La Liga se resiste a la tecnología del ojo de halcón
Javier Tebas asegura que los clubes no se ponen de acuerdo en solicitar el detector de goles y que además cuesta demasiado dinero. La Premier y la Bundesliga pagan 2,5 millones al año
Cincuenta años después de la victoria de Inglaterra en el Mundial de 1966 merced a un gol inexistente pero convalidado, un disparo que Geoff Hurst estrelló en el larguero antes de que el balón botara en la raya sin entrar nunca en la portería alemana, el fútbol de elite ya no vive expuesto a escándalos parecidos. El sistema de detección automática de goles de la FIFA ha cambiado el curso de los acontecimientos. Ni en Mundiales, ni en Eurocopas, ni en Champions, ni en ninguna de las grandes Ligas europeas el desenlace de la competición dependerá de un rebote aleatorio, salvo en España. Aquí prevalece un espíritu decimonónico.
La Liga es la única gran competición que no cuenta con la tecnología homologada. Javier Tebas, el presidente de la LFP, dilata la introducción de la asistencia técnica para la detección de goles. El retraso ha superado los tres años respecto a la Premier. “El ojo de halcón ya se estudió y se desechó”, dijo Tebas este lunes. En el entorno de la patronal lo atribuyen a razones económicas. Sostienen que invertir cuatro millones de euros en un sistema que serviría para corregir tres o cuatro situaciones de gol fantasma por temporada les resultó excesivo cuando se lo planteamos, hace dos años. “Había cuestiones más urgentes que atender”, recuerda un portavoz, señalando a la necesidad de sanear económicamente a los clubes, cuya deuda en 2014 ascendía a cerca de 450 millones de euros y hoy ha sido reducida a la mitad.
Especialmente perjudicado
La posición de a patronal tiene lógica financiera. La postura del Barcelona, como la de la mayoría de los actores principales del fútbol, también. “Nos estamos jugando muchísimo dinero”, dice un responsable del Barça, “porque una Liga puede decidirse por dos puntos, o en una jugada puntual”. El Barcelona se siente especialmente perjudicado por la dilación tecnológica ya que si pierde esta competición por dos puntos, sus seguidores recordarán que el trofeo se les pudo escapar el domingo pasado, cuando Mandi sacó el balón de la portería del Betis en el minuto 78. Habría supuesto el 1-1. Pero el árbitro, Hernández Hernández, no inscribió el gol.
Los clubes de Primera consultados están a favor de la innovación técnica que impulsa la FIFA. Los árbitros, también. La opinión de Arturo Daudén Ibáñez, exárbitro internacional español, no ofrece lugar a dudas: “Si no se ha implantado el sistema automático de detección de goles es por una cuestión puramente económica. Para los árbitros esto sería un alivio total. Los goles fantasma son acciones de muchísima trascendencia y son tremendamente difíciles de ver. Es la jugada que te metes; es la decisión más trascendental: dar o no gol. ¿Qué dicen en la LFP que solo se produce tres o cuatro veces al año? Habría que preguntarse qué valor económico pudo tener el gol que no le convalidaron al Barça este domingo en el Benito Villamarín”.
“La tecnología homologada por la FIFA está sobradamente probada y, salvo algún error aislado, funciona bien”, señala Daudén. “Si nuestra Liga pretende competir con las mejores Ligas del mundo, debe introducirla”.
Un portavoz de la FIFA aseguró este lunes que nadie desde España, ni desde la Liga ni desde la federación, indagó en las posibilidades de implantar el detector de goles. El procedimiento, por otra parte, es sencillo. Según esta fuente, la FIFA se limita a homologar el detector que las empresas particulares someten al análisis de cinco laboratorios “independientes”: Sports Labs Ltd (Escocia), Labosport UK (Inglaterra), ISA Sport (Holanda), EMPA (Suiza). Desde 2012, estas compañías solo han autorizado el uso de dos modelos: Hawk Eye, de Sony, y Goal Control, de origen alemán. Entre los dos se han repartido la Premier, la Serie A, la Bundesliga, la Ligue 1, las Copas de Portugal, los torneos de la UEFA y de la FIFA.
“La FIFA no entra más en este proceso”, aseguran desde el organismo con sede en Zúrich. “La iniciativa corresponde a la Liga. Es el organizador de la competición quien tiene que celebrar un contrato privado con los proveedores homologados. La FIFA solo verifica que la tecnología empleada es la correcta”.
Sí al videoarbitraje
Los torneos de la FIFA emplean el detector de goles desde 2013. La Premier firmó su contrato quinquenal con Hawk Eye ese mismo año. En España solo resta que los clubes firmen un contrato con el proveedor de tecnología y que la federación modifique el reglamento de la competición. Un mero trámite, dada la voluntad del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, por impulsar el apoyo tecnológico al arbitraje, sea por medio del detector automático de goles o a través del repaso de las jugadas mediante el sistema de arbitraje asistido por vídeo, conocido como videoarbitraje.
Tebas apuesta por utilizar esta segunda vía a partir de la Liga 2018-19 porque la considera más barata. “Llevamos desde hace ocho meses trabajando con el tema del videoarbitraje”, dijo este lunes el presidente de la LFP. “Estamos en las comisiones de la FIFA. Estamos en pruebas. A partir de 2018, si la FIFA obliga instalaremos el videoarbitraje, que es una evolución de la detección automática de goles”.
Cuatro millones de euros contra dos y medio
Desde la LFP insisten en que el gasto de la implantación del detector de goles ascendería a cuatro millones de euros. Javier Tebas quiere introducir un sistema propio aprovechando las cámaras ya instaladas en los estadios de Primera. En su entorno argumentan que el desarrollo de la tecnología asciende a “solo” 500.000 euros, pero que la FIFA cobra “cuatro millones” por la homologación. Demasiado, a juicio de Tebas.
La LFP se esfuerza por diferenciarse. Los clubes de Inglaterra, Francia, Alemania e Italia han optado por contratar a proveedores externos con productos ya homologados. Según la BBC, la Premier pagó 12 millones por cinco años de servicio a la empresa Hawk Eye. La Bundesliga abona algo más de 2,5 millones por temporada, también a Hawk Eye.
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