Cuando falta un ‘10’: por qué el Atlético no aprovecha las recuperaciones en campo rival para generar peligro

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El Atlético de Madrid recuperó en la derrota ante el Barcelona más balones en campo contrario, sobre todo en los primeros 45 minutos, que el PSG la noche que el equipo parisino pasó por encima a los de Luis Enrique en la Champions (4-0). Los futbolistas de Emery tuvieron quite y buen pie para convertir muchas de esas recuperaciones en ocasiones de gol. Al Atlético le faltó precisión en el pase para redondear la secuencia de sus transiciones y haber generado más ocasiones de las que produjo. Robó la pelota 14 veces en terreno del Barcelona, casi el doble que el equipo de Luis Enrique. Sin embargo, solo generó con verdadero peligro un derechazo lejano de Griezmann que Ter Stegen resolvió con un gran vuelo y otra internada del francés, que optó por un centro raso que el meta alemán le interceptó cuando tenía un remate franco. Ante el Barça, el Atlético echó en falta la figura de un diez, un especialista del pase en los últimos 20 metros, un jugador talentoso que supiera capitalizar esos robos del balón cerca del área contraria con un pie y una cabeza templados para ejecutar toques precisos. Este miércoles, el Deportivo en Riazor (20.45 BeIN Sports LaLiga) vuelve a poner a prueba la creatividad de los rojiblancos.

El problema no es nuevo en la era Simeone. Desde hace tiempo, a ese tipo de jugadores les cuesta engranarse en un once. El último en rendir en esa posición fue Arda Turan, que en su última temporada ya no dio el mismo rendimiento que en cursos anteriores. Antes de marcharse del Atlético, Arda no se sentía cómodo dentro de la cancha por una exigencia física para la que no le daban ya las piernas. Diego Ribas, que en su primera etapa sí lució, en la segunda tampoco fue capaz de acomodarse en el equipo titular. Tampoco lo haría Sosa y, menos aún, Óliver Torres, el jugador más dotado para el pase que ha tenido Simeone. Entrenador y jugador lo intentaron la temporada pasada, aunque Óliver nunca jugó en su verdadera posición.

Nico Gaitán es otro diez que no acaba de explotar en el Atlético de Simeone. Parecía que repuntaba. Había sido titular en siete de los nueve partidos en la seguidilla que terminó con la eliminación ante el Barça por Copa del Rey, en el Camp Nou. Esa noche fue reemplazado al comienzo de la segunda mitad por un golpe en el pie derecho. Recuperado, ha entrado en todas las convocatorias, pero no ha vuelto a jugar ni un minuto. En Riazor, Simeone no podrá contar con Saúl por sanción y Thomas suena como su recambio. También, Giménez y Torres podrían entrar en el once. Si Thomas es finalmente el elegido, será otro golpe para Gaitán, el fichaje estrella de este verano junto a Gameiro.

En el crecimiento de Griezmann, o en determinadas situaciones de juego con Koke o con Carrasco, Simeone sí ha encontrado puntualmente ese tipo de pasador, o incluso Correa, en su desequilibrante desorden, también descubre agujeros. Pero ninguno es un especialista, un diez puro.

Encajar a un futbolista de ese calado es una de las asignaturas pendientes de Simeone, que también tiene otra y preocupante. Los últimos cuatro goles recibidos (dos ante el Bayer Leverusen y dos ante el Barça) fueron en las segundas partes y tres de ellos, con las líneas replegadas, con ocho y hasta nueve jugadores dentro del área. Ahí, la contundencia del equipo era incuestionable hasta esta temporada. Más allá de que ahora le lleguen con más facilidad porque el equipo se sienta más cómodo en campo contrario que en el propio.