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Kodro: “Solo por la llamada de Cruyff valió la pena jugar al fútbol”

El exdelantero del Barça, que se ganó un nombre en la Real, prolonga su apellido en la Liga con su hijo Kenan, ariete de Osasuna

Jordi Quixano
Kodro, el año pasado con los veteranos del Barça.
Kodro, el año pasado con los veteranos del Barça.Héctor Vivas (Getty)

Cuando ve a su hijo por la tele, a veces trata de rematar esa pelota que se le escapa por poco o incluso se perfila como si fuera a chutar. “En ocasiones me gustaría estar en el campo para ayudar. ¡Me pongo más nervioso cuando juega él que cuando lo hacía yo!”, revela Meho Kodro (Mostar, Bosnia-Hercegovina; 50 años), exdelantero del Barça de Cruyff y padre de Kenan, ariete de Osasuna. Esta tarde, ambos equipos se miden en el Camp Nou (19.30 beIN LaLiga) y Meho tiene claro que antes que los sentimientos va la familia.

Pregunta. Llegó a España, a la Real, cuando estaba a punto de desatarse la guerra civil yugoslava. ¿Cómo se puede vivir sabiendo que en su casa hay bombas?

Respuesta. Es muy difícil de explicar para mí y comprenderlo para los demás. Sales de casa, dejas toda la familia, 25 años de vida, y piensas que todo eso podría desaparecer en cualquier momento.

P. ¿Le afectó como futbolista?

R. Es una guerra y de un día para otro pasé de tener todo a no tenerlo. Así que claro que me afectó, pero siempre traté de luchar contra la pena y la tristeza… Y en la Real encontré un sitio adecuado para desarrollar lo que tenía en lo futbolístico y eso suavizó los problemas de casa. Salió bien.

El futbolista está más preparado que hace 20 años para comprender el juego

P. Tanto que le llamó Cruyff para ficharle, ¿no?

R. Sí. Había marcado 25 goles con la Real y me telefoneó a falta de un mes para acabar la temporada. Me dijo que contaba conmigo para su nuevo proyecto. Fueron dos minutos, nada más. Pero cuando colgué, me giré y le dije a mi mujer: 'Por esta llamada ha merecido la pena jugar al fútbol'. Y así es. Es que por Johan empecé a seguir el fútbol; se convirtió en mi ídolo tras el Mundial del 74.

P. ¿Cómo era Johan?

R. Muy exigente. Daba mucha importancia a la posición y a los movimientos tácticos, a la técnica, la velocidad y el sentido del juego. Insistía mucho en esos ejercicios porque decía que un buen posicionamiento era la mejor forma de empezar la jugada. Pero no era fácil adaptarse si no conocías ese fútbol. Y en la Real jugábamos a otra cosa totalmente distinta.

P. ¿Es un poco lo que le sucede a Alcácer, por ejemplo?

R. Hoy en día no hay tanta diferencia como antes porque ahora hay muchos equipos que juegan a través de la posesión. El futbolista está mucho más preparado que hace 20 años para comprender el juego. Y en su época, el Barça era el pionero en este tipo de fútbol.

P. ¿Cuando se marchó Cruyff, ya no tenía sitio en el club?

R. Habían traído a Ronaldo y me dijeron que no iba a tener protagonismo y que no estaría mal que pensara en una salida. Lo comprendí y, como no quería estar en el banquillo porque tenía 29 años y porque me gustaba el fútbol desde dentro, me fui.

Johan decía que un buen posicionamiento era la mejor forma de empezar la jugada

P. ¿Se quedó con un sabor amargo porque no se vio al Kodro de la Real?

R. Desde hace tiempo no me dejo llevar por los resultados en la vida. Fue una gran experiencia estar con Johan Cruyff y ver su forma de trabajar, la cual, inevitablemente, comparto ahora en mis equipos. Me abrió los ojos y estoy agradecido.

P. Lo que nadie le quitará son los dos goles que marcó en un clásico, ¿verdad?

R. En esta vida nadie te da ni te quita nada. Ni lo bueno ni lo malo. La cuestión es saber cómo lo aceptamos. Pero esos goles son sensaciones positivas y a veces me acuerdo de ello.

P. Ahora, el que busca ganarse su nombre es su hijo Kenan. ¿Qué le parece como jugador?

R. Hablar de él me resulta complicado porque cualquier cosa que diga es subjetiva. Pero sí que es obvio que ha mejorado mucho en los últimos dos o tres años, y que tiene todavía bastante margen de mejora. También tiene una buena interpretación del juego. Le queda recorrido.

P. ¿Se comparan el uno con el otro?

R. No, nunca. Intento no meterme en lo suyo. Ya lo tuve un año como entrenador en las inferiores de la Real Sociedad y fue un curso complicado. Creo que incluso más para él que para mí. Ahora me preocupa más tener temas en común que corregirle. Pero si me pregunta consejos, se los doy. Aunque intento que lo haga todo él solo y veo que funciona porque es maduro, profesional y responsable.

P. ¿Y qué consejos le da?

R. Hace un tiempo le dije que defina cómo quiere ser. Una vez hecho, se pueden desarrollar mejor las cualidades. Y está en buena línea.

A Kenan le dije que disfrutara ante el Barça porque es una experiencia única

P. ¿Han hablado sobre el Barcelona?

R. Sí, el otro día. Le dije que jugar contra el Barcelona significa salir a disfrutar porque es una experiencia casi única. Lo normal sería que el Barça ganase, y más después del partido contra el Madrid. Así que no sé qué posibilidades tendrá Kenan de hacer algo. Pero si hay un 1%, pues hay que intentarlo hacerlo bien.

P. ¿Pero va con el Barça o con Osasuna?

R. Con Osasuna, sin ninguna duda. Al Barcelona le tengo muchísimo cariño, pero cuando un hijo está de por medio…

P. ¿Es positivo o negativo tener un padre futbolista?

R. Por un lado te ayuda y te abre puertas, pero por el otro hay cosas que te pesan más. Pero yo estoy muy orgulloso de él como jugador y como persona.

P. ¿Tienen el mismo gusto futbolístico?

R. ¡Hombre! Soy su padre y eso se pega.

P. ¿Su buen momento —llega al partido tras hacerle dos goles al Sporting— contrasta con el de Osasuna?

R. Él siempre ha estado muy a gusto en Pamplona y muy agradecido al club. Le da mucha pena lo que le pasa al equipo y todavía se pueden salvar matemáticamente.

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