David Ferrer: “Hay días en los que no te sientes válido”
Por primera vez en 16 años, los que se dilata ya su carrera, David Ferrer (Xàbia, Alicante; 34 años) experimentó una sensación nueva esta última temporada. “No me encontraba. Estuve unos meses perdido, sin respuestas”, explica con tono reposado el tenista, deseoso de pasar página y zanjar un año en el que su cuerpo no ha correspondido a una mente que ha sufrido. Cerrará el curso sin ningún título y habiendo jugado menos partidos que nunca, pero con la lección bien aprendida. No se rinde Ferrer, sino todo lo contrario. “Aún me queda cuerda, claro que sí. Mi deporte todavía me llena”, expresa el alicantino, hombre franco, deportista de hierro y lector empedernido.
Pregunta. Hace medio año confesó que se sentía perdido. ¿Se ha reencontrado ya?
Respuesta. La verdad es que sí. Después de Wimbledon hubo un proceso y volví a sentirme bien conmigo mismo, que es lo más importante. Luego podrás ganar o perder, pero he vuelto a sentirme bien, sobre todo a la hora de afrontar los partidos. Estoy contento por cómo he terminado la temporada, aunque no el año, porque no puedo estarlo. He terminado el 20 del mundo. Pero ahora estoy tranquilo, aceptando lo que ha ocurrido, porque he perdido más que a lo largo de toda mi carrera. En el fondo es algo normal, algo que tenía que pasar, porque a todo deportista le llega este momento.
P. Pero ¿qué le ocurrió?
R. Mi trayectoria había sido muy estable durante muchos años y ha sido difícil. He sido regular durante mucho tiempo y he aguantado bien la presión, pero a veces te entra un poco más ansiedad y no asimilas ciertas cosas. Tienes que pasar por ahí y aceptarlo para seguir. Hay momentos complicados en tu vida profesional y personal, y hay que aprender de ellos para ser mejor. Sencillamente ha sido eso.
P. A Nadal le pasó algo similar en 2015. ¿Por qué ahora, cuando ya son veteranos?
R. Es así. Cuanta más presión tienes y más alto estás, tu obligación de ganar es mayor. Es una carga constante y eso, cuando llevas soportándolo mucho tiempo, repercute por completo en tu cuerpo y tu mente. Necesitas desconectar o parar en un determinado momento. Sientes inseguridad y tristeza en esas situaciones nuevas, pero debes afrontarlas. Es lo que me ha ocurrido. Hubo un momento en el que perdí la noción de competir, perdí mi esencia.
P. ¿Sintió en algún momento la tentación de rendirse?
R. Me sentí dos o tres meses perdido y es algo que nunca me había pasado. A otros tenistas les ha ocurrido, pero a mí es la primera vez que me pasaba. Yo nunca había convivido con esto. Nunca me había sentido incapaz de luchar por los partidos. Ha habido una diferencia básica: yo siempre he luchado por la ambición de ganar y en este caso luchaba por obligación, por pura inercia.
Me sentí dos o tres meses perdido. Llegué a perder la noción de competir, perdí mi esencia"
P. Y entonces, ¿ahora qué?
R. Soy el 20 del mundo y me veo con ilusión y ganas, que es lo más importante. Aún tengo motivación por ganar más títulos y tener emociones sobre la pista. Por ejemplo, en la Copa Davis. Aún creo en mí y todavía puedo dar más de mí. De lo contrario me quedaría en casa, porque a mí nadie me obliga ni a viajar ni a jugar. Echo de menos a mi familia y a mi gente, pero las sensaciones que me transmite este deporte hacen que esto aún me compense.
P. El tenis exige un gran sacrificio diario. ¿Cuánta cuerda le queda a David Ferrer?
R. Ha habido momentos tristes en los que no te sientes válido tenísticamente, pero no he pensado en dejarlo. Aún me veo bien y disfruto. Se pagan unos peajes elevados, porque no es fácil convivir con un tenista, por todo lo que viaja, un año tras otro. No es nada fácil para tu pareja entender una vida así, pero es lo que siempre has hecho y lo que te hace ilusión. Tengo muy claro que nunca volveré a ser de nuevo un jugador de tenis y a sentir lo que se siente sobre una pista, así que quiero aprovecharlo hasta el final.
P. Cuando hablan de usted casi siempre se refieren a su físico, como si detrás no hubiese tanto nivel de juego. ¿Qué le parece?
R. Ser número tres del mundo, siendo solo fuerte físicamente, es imposible… El talento al fin y al cabo son muchas cosas. Yo me siento orgulloso de mi carrera y también de lo que piensa la gente. Al final, que te cataloguen como una persona que se supera a sí misma, que lucha y que es guerrera, es muy positivo. Son muy buenos adjetivos. No me quejo, para nada. Estoy encantado con lo que hago, con mi carrera y con el trato recibido por parte de la gente. Obviamente habrá a quienes les gustes más o menos, pero eso lo acepto y lo asumo.
