Zidane y la fórmula de la consistencia
La falta de sincronía entre el centro del campo y la defensa sigue siendo su asignatura pendiente
Determinar el motivo por el que el Real Madrid ha sido incapaz de sumar una sola victoria en los últimos cuatro partidos —tres de Liga y uno de Champions—, requiere atender a factores que van desde lo numérico a lo emocional. En el primer caso basta con recurrir a valores comunes en el ejercicio del fútbol como la posesión de la pelota, las ocasiones generadas o los errores individuales entre muchos otros. Es en lo segundo donde entrenadores, jugadores y analistas habitualmente no coinciden en su diagnóstico.
Una de las explicaciones más recurrentes de Zinedine Zidane para cada uno de los empates ha sido la de “falta de intensidad”. La intensidad es un concepto polisémico, pues no es lo mismo lo que entiende por ella el francés que los jugadores. Para Zidane intensidad es “meter la pierna y estar concentrados”, mientras que los futbolistas se sienten molestos puesto que lo entienden como “falta de actitud”. Lo cierto es que el técnico francés ha defendido continuamente a los suyos y ha pasado a trasladar esa ausencia de intensidad en momentos puntuales como los últimos minutos de cada una de las partes del partido.
Un factor común en los cuatro empates ante Villarreal, Las Palmas, Borussia Dortmund y Eibar resulta el momento en el que el Madrid ha encajado los goles. Unas franjas temporales muy concretas que determinan la falta de consistencia actual del equipo blanco. Tres de los seis tantos recibidos llegaron entre el minuto 37 y el 45 de la primera mitad; los otros tres entre el 83 y el 90. Intentar remendar esa desconexión es ahora la tarea principal de Zidane.
“Las críticas a Sergio Ramos no son justas”
A pesar de su buen humor habitual, Zidane no dudó ni un instante en defender con firmeza al lesionado Sergio Ramos de las críticas recibidas por sus últimas actuaciones.
“Estoy muy molesto con esta lesión de Sergio porque es nuestro capitán, un jugador importante que siempre pone todo en el campo. Estoy molesto de que no esté con nosotros, pero a veces no podemos hacer nada. Lo importante ahora es hacer todo para que vuelva con nosotros cuanto antes”, afirmó. “La crítica siempre la tienen los jugadores importantes, y en este caso creo que no son justas. Cada uno puede opinar pero Sergio va a tope con el Madrid”, advirtió el francés.
“No soy ningún mago”, aseguró ayer el técnico en rueda de prensa. “La llave para mí es buscar la solución a un momento un poco difícil. Tal vez yo tenga que mejorar como entrenador. No por haber ganado una Champions voy a creer que soy un gran entrenador. Todavía soy joven y tengo muchas cosas que aprender”, continuó el francés.
Autocrítica
“Yo no he inventado nada. En el fútbol solo puedo aportar mi experiencia y los jugadores tienen que continuar con el trabajo que hacen. No me escondo ante los empates, cuando ganamos soy crítico conmigo mismo y cuando no lo hacemos también. Hemos hecho un buen trabajo durante meses y el objetivo es volver a conseguir buenos resultad”, concluyó el técnico del Madrid.
Las bajas de Casemiro y Marcelo han propiciado que Zidane haya experimentado con cuatro tipos de defensa diferentes en los últimos duelos, algo que se ha repetido también en el centro del campo. Esta falta de continuidad ha generado, por ejemplo, que el volumen de tarjetas amarillas haya aumentado —los blancos suman 17, más que Barcelona (13) y Atