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El Deportivo gana ocho jornadas después y deja al Sporting muy comprometido

Un gol de Mosquera da el triunfo al equipo que dirige Pepe Mel, que suma cuatro puntos en sus dos partidos al frente de los coruñeses

Mosquera y Arribas celebran el gol que dio el triunfo al Deportivo en El Molinón.
Mosquera y Arribas celebran el gol que dio el triunfo al Deportivo en El Molinón.Alberto Morante (EFE)

Le tiene que doler al Sporting y le debe aliviar al Deportivo, que por primera vez en lo que va de temporada ganó fuera de casa. Lo hizo en el feudo de un rival directo, en un estadio en el que acumulaba disgustos en los últimos tiempos. Tras tantas jornadas buscando el triunfo a domicilio, mereciéndolo en tantas ocasiones, el Deportivo lo encontró en uno de sus peores partidos en cuanto a producción ofensiva. Con Pepe Mel al frente suma cuatro puntos en dos partidos y muchos litros de sudor. En problemas, tras la destitución de Gaizka Garitano, los futbolistas del equipo gallego se han remangado como nunca. "Hay que ser justos, sin el trabajo del anterior cuerpo técnico es muy difícil que hubiésemos ganado los tres puntos", valoró Mel al final del partido. En Gijón estaba en juego para ellos no caer a puestos de descenso, no solo lo evitaron sino que se llevaban los puntos ante un Sporting intenso, apasionado y corajudo, pero nada sobrado de talento. La diferencia entre ambos, la que marca la salvación, está ahora en los seis puntos, pero además el equipo coruñés tiene ahora el golaverage particular a favor ante su rival asturiano.

El partido se jugó durante bastantes minutos bajo el tamiz del miedo. Al final con el de la desesperación y la angustia. Apretó el Sporting, que sabía como iniciar, pero no como acabar, lúcido para encontrar superioridades de Douglas y Burgui por los costados, pero atolondrado en la zona de la verdad. Ocurrió que el Deportivo se juntó por dentro y se hizo fuerte en esa zona, primero con el balón y, cuando estuvo en ventaja en el marcador, en el achique. Por ahí le ha dado vuelo de nuevo Pepe Mel a Fayçal Fajr, un futbolista industrioso muy útil en escenarios como el que se abrió en El Molinón. Pero fueron otros dos jugadores que hasta hace bien poco estaban en el banquillo, dos capitanes, los que decidieron para el Deportivo. Mosquera marcó el gol de la victoria, el meta Lux la consolidó.

Mosquera marcó justo antes del descanso al rematar en el segundo palo un saque de esquina sin necesidad de levantar los pies del suelo. “Fue un gol psicológico”, le inquirió en una ocasión un periodista a pie de campo al gran Arsenio Iglesias cuando el Deportivo logró un gol en tan sugerente instante. “Sí, home, sí, psicológico y psicodélico”, respondió el Brujo de Arteixo. Hay goles que llevan el alma a un estado de euforia. El equipo de Mel necesita adelantarse en el marcador, cogido como en lo mental con pinzas. Hace una semana en Leganés había recibido el primer golpe y se había quedado en la lona, ahora en Gijón acababa incluso de fallar un penalti, un lanzamiento mejorable de Emre Çolak que detuvo, sin conceder rechace, el meta local Cuéllar.

El gol le dio vigor al Deportivo, por más que a partir de él apenas saliese de su campo. El Sporting apenas se había estirado en la primera parte más que en una galopada de Canella que acabó con remate alto de Vesga, pero se fue a por el empate con la pasión propia de la angustia. De los cinco últimos partidos que había jugado antes su gente dejó ir los puntos en cuatro y empató bajo la portería ante el Celta, así que tomó riesgos, despreció las contras del rival y se aprestó al bombardeo con el gigantesco Traoré como diana preferida. El delantero de más de dos metros de estatura se movió bastantes veces en el límite del fuera de juego y bastantes más tras él. Generó problemas como no podía ser menos. El Sporting obligó al Deportivo a recular, lo abonó al sufrimiento con un estadio que rugía a cada acometida y en el que también se dejaron sentir los 1.300 seguidores blanquiazules que se acercaron a Gijón y cantaron victoria tras tanto viaje en balde. Ocho jornadas después volvió a ganar su equipo, que no se había estrenado en 2017. Era como una final, pero no es el final. Ni para Deportivo, ni para Sporting.

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