El Baskonia se pasea por Alemania

Los partidos se ganan al final, pero también se resuelven al principio. Para marcar diferencias entre la necesidad de ganar del Baskonia y la única necesidad del Brose de competir, ya fuera de los play-off, el primer cuarto midió la intensidad de ambos equipos: electricidad del Baskonia, velatorio del Brose. Conclusión: 17 puntos de ventaja para el conjunto vitoriano, cuando el equipo alemán no había roto a sudar. Se heló el Brose tanto como su público que animaba (es un decir) con un ritmo cansino, monocorde. Dos triples consecutivos de Larkin, para empezar, marcaron el territorio del que ya nunca se salió el Baskonia. Navegó con distancias de seguridad, nunca inferiores a los 11 puntos, y vivió cómodamente un partido que cada vez estaba más destinado a un tramite de 40 minutos.

Dominó el lanzamiento con elevados porcentajes de acierto y dominó el rebote de una forma abrumadora con un Shengelia enorme que hizo de los aros un balcón del que colgarse y recoger todo cuando caía. Imposible perder en tales circunstancias: solo quedaba disponer de la ventaja, elegir la distancia y disfrutar de un partido apacible que le acerca mucho más a los play-off. Ahí surgió la mejor versión de Budinger, habitualmente tímido en el juego, solidario siempre pero con poca determinación para aceptar su rol. Ahora da la impresión de haber concluido su máster en baloncesto europeo y empieza a hablar el mismo lenguaje de sus compañeros. Acertado en los triples, jugando también al bote, capturando rebotes, se fue convirtiendo en la mejor noticia del Baskonia, más allá de la victoria necesaria pero tan madrugadora resultó que las miradas se pusieron en los jugadores más que en el marcador.

Solo McNeal y Thais parecieron querer rescatar al Brose de la monotonía, imponiéndose en el segundo y el tercer cuarto. Pero la losa del primero era imposible de levantar. El cuarto, sobró. El conjunto alemán bajó los brazos y los diez minutos fueron un divertimento para el Baskonia que acabó venciendo por 71-96. El único interés estuvo en la charla final del técnico Trinchieri con Sito Alonso, que pareció una recriminación por algún factor que le disgustó del Baskonia. Solo en eso se pareció el Brose a sí mismo, en la excentricidad del técnico italiano.