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El Eibar quiere el pasaporte

El modesto cuadro vasco llega a puestos europeos tras superar sin mayores apuros a un Celta que guardó a sus mejores hombres para enfrentarse al reto de la competición continental el próximo jueves

Dani García, centrocampista el Eibar, derriba a Pione Sisto.
Dani García, centrocampista el Eibar, derriba a Pione Sisto.Salvador Sas (EFE)

Al solete dominical de Balaídos el Eibar brilló para explicar al mundo que quiere ser europeo. Ese es su mérito y también el que desvaloriza las prestaciones de tantos equipos que dejan por debajo pese a que dispone de muchos más medios. El Eibar ha llegado a la cota de los 50 puntos con siete jornadas por disputar y disfruta del punto en el que anhelan estar muchos de los equipos que le ven desde atrás y disponen de más medios económicos. Llegó a esa cima porque supo estar donde debía en plena siesta celeste, le jugó con oficio y solidez y le superó sin alardes, pero también sin apuros. El Celta se limitó a cumplir el expediente con una alineación alternativa y la idea de que su objetivo no está en el campeonato liguero sino en el desafío continental, que pasa por superar al Genk en la Europa League con el primer partido fijado para el próximo jueves.

El Eibar ganó y seguramente lo hizo porque era quien tenía más puesto el foco en lo que se sustanciaba sobre el césped de Balaídos. Todo lo que rodeaba al partido ayudaba a que el Celta se despistase, el inminente desafío europeo, las discusiones sobre la continuidad del equipo en el estadio vigués, la decisión de Berizzo de guardar a bastantes de los hombres que marcan diferencias para su equipo. Ante una afición despistada, en un ambiente gélido a pesar de la solana, como si el pan y mantequilla liguero no alimentase, el Celta se dejó llevar ante un rival sin dudas. Ese es el mérito del Eibar: se llevó los puntos casi de manera funcionarial, aplicó la base de su fundamento y le llegó para llevarse los puntos sin mayores alardes para situarse en el punto más elevado de su temporada. Sexto, en puesto europeo a la espera del partido de la Real Sociedad con el Sporting este lunes, con un calendario amable para hacer historia y un duelo clave en Ipurua dentro de dos semanas contra el Athletic, el Eibar demuestra que nada es imposible si el fútbol se toma con un ordenado ejercicio.

El triunfo se decantó sin ambages. El Celta ni le tosió al Eibar, se vio en desventaja antes de llegar al cuarto de hora y ni argumentos tuvo para revolverse ante el castigo. Por el camino Berizzo perdió a Rossi, que se marchó lesionado con la mirada en una de sus rodillas y llevó el lamento a todos los que contemplaban el partido porque su historial invita a ello. Nada de lo que mostró el Celta le hizo reconocible, sin capacidad para dañar a un Eibar mandón que encontró ventaja en una de las jugadas más viejas del mundo, ese clásico en el que el central coloca la pelota en la cabeza de un delantero en la frontal opuesta, la pelota baja y el otro punta remata. Pecó ahí Fontàs por acudir a una ayuda a destiempo y dejar solo a Kike García para adelantar al Eibar.

Bebé controla el balón durante el partido contra el Celta.
Bebé controla el balón durante el partido contra el Celta.Salvador Sas (EFE)

La grada recibió la desventaja con cierta indiferencia. En la bancada se esperaba un plebiscito y hubo cierta tibieza ante las noticias que parten desde los despachos. “Mouriño, atende, Balaídos non se vende”, corearon algunos críticos con el órdago del presidente del Celta al ayuntamiento vigués. La división de opiniones se ha instalado en el celtismo y quizás no sea la mejor noticia para un equipo que ha sufrido tanto y se había instalado en una cierta bonanza deportiva. En medio de todo el cisma el Eibar fue a lo suyo. Bebé exigió a Sergio Álvarez tras fulimante remate después de un saque de banda. Ese es el Eibar, un martillo. Al inicio de la segunda parte volvió a marcar por medio de Pedro León tras llegada del lateral Luna y el Celta sintió que la sieste devenía en bofetón. Reaccionó con un disparo de Jozabed al larguero, con la decisión de Berizzo de sustituir al irrelevante Señé por Iago Aspas.

Hubo un rearme en las ilusiones y las propuestas. El simpar delantero de Moaña envió un libre directo al larguero, lo oteó poco antes en un remate y mostró que en sus botas está buena parte de la médula de este meritorio Celta. Cada partido que pasa sin su presencia, cada vez que se apunta a resolver un problema, se hace más evidente su peso en el equipo. Su ausencia en el once acaba no solo por dar ventaja al rival sino por operar como narcótico para el juego de un equipo que se supone coral. Hay un Celta, y una vez más se evidenció, con Iago Aspas en el campo y otro con él al otro lado de la línea de cal. En cuanto llegó al partido le dio la vuelta, quedó la impresión de que hubiera sido otro no solo con él sino con otros ausentes como Wass, Guidetti, Hugo Mallo, Cabral, Jonny o Hernández, guardados por Berizzo. Con ellos seguramente el partido hubiese sido otro, pero el fútbol es el momento y el lugar y el Eibar está donde debe estar.

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