Sergio Ramos compensa la desconexión de la BBC
En un momento delicado de la eliminatoria en Nápoles, el defensa vuelve a liderar la parcela goleadora del Madrid
Tras abandonar el vestuario de San Paolo, duchado, perfectamente peinado y vestido con el traje oficial, Cristiano Ronaldo estuvo a punto de subirse al autobús del Nápoles en lugar de al del Real Madrid. Un miembro del personal del equipo agarró al portugués por el brazo cuando ya enfilaba las escaleras. Puede que estuviera dándole vueltas todavía a ese disparo al palo en la primera mitad que habría cortado de raíz cualquier esperanza de remontada para los italianos. O que marcharse de su sexto partido consecutivo de Champions sin marcar le hubiera dejado absolutamente fuera de juego. Desde la temporada 2008-2009, con el Manchester United, no vivía una racha tan poco productiva.
Con dos goles en ocho partidos, Cristiano lleva ahora el peor porcentaje de acierto goleador en su trayectoria en Europa. Ante el Nápoles disparó tres veces y solo una vez a portería. Acumula 39 en la competición, once entre los tres palos, lo que indica que marca un gol cada 19 intentos. Sus socios de la BBC tampoco andan mucho mejor. De hecho, la asociación entre sus miembros se produce cada vez menos. Bale no entregó el balón a Cristiano ni una sola vez en los 90 minutos —tampoco recibió pase alguno del portugués—, y el galés interactuó con Benzema solo en dos ocasiones. El francés tampoco mezcló demasiado con Cristiano, aunque en una de las ocasiones se generase ese disparo al palo. A Bale solo lo buscó en una ocasión.
“Me han gustado todos. También la BBC”, aseguró Zidane tras el partido. Bastante más serio de lo habitual, el técnico del Madrid parecía especialmente molesto con las referencias a la desaparición del poder intimidatorio de sus tres figuras. “Nosotros hacemos más cosas que marcar goles”, se defendió Benzema tras el partido. “Las críticas a estos tres me entran por este oído y me salen por el otro”, se sumó también Marcelo. “No entiendo las críticas”, añadió Casemiro. “Creo que tanto Gareth como Cristiano defendieron muchas veces”, culminó Zidane.
Lo cierto es que la mejor arma del Madrid para salir del atolladero fue Sergio Ramos. Un defensa que con sus dos cabezazos volvió a erigirse en salvador en un momento de apuro. La colección de testarazos del capitán blanco no parece tener límite. “Gracias a que podemos contar con la cabeza de Sergio”, aseguró Zizou. “Es un súper clase”, le definió Maurizio Sarri. “No son sus remates, es su actitud. Eso es lo que es indefendible”, lamentó Pepe Reina. El entrenador y el portero del Nápoles, visiblemente abatidos, mostraron la cara de la última víctima de Ramos.
Intervencionismo
A pesar de los 17 balones que perdió el español durante el partido —también logró rebañar diez—, su imagen de tranquilidad resultó vital para agarrar al Madrid a la eliminatoria. “No estamos defendiendo”, lamentaba Cristiano en la bocana del túnel de vestuarios antes de saltar al campo tras el descanso.
Los números de Ramos, que indican que fue el jugador que participó en más jugadas (58), subrayan la influencia del defensa en el desarrollo del juego de su equipo. “Que miren mi currículum a ver qué ponen los que me critican”, se revolvió Ramos cuando se le recordaron las críticas recibidas al comienzo de temporada. Ramos triplicó además en pases a la BBC —72 por 24 de Cristiano, 19 de Benzema y 27 de Bale—, y todo ello sin cometer una sola falta.
A estas alturas, la conexión Ramos-Kroos se ha convertido en una de las más resolutivas del equipo, ya que desde la llegada del alemán en 2014 ya le ha proporcionado diez asistencias de gol.
La prensa italiana bautizó a Ramos en sus crónicas del partido como “el hombre que soluciona problemas”, y las imágenes de sus dos cabezazos —aunque el segundo gol se lo adjudicaran a Mertens en propia puerta—, llenaban ayer las páginas de los quioscos napolitanos. El Madrid, por séptima edición consecutiva alcanza los cuartos de final de la Champions. Lo hace en esta ocasión tras superar de nuevo a un rival italiano en la ronda previa —el curso pasado fue la Roma—. Y todo ayudado por la efectividad goleadora de un defensa que no se equivocó ni de portería ni de autobús.
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