Cristiano Ronaldo y la fórmula mixta
Antes del cambio del delantero portugués en San Mamés, el Madrid conjugó la línea de cuatro medios con la BBC
Cristiano Ronaldo se retiró de San Mamés entre silbidos. Después de comprobar que todavía quedaban 10 minutos para el final de un partido que no estaba cerrado, su mosqueo fue en aumento. Tras chocar las manos con Isco, Zidane le recibió con el brazo extendido pero sus ojos nunca se encontraron. Básicamente porque el portugués no quiso verle. Tras preguntar algo al banquillo se sentó junto a Modric, otra rara avis del banco, que tampoco sabía muy bien qué hacía allí.
Era la cuarta vez esta temporada que Zidane sustituía a Cristiano —lo hizo también ante Osasuna, Las Palmas y Atlético—, y lo justificó asegurando que “puede salir de vez en cuando y ya está”. Pero a pesar de que tras perderse los tres primeros partidos oficiales del curso por una lesión de rodilla el jugador reconoció que trataría de aprender a dosificarse y descansar si era necesario, a CR sentirse una pieza prescindible no le resulta plato de buen gusto.
Acabado el encuentro, el cuarto consecutivo en el que no marca en San Mamés, el portugués, de 32 años, se marchó al autobús sin pasar por la zona de prensa. Uno de los responsables de custodiar ese espacio aseguró que no lo hizo no porque no tuviera ganas de hablar, sino porque había salido “disparado” del vestuario. “Debe estar por Madrid ya”, bromeó. Lo cierto es que desde que renovó por cinco temporadas más el pasado mes de noviembre, Cristiano, de 32 años, no ha vuelto a ponerse delante de un micrófono dentro de un estadio.
Más asistente
“Está contento por el resultado”, aseguró Zidane, incómodo por las explicaciones. El francés tuvo que desdecirse de algo que ha repetido varias veces. Que con la BBC no utilizaría una línea de cuatro en el centro del campo. “Creo que los tres arriba son más eficaces”, ha asegurado en alguna ocasión. Con la entrada de Lucas Vázquez por Modric en el primer cambio del partido, el 4-3-3 de partido cambió a un 4-4-2 con Bale acostado en la banda izquierda y Cristiano y Benzema en punta. “Necesitábamos más equilibrio”, justificó el técnico blanco. La salida de Isco por el portugués reforzó aun más el espacio central, situó a Benzema como jugador más adelantado, y liberó a Bale, que, sin embargo, retrasó más su posición y terminó despejando balones junto a Marcelo. En los últimos minutos Morata sustituyó al francés y el único integrante de la tripleta original que aguantó fue Bale.
Desde que comenzó la temporada, Cristiano intercambia a menudo su lugar en el campo con Benzema. Se encuentra más cómodo dentro del área que en cualquiera de los costados, y el tiempo que permanece en contacto con el balón es cada vez menor. Se aprovecha el portugués de la amplitud de miras de Marcelo, que utiliza ese espacio vacío para pisar campo contrario y asistir a su compañero con centros, y de la polivalencia de Benzema, más cómodo en el trato continuo con el balón que en la recepción aislada. Ante la incapacidad de generar superioridad en carrera, Cristiano ha ajustado su juego y asiste con mayor frecuencia. A falta del último tercio del año suma 11 pases de gol, a solo cuatro de su marca en todo el curso pasado.
A pesar del cambio en San Mamés, Cristiano sigue siendo una pieza fundamental para Zidane y no se espera que su salida del campo sea una escena que se repita demasiado. Su relación personal con Zidane sigue siendo buena. El carácter calmado del francés casa con el de su estrella y con la última renovación el mensaje del club sigue siendo claro.
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