El Celta cae de pie en Old Trafford ante el Manchester United
El equipo gallego se queda a un paso de la remontada ante un gigante europeo al que superó. Los de Mourinho jugarán la final contra el Ajax
Con un gol en contra digerido a lo largo de una semana, ni la mística de Old Trafford puede ser disculpa para ser tímido. El Celta no lo fue. Cayó con sus armas, con la pelota en campo contrario, su presión alta y su vibrante esfuerzo colectivo en esas persecuciones individuales que tanto le dan y, en alguna ocasión, también le quitan. Empató en casa del Manchester United, que no pudo calcar el partido de Balaídos. Entendió, eso sí, los ritmos que debía imprimir, pero también debió trabajarse el triunfo en la eliminatoria y se le pudo escapar en la acción final. Supo que iba a ser así desde que al tercer minuto Iago Aspas ya había desbordado en dos ocasiones a Darmian para explorar la línea de fondo, desde que entendió que el músculo no le valía para ganar las disputas, que eran del Celta. Había determinación y empeño en los chicos de Berizzo, no les bastó para derrotar a un gigante, pero sí para dejar para el recuerdo una inolvidable campaña en su regreso al continente. El techo del equipo ha quedado atrás y se sitúa ahora en las semifinales, la misma estancia alcanzada en la Copa del Rey. Se le resiste al equipo de Vigo ese título que busca para sus yermas vitrinas. Tampoco está claro si, en su modestia, cabe demandárselo.
El caso es que el Celta compite al nivel de rivales que disponen de muchísimos más medios económicos. Y les lleva al límite. El Manchester comenzó desprolijo en el manejo, fallón, incapaz de juntar pases. Pero en cuanto logró ajustarse consiguió bajar con el balón en los pies el ritmo de un partido que el Celta quería llevar al ida y vuelta. En cuanto el equipo de Berizzo tuvo que perseguir empezó a pasarlo mal y comenzó a orientarse el United, que encontró el gol en una acción que de tan precisa pareció preparada: Rashford abandonó la posición de nueve para transitar hacia las de interior y desde allí colocar un balón diagonal hacia el segundo palo, una suerte de puerta atrás para un especialista como Fellaini, que cabeceó a la red tras dejara atrás a su marcador Hernández, sin ayudas.
El Ajax espera al equipo de Mourinho en la final del día 24 en Estocolmo
El Ajax regresa 21 años a una final europea. Se enfrentará al Manchester United el día 24 en Estocolmo tras pasar un calvario para sostener el 4-1 de la ida en Lyon. Allí le exigió el Olympique hasta el final después de que Kasper Dolberg adelantase a los holandeses mediada la primera parte.
Pero en los dos últimos minutos antes del descanso llegaron sendos goles de Lacazette y Ghezzal abrió la puertas de la prórroga con un tanto a diez minutos del final. Resistió el Ajax, con un equipo jovencísimo que ha ido a más tras quedar apeado por el Rostov en la previa de la Liga de Campeones.
Con el gol volvió a cambiar el ritmo el Manchester. Se hizo vertical, lanzado por Mkhitaryan, especialmente virtuoso. Palideció el Celta, pero supo sufrir y retomar el pulso para regresar donde había empezado, siempre alentado por una hinchada que no dejó de hacerse escuchar entre la inmensidad de Old Trafford. Le empujó al Celta el deseo del intrépido, la gambeta de Pione Sisto, un encarador que no dejó de crear problemas desde su ubicación en la izquierda frente a Valencia, un lateral que no sobresale por su rigor defensivo.
El Celta volvió al partido antes del descanso, pero no dejaba de morir al borde del área, codicioso en la creación, pero no tanto en la definición. Topó con un rival encantado de acomodarse atrás en su fortaleza física, así que Berizzo buscó sus propias soluciones, las de la continuidad en la combinación y el último pase. Al descanso retiró a Wass, que había tenido una buena oportunidad para empatar con un testarazo, en beneficio de Jozabed, un socio para Aspas, que con el paso de los minutos transitó hacia posiciones más centradas, liberado de la amplitud que le había pedido Berizzo. Arriesgó el Celta y entonces sí, mediada la segunda parte, el Manchester United aceptó el envite y se subió a un tren de alta velocidad. Sergio Álvarez negó al estelar Rashford en un mano a mano, también a Fellaini en un remate al palo corto. Para entonces Radoja ya había dejado también el campo para llamar a Bongonda, un extremo. Con múltiples opciones en el área rival, Guidetti tuvo el empate a poco más de un cuarto de hora del final. Apretó el Celta sin perder la fe hasta que en el enésimo intento por alto Roncaglia remató a la red con seis minutos por delante. Casi de inmediato se armó un tumulto, se paró el partido en una monumental tangana que acabó con Bailly y Roncaglia, que no pareció hacer nada especialmente punible, en la caseta y seis minutos de prolongación tras el noventa.
"Hemos sufrido porque el Celta fue mejor", resumió Jose Mourinho, técnico del Manchester United
A un gol de la final, el Celta se volvió a topar con el oficio del rival, que volvió a parar el partido tal y como hizo en Balaídos. El equipo más rico del mundo se fue al córner a aguantar la pelota, la mandó a la grada, se acalambró. Negó el fútbol antes de que el Celta tuviera el triunfo en el último segundo, pero Beauvue no acertó. Tampoco Guidetti. Cayó con todo el Celta, cayó de pie. El United nunca ha perdido una eliminatoria continental a doble partido tras ganar en la ida a domicilio, había ganado todos su partidos en Old Trafford en la presente Europa League. Jamás han perdido un partido europeo en casa por más de un gol. Busca, además, un trofeo que nunca ha alzado y que precisa en su desesperación por jugar la próxima Champions League. El Celta con un humilde piolet quiso escalar un ochomil, otro más. Y se quedó a un paso de la cumbre. "Hemos sufrido porque el Celta fue mejor", resumió Jose Mourinho al final.
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