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Piqué: “No somos máquinas”

El Barcelona asume la derrota porque el Deportivo supo negarle la fluidez y le remachó con un gol de Álex Bergantiños, el Koeman coruñés

Álex Bergantiños celebra el triunfo del Deportivo.
Álex Bergantiños celebra el triunfo del Deportivo.Lavandeira Jr. (EFE)

“Mejor llegar a los partidos eufóricos”, sostiene Luis Enrique. “Esto es el deporte. No somos máquinas. Toda la excitación y adrenalina… seguro que algo de factura ha pasado. Pero el Deportivo fue justo vencedor y hay que felicitarlos. Ellos también jugaron entre semana”, remarcó Gerard Piqué. Igual la derrota del Barcelona en Riazor no se puede entender sin considerar todo lo vivido desde el miércoles con el subidón de la remontada ante el París Saint-Germain. Puede explicarse una cierta descompresión, pero semeja que el problema del equipo de Luis Enrique de regreso a la liga fue otro. “Cuando vi el inicio de partido ya me di cuenta de que nos iba a costar porque nos faltaba fluidez”, admitió el técnico asturiano.

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El Barcelona se agrupó en torno a su celebrado nuevo dibujo con esa línea de tres trasera y Sergi Roberto operando como interior cuando el equipo tenía la pelota. No tuvo mayores problemas en esa primera construcción el Barça, pero se atrancó varios metros más adelante, justo donde suele marcar diferencias. El Deportivo se juntó, trabajó por dentro y negó a Messi, que operó como mediapunta tras Suárez y fue más detectable que nunca. “Supimos buscarles las cosquillas, los sitios para hacerle daño. No dejamos mover a sus futbolistas importantes. A veces haces lo mismo y no sale, pero hoy ha salido y es para estar orgulloso”, explicó al final Pepe Mel.

El nuevo entrenador del Deportivo no conoce la derrota tras cuatro partidos, suma ocho puntos, los mismos que distancia ahora al equipo del descenso, que marca el Granada. Cuando comenzó ante el Atlético su andadura en el equipo estaba empatado con el equipo andaluz. Aporta diferentes planes para un equipo que bebe de su pócima. Jugar contra el Barcelona requiere una estrategia diferente a la que debió emplear ante Betis y Sporting, seguramente también contra los pupilos de Simeone, pero sobre todo el Deportivo ha mudado el ánimo. “Con el empate pensé que podíamos tener opciones y que se iban a meter atrás, pero nos crearon más ocasiones en transiciones”, resumió Luis Enrique. Justo esa dureza mental para asumir la igualada en el inicio del segundo tiempo y seguir por el carril previsto fue lo que más impactó a Mel de la actuación de sus futbolistas: “Con el estado de ánimo que tenía el equipo cuando llegué hubiéramos perdido seguro, pero ahora creemos que somos capaces de todo. Y la tranquilidad es fundamental para poder crecer sin las tensiones que había”.

“Se crecieron y nosotros fuimos cometiendo cada vez más errores”, reconoció Luis Enrique. Al Barcelona se le fueron apagando las luces porque ante el atasco que se formó por dentro en torno a Messi no supo responder con amplitud. Arda Turan pasó por el partido sin hacer ruido y la alternativa en la segunda parte, ante la ausencia de Neymar en la convocatoria, fue abrir a Sergi Roberto y Denis Suárez cerca de la cal. Ninguno de ellos es extremo y apenas extrajeron fruto en el uno contra uno. “No supimos llevar el partido a nuestro juego”, lamentó Piqué.

Piqué se lamenta tras una ocasión fallada en Riazor.
Piqué se lamenta tras una ocasión fallada en Riazor.MIGUEL VIDAL (REUTERS)

Pero además el Barcelona cayó a balón parado. El primer gol le llegó tras rechace después de un saque de esquina y el segundo en un remate de Álex Bergantiños en otro córner, en la misma acción con la que Mosquera le había dado el triunfo al Deportivo hace una semana en Gijón, un testarazo en el segundo palo. “Nos superaron en esas acciones. Hay cosas que mejorar”, sentenció Luis Suárez. “Sabíamos que es uno de sus puntos débiles y fuimos con fe a aprovecharlo”, explicó Álex Bergantiños, que disfrutó de su primera titularidad esta temporada. El capitán deportivista era un meritorio en el filial blanquiazul la última vez que el Deportivo había superado al Barcelona. Trece duelos han quedado atrás desde aquella primavera de 2008 en el epílogo de la etapa de Frank Rijkaard en el banquillo culé. Entonces al rubio centrocampista todavía había bastantes amigos en A Coruña que le llamaban Koeman. Por ese guiño lleva el número cuatro en la camiseta. Tiene algo especial con el Barcelona: en su ya larga trayectoria en Primera División apenas ha marcado cuatro goles y tres se los marcó a los azulgrana.

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