P. A muchos deportistas les cuesta procesar la recta final de sus carreras. ¿Usted cómo lo ve?
Nadal todavía puede ganar Grand Slams. ¿Por qué va a tener que dejarlo?
R. No puedo hablar por los demás… Pero en mi caso creo que no será así, porque sigo siendo jugador de tenis… [risas]. En la vida hay que quemar etapas y la mía en el tenis se terminará, pero en la vida hay muchas más cosas que hacer. Hay muchas otras cosas que me ilusionan. Hasta el día que lo deje quiero darlo todo, porque me sigue apasionando, pero el día que se acabe quiero estar con mi gente y viajar menos, o hacerlo por placer, para conocer países nuevos y hacer cosas diferentes.
P. ¿Cuál es la edad ideal, el punto en el que el tenista encuentra el equilibrio perfecto?
R. Eso depende de la madurez mental de cada jugador. Hay jugadores como Rafa, Djokovic, Andy o Roger que son únicos, porque con 19 o 20 años ya tenían una madurez que nunca tendrán otros, ni siquiera con 35. Son jugadores especiales. Luego hay jugadores que se van haciendo poco a poco y que van madurando, como es mi caso. Con 25 acabé top-10, cinco del mundo, pero con 30 fue el momento más álgido de mi carrera a nivel físico y mental.
P. Si volviera a nacer, ¿le gustaría volver a ser un tenista profesional o preferiría dedicarse a otra cosa?
R. Esta pregunta es difícil… A ver, a mí me dices de volver un solo día hacia atrás y te diría que no… [resopla] Yo he trabajado muchísimo para llegar a ser lo que soy y para conseguir lo que he conseguido, entonces, volver a sacrificarme, a ese esfuerzo tan grande… Yo estoy contento con lo que he hecho. Por supuesto que si volviera hacia atrás no tropezaría con las mismas piedras y todo sería más fácil, pero los errores me han hecho aprender. Pero no, si volviera a vivir probablemente haría otra cosa. Pero también te digo una cosa: a mí el tenis me ha dado muchísimo.
P. Se dice que el tenista tiende a mirarse demasiado al ombligo. ¿Está de acuerdo?
R. El deporte individual, de por sí, puede que sea más egoísta. Eso depende de cada jugador y de la educación que haya recibido. Está claro que el tenis es un deporte individual y por eso tienes que ganarte a ti mismo el derecho a competir y también vencerle al contrario. Este deporte tiene muchos valores: el respeto, la humildad, el valerse por uno mismo en los momentos malos, el compartir tanto tiempo con otros tenistas… Al final, creo que en este mundo hay una rivalidad sana.
P. ¿Y qué me dice de su amigo Nadal? Hay quienes a estas alturas cuestionan su trayectoria.
R. Está en el top-10 y todavía disfruta. Yo creo que Rafa aún tiene posibilidades de ganar Grand Slams. Este año, cuando mejor estaba, se lesionó. Pero, ¿por qué va a tener que dejarlo? ¿Por qué no va a acabar como número uno? Si a él su deporte le hace feliz… Esto, para lo bueno y lo malo, funciona así: cuando las cosas van bien todo es genial, porque estamos mal acostumbrados, pero cuando no van tan bien… Ni cuando está arriba es Dios ni cuando está más abajo hay que machacarle. Debe haber un término medio. Al final, quien debe decidir si tiene que continuar o parar es el propio deportista, porque es su trabajo. Es como si yo le dijera a cualquier otro trabajador, porque tenga una mala racha o escriba una mala crónica, que debería dejar lo suyo. Es lo mismo.
P. Para cerrar. ¿Qué libro tiene entre manos ahora mismo?
R. Estoy leyendo Los herederos de la Tierra, la segunda parte de La catedral del Mar, de Ildefonso Falcones. Me lo compré hace solo unos días y venía leyéndolo en el tren.
LA COPA DAVIS, UN GRAN ALICIENTE PARA 2017
A Ferrer, el próximo año le ofrece un caramelo. Tras dos años en la Segunda División del tenis mundial, España volverá a competir en la élite y a él le hace especial ilusión poder formar parte del grupo. “Yo creo que hay equipo para ganar. ¿Que es difícil? Claro, pero España es uno de los países que mejores jugadores tiene. De hecho, te diría que solo hay tres o cuatro países comparables a España en cuanto a jugadores de alto nivel, no más”.
A su vez, el alicantino anhela que vuelva la paz al tenis nacional, después de varios años de marejada institucional. “Lo importante es que la nueva Federación vaya por el buen camino e intente hacer las cosas bien, de forma consensuada con los profesionales. Pero, ojo, no solo con los tenistas, también con la escuela base, los clubes, las territoriales… Al final, nosotros somos el último eslabón, pero en el fondo el tenis va mucho más allá de los pocos que salimos en la tele”.
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