Luis Enrique pasa del diván al parchís
El entrenador del Barcelona se muestra ajeno a las críticas: “No me acerco a 10 pasos de una televisión o una radio ni borracho”
El día de su presentación como entrenador del Barça, Luis Enrique reveló que el psicólogo Joaquín Valdés se incorporaría a su grupo de trabajo. “No os preocupéis por el psicólogo, es solo para el entrenador. Vaya, y si algún periodista lo necesita, también puedo darle su tarjeta”, explicó, en su momento, entre risas el asturiano. Entonces el técnico parecía a gusto frente a los micrófonos, pero el tiempo dictaminó que aquel día fue, prácticamente, una excepción. En sus más de dos años y medio al mando del banquillo del Camp Nou, Luis Enrique nunca varió dos rutinas: su estrecha relación con Valdés, presente en todas sus ruedas de prensa (también lo hace el preparador Robert Moreno); y su tenso trato con el periodismo, con el que tuvo más de un encontronazo. No fue muy distinto de ayer, en la comparecencia del día prevío al Leganés (20.45 / Movistar Partidazo).
Después de la debacle en París, una de las peores derrotas del Barcelona de Luis Enrique, el técnico se encendió con una pregunta de un periodista de TV-3, en la que citaba a Busquets. El pivote había reconocido que los jugadores se habían sentido superados tácticamente en el Parque de los Príncipes. No le gustó nada al preparador azulgrana que se le recordara el descontento de sus pupilos. “Soy el responsable, lo acepto, pero cuando se gana también aceptaría el mismo tono y el mismo trato personal en las entrevistas que esta”, se quejó de mala manera el entrenador.
Luis Enrique se enerva cuando se cuestiona su liderazgo. Ayer, sin embargo, cuando le preguntaron si creía que el vestuario había perdido la confianza en él, optó por morderse la boca. “Qué bonito, eh…”, dijo, con una sonrisa incomoda; “pues nada…”. También se le recordaron las palabras de Luis Suárez, que había salido al cruce de sus detractores. “Hemos sabido disfrutar gracias al entrenador. Y ahora todos estamos sufriendo. Cuando ganamos, lo hacemos todos; y cuando perdemos, también”, defendió el uruguayo a su entrenador. Pero Luis Enrique es ciego, sordo y en ocasiones mudo con la prensa, sobre todo cuando pierde. “No os escucho nunca. Imagínate si lo iba a hacer esta semana. No me acerco a 10 pasos de una televisión o de una radio ni borracho”, soltó.
Pero el técnico del Barça no solo tuvo el apoyo público de Luis Suárez. “El Barça ha sido el dominador del fútbol mundial durante los 10 años. Por lo que les conozco, a Luis y a los jugadores, el mejor consejo que les puedo dar es que no se les critique mucho porqué volverán a demostrar que están equivocados”, expuso Pep Guardiola. Y, desde Sevilla, Jorge Sampaoli se sumó a los elogios para el asturiano. “Creo que Luis Enrique ganó tanto, consiguió tantas cosas, que él se merece decidir sobre su futuro, no que lo quiten o lo pongan”, subrayó el técnico argentino, que suena para hacerse cargo del grupo azulgrana si Luis Enrique no continúa en el Camp Nou en la próxima campaña. “Estas especulaciones mediáticas son muy egoístas, carecen de claridad. No sería justo para mí que el banquillo del Barcelona no dependiera de él”, remató el entrenador del Sevilla.
Futuro en el aire
Luis Enrique no quiere ni hablar de su renovación. Lo afirmó cuando empezó la temporada y lo repite cada vez que puede. Y su futuro, sostiene, está ajeno a cualquier resultado. “Lo único seguro es que nada de lo que pase estos meses tendrá que ver con mi decisión de renovar o no. Ni un partido, ni diez, ni los 38 de la Liga”, convino. E insistió: “Todavía no he tomado ninguna decisión”. Tanto los resultados como las críticas parecen ajenos al entrenador del Barça. “Las críticas me afectan cero, de lo contrario no podría estar en este cargo. Los primeros que hacemos autocrítica somos nosotros e intentamos encontrar soluciones, Otra cosa es que lo podamos conseguir. Con el resto, con lo que forma parte de este circo, mantengo una distancia considerable”, señaló el preparador del Barcelona.
Reconoce Luis Enrique, en cualquier caso, que la derrota frente al PSG los dejó “un pelín tocados”. “Es algo que estará en mi cabeza durante cada noche y cada momento, pero el partido de vuelta es dentro de un mes”, reveló. Aunque el asturiano está lejos de bajar los brazos. Y enseña sus credenciales: “Estamos vivos en las tres competiciones. En la Champions, estoy seguro de que tendremos alguna oportunidad; en la Liga, segundos; y en la Copa, en la final”.
Siempre cerca de su psicólogo en la Ciudad Deportiva Joan Gamper, cerca de su compañera para olvidar el mal trago de la caída frente al PSG, Luis Enrique pasa del diván al parchís. “¿Qué hice para superar la derrota?”, se cuestionó; “jugué al parchís con mi mujer que, por cierto, siempre me gana”.
“Me avala mi trabajo. Al que le guste bien y al que no, también”
Luis Enrique ha conquistado ocho de los 10 títulos que ha disputado como técnico del Barcelona. Y por eso lo tiene claro: “Me avala mi trabajo. Al que le guste bien y al que no, también”. Sin embargo, esta temporada su Barcelona se ha alejado de las estadísticas que lo llevaron a dominar la Liga en las últimas dos temporadas. Mientras que en la campaña 2014-2015, cuando conquistaron con el triplete, el Barcelona repartía 597 pases por partido; ahora, suma 525. Se conceden más goles (0,87 por encuentro frente a los 0,60 de los del primer curso del asturiano) y se remata menos: 7,3 por 5,9.
“Necesitamos centrarnos en mejorar en las cosas que nos hacen más fuertes”, explicó el entrenador del Barça. “Y para eso necesitamos el balón, atacar de manera asociativa, cerrar espacios, evitar las transiciones del rival. Muchas de las cosas que domina este equipo, porque lo hace cada día entrenando y lo ha hecho en estos años”, completó Luis Enrique. Tareas a completar, por ejemplo, ante el Leganés
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