César Navas, el ‘Pavón’ ruso
Con siete años de experiencia en el fútbol ruso, el madrileño lidera la defensa del Rostov, rival del Atlético
César Navas no olvida su aterrizaje en Rusia en los primeros días de marzo de 2009. Se disponía a fichar por el Rubin Kazan procedente del Racing de Santander. “Aterricé a las cuatro de la tarde y ya era de noche. La carretera del aeropuerto estaba repleta de nieve y hacía mucho frío, creo que unos 15 grados bajo cero. ‘¡En menudo lío me he metido!’, pensé”. Formado en la cantera del Madrid, Navas integró aquella generación bautizada con el eslogan de parte de la estrategia que el club blanco pretendió seguir en 2004: Zidanes y Pavones. “Entré en el Madrid en el mismo equipo juvenil que Pavón, que era central, como yo. Algunos consiguieron llegar al primer equipo y otros tuvimos que salir”, rememora.
Tras el paso por el Madrid, llegaron la cantera y el primer equipo del Málaga. “Debuté un poco tarde en Primera División, con 24 años. Luego, vino el Racing de Santander y en 2009, con 29 me fui a Rusia porque la oferta económica era muy buena”, asegura este central, que ronda los dos metros de estatura y que esta noche volverá a medirse al Atlético: “Han evolucionado, allí nos ganaron bien. Siguen siendo muy buenos en defensa, pero ahora en ataque tienen más recursos. Griezmann, Carrasco, Correa, Torres, Gameiro...”.
Con 36 años, Navas repasa su carrera con orgullo. Su estatura le costó algunas críticas en sus comienzos. “Hay pocos futbolistas que rocen los dos metros. Puede que me vieran más lento para determinados movimientos que a otros centrales más bajos, pero la mayoría de entrenadores al final vieron más cosas positivas que negativas en mi estatura”. Habitual de las categorías inferiores de la selección, coincidió en una sub-18 con Casillas, Joaquín, Lopo, Aganzo, Jofre, Corona... “Aquella era una buena generación”, sostiene, antes de reflexionar sobre su vida en Rusia. “No me arrepiento de haberme marchado de España. He tenido ofertas de clubes importantes para volver, pero en el Rubin estaba muy bien y me identifiqué con el club. Jugué Champions, como ahora con el Rostov, y gané títulos. Hablo y entiendo el ruso y he vivido una experiencia única”. Entre los recuerdos vividos, el madrileño no olvida un partido en Chechenia contra el Grozni. “Salimos a entrenar y un compañero nos enseñó balas de ametralladora que estaban en el césped. El conflicto con los chechenos estaba muy reciente”, relata. “Cuando se endureció el conflicto con Ucrania fue un tema que se comentó mucho en el vestuario. Había compañeros del Rubin que tenían familiares allí e incluso alguno tenía excompañeros que jugaban en la Liga ucraniana”, prosigue. La llegada de Navas a Rostov se produjo en el verano de 2015. “Me trajo Berdiev, que había sido mi entrenador en el Rubin y confiaba en mí pese a mi edad”.
Berdiev, el hombre del rosario en la mano, no figura como entrenador del Rostov, pero todo lo decide. “Es una especie de mánager. No le gusta mucho tratar con la prensa y prefiere quedar en un segundo plano, pero es el que planifica los entrenamientos y el que decide las alineaciones. Puede que pertenezca a otra generación de entrenadores o que sus métodos parezcan anticuados, pero al Rubin Kazan lo hizo campeón ruso y al Rostov casi. Hasta su llegada, ninguno de los dos clubes había alcanzado la dimensión que tienen ahora”.
En estos siete años, Navas afirma haberse integrado perfectamente en Rusia y con los rusos. “Sería bonito poder retirarme aquí. Ha habido más españoles en el fútbol ruso o en Ucrania, pero no han durado tantos años como yo. Es evidente que el clima nos hace muy diferentes de ellos. En invierno tienen poca vida social por el frío, los restaurantes cierran muy pronto y apenas se ve gente por la calle en cuanto anochece, pero cuando llega el buen tiempo les gusta salir y estar en la calle como a nosotros”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.