Formar docentes en ajedrez educativo (I)
Tras diplomar a 12.000 maestros en México, la Fundación Kaspárov emprende una gira por España
Contribuir a la buena educación de millones de niños a través del ajedrez es la meta principal de la Fundación Kaspárov Iberoamérica. Para ello es imprescindible instruir masivamente y con calidad a docentes y monitores. Los diplomados en México ya son más de 12.000 desde 2014, y en porfía de lograr algo similar en España se realizará una gira por 15 ciudades entre el 12 de mayo y el 4 de junio, impartiendo seminarios de ocho horas, seguidos de un curso por Internet. EL PAÍS es uno de los patrocinadores.
Todo nació de una rocosa idea que Gari Kaspárov no deja de repetir: “El futuro del ajedrez deportivo depende en gran parte del éxito del ajedrez educativo”. El mensaje prendió con fuerza en el promotor cultural mexicano Hiquíngari Carranza, quien reclutó para la causa al gran maestro Miguel Illescas, octacampeón de España y muy implicado en la vertiente pedagógica del ajedrez, y también al autor de estas líneas, cuyas conferencias ya versaban entonces, en 2014, con mucha frecuencia sobre las exitosas aplicaciones educativas, sociales y terapéuticas del ajedrez. El lanzamiento, con la presencia de Kaspárov, se celebró en el Museo Soumaya de México, en marzo de ese año.
Para entonces yo sabía que buena parte de los mayores expertos del mundo en ajedrez educativo eran de habla hispana. Había visitado en Bogotá a Adriana Salazar, quien, tras retirarse de la competición (nueve veces campeona de Colombia entre 1981 y 1996) decidió aplicar al ajedrez las revolucionarias teorías de la Universidad de Harvard sobre educación innovadora. Ver cómo Adriana y su equipo emplean el ajedrez de manera muy divertida para transmitir valores y desarrollar la inteligencia de niños de tres a cinco años es emocionante e inolvidable.
Sentí algo muy parecido cuando vi cómo Esteban Jaureguizar trabajaba en Montevideo con niños de dos años, y cómo dirigía desde el Ministerio de Educación el programa “Ajedrez para la Convivencia”, patrocinado por el Gobierno de Uruguay. Y la impresión de que la mayoría de los grandes sabios en la materia hablan español se reforzó cuando comprobé que Juan Luis Jaureguiberry, Alejandro Oliva, Marina Rizzo y Erni Vogel, entre otros, llevaban años haciendo un trabajo maravilloso en Argentina, al igual que Juan Blanco en Venezuela, o César Monrroy en el colegio Valenzuela de Bogotá, o los hermanos Ferriz en México.
Desde años atrás, varios españoles habían hecho aportaciones muy valiosas. Lorena García fue uno de los tres psicólogos de la Universidad de La Laguna (Tenerife) que firmaron el primer estudio científico en el que se demuestra que el ajedrez también puede desarrollar mucho la inteligencia emocional, y no sólo la cognitiva. Juan Antonio Montero, presidente del club Mágic de Mérida, lidera el proyecto que ha convertido a Extremadura en la principal referencia mundial de aplicaciones sociales y terapéuticas del ajedrez (personas mayores, cárceles y reformatorios, rehabilitación de drogadictos, etc). Joaquín Fernández Amigo recibió un sobresaliente cum laude del tribunal de la Universidad Autónoma de Barcelona por su tesis doctoral sobre el empleo del ajedrez en clase de matemáticas. Marta Amigó, coordinadora del proyecto que ha introducido el ajedrez en horario lectivo en más de 300 colegios catalanes, explica muy bien cómo utilizarlo de manera interdisciplinar (por ejemplo, en clase de Historia). Carlos Martínez, que además es el psicólogo de la Federación Española de Ajedrez (FEDA), lo hace en clase de Lengua. Daniel Escobar, quien se encarga del ajedrez educativo en la FEDA junto a Pep Suárez, lo imparte desde hace lustros en el prestigioso colegio El Altillo, de Jerez de la Frontera (Cádiz).
Con todos ellos formamos un grupo de ponentes con el que he vivido algunas de las experiencias más gratificantes de mi vida, sobre todo en México, y también en Panamá. El enorme cariño que recibíamos por doquier en muchos estados del país azteca se iba mezclando con nuestra enorme pasión por lo que hacíamos. Y como nuestro gran éxito inicial exigía refuerzos urgentes, incorporamos a ponentes que algunos de nosotros habíamos formado en congresos anteriores a la creación de la Fundación Kaspárov; especialmente en los de los colegios Gredos-San Diego de Madrid. Entre los nuevos fichajes pronto brilló con luz propia el malagueño Manuel Azuaga, periodista, docente y organizador de gran calidad. Esos refuerzos nos permitieron un primer aterrizaje en España (Madrid y Barcelona) en 2016, que ahora vamos a ampliar en un total de quince ciudades.
No todo es de color de rosa, y no me refiero a las incomodidades o imprevistos en giras de miles de kilómetros muy apretadas de tiempo, sino a los prejuicios y tabúes falsos sobre el ajedrez educativo, que frenan a muchos docentes y monitores a la hora de matricularse en nuestros seminarios y cursos. Eso sí, el índice de satisfacción de quienes dan el paso es altísimo (yo diría que más del 90%). Qué hacemos en el escenario para lograrlo es lo que contaré en la próxima entrega de esta serie.
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