanso, el ciclista alavés ha decidido seguir. Espera que la lesión en el músculo vasto lateral de su muslo izquierdo que le produjo la caída provocada por la moto policial antes del Blockhaus sane con el tiempo y poder brillar la última semana, la más espectacular. Según sus próximos, el gran escalador Landa se encuentra tan bien de forma que está seguro de ser protagonista los días del Stelvio, Mortirolo, Piancavallo y Monte Grappa. En la contrarreloj se conformará con no llegar fuera de control. El miércoles la etapa también será complicada, pero no así las de jueves y viernes. El sábado será la llegada en alto al santuario de Oropa.
En su mejor Giro, el de 2015, Landa sometió a Contador en la montaña y ganó dos etapas dolomíticas, la de Madonna di Campiglio y la del Mortirolo. Después de probarse con una aceleración fulgurante camino de Peschici, el sábado había advertido a su gente de que se encontraba tan bien como entonces. Por eso supuso tal frustración la caída que se produjo cuando el holandés del Sunweb Wilco Kelderman se enganchó con la moto de un policía de tráfico detenido en la cuneta. El policía dejaba pasar al grupo principal y esperaba la llegada de un segundo grupo al cual acompañar y abrir paso. El embudo que causó coincidió con uno de los momentos más nerviosos de la jornada, cuando el Movistar, en cabeza, tensaba la carrera y los demás equipos con corredores importantes subían a cabeza para colocarse bien. Ningún líder quiere subir si no es acompañado por sus ocho compañeros y en la estrechez de la cabeza todos los equipos se pelean por no ceder ni un milímetro la posición que han ganado. En esas estaban cuando Kelderman, que no cabía ya en la carretera, se dio con la moto. " “Pienso que no cabemos todos. Queremos pasar todos y no se puede. Esto pasa por nosotros y no por la moto”, dijo en la cima del Blockhaus.
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