Mertens y el Nápoles asustan al Real Madrid
Los italianos no pierden desde octubre y el extremo belga, con un tanto cada 56 minutos, es el pichichi de la Serie A
“Galattici. ¿Real Madrid, has visto qué Nápoles? Llueven siete goles”, escribía La Gazzetta dello Sport esta mañana. El Nápoles de Sarri, que visitará el Santiago Bernabéu en diez días, no pierde desde finales de octubre (la última derrota, contra la Juve) y con los siete tantos de anoche bate un récord histórico del club. Nunca había marcado 55 goles en 23 partidos. El equipo, que perdió a su goleador este verano (Higuaín) y al que fichó para sustituirle (Milik se rompió el cruzado en octubre y acaba de volver a los entrenamientos), no ha perdido protagonismo.
La culpa también la tiene Dries Mertens, el extremo belga de 29 años, capocannoniere [pichichi] de la Serie A con 16 tantos. 13 de los 16 goles que lleva en liga, los ha marcado en las últimas ocho jornadas. Promedia un gol cada 56 minutos (por 1 cada 100 de Cristiano y uno cada 193 de Benzema). Cifras espectaculares para alguien que ni siquiera es delantero. Mertens (que también ha marcado cuatro goles en Champions, los mismos que Benzema y dos más que Cristiano) ha tenido que convertirse en delantero centro sí o sí.
La baja de Milik obligó a Sarri a mover piezas y el belga asumió todo el peso del ataque. Nunca ha sido un nueve, no tiene físico de delantero centro (mide 1,69) ni las características propias de un punta al uso que se distingue por proteger el balón y jugar de espaldas. Pero Sarri ha explotado las otras características de Mertens (es listo, hábil y rápido) las que le vienen de maravilla al juego del Nápoles: fútbol rápido, vertical, y a la contra. De pillo marcó, precisamente, uno de los tres goles de anoche al Bologna, el otro fue tras una carrera con el balón pegado al pie con regate al portero incluido y el otro de falta. La clavó por la escuadra.
Mertens que se curtió en los campos de la Tercera División de Bélgica y en los de la Segunda holandesa, es un futbolista que nunca se esconde, siempre quiere la pelota, siempre la pide y siempre lo intenta aunque tenga un mal día. Tiene desborde, velocidad, verticalidad. “Yo creo que nunca se había dado cuenta de lo bueno que es”, aseguraba Maurizio Sarri hace un par de semanas. “Es muy bueno rompiendo los partidos y por eso a veces lo utilizamos de revulsivo, es buenísimo jugando de extremo, de segunda punta y de delantero centro”, añadía el técnico del Nápoles.
Llegó a Italia procedente del PSV en verano de 2013, con Rafa Benítez en el banquillo. Nunca había marcado tanto como este año (lleva 20 goles a mitad de temporada por los 11, 10, y 13 de sus tres primeras campañas en las que tuvo competencia en las bandas y no era titular indiscutible). Hace poco, en una entrevista en el Mattino le preguntaron si en 2016 había cambiado su dimensión como futbolista. “Quizás para los demás, para mí no, porque yo siempre supe cuál es mi valor. Puede que todos los goles que he marcado han cambiado la percepción que la gente tiene de mí porque cuanto más marcas, más estás bajo los focos. Pero yo creo que siempre he hecho las cosas bien en el Nápoles, incluso cuando no marcaba tanto”, contestó.
Vive con su mujer y dice que su pasión son los perros. Juliette es el último que se ha unido a la familia, una perra abandonada en la calle. Mertens y su mujer colaboran con varias perreras de Nápoles. Hijo de una profesora universitaria y de un maestro, el extremo contaba la poca ilusión que le hacía a sus padres que se pasara los días en la calle y lejos de los libros. “No pegaban saltos de alegría al verme correr detrás un balón todo el día, donde había una pelota, ahí estaba yo. Ellos querían que estudiara, pero al verme feliz, pues aceptaron que lo que más me gustaba era el fútbol”. ¿Equipos del alma? “Nunca tuve, yo sólo jugaba al fútbol”, confesaba en la misma entrevista. Según Sarri lo sigue haciendo y maravillosamente bien.
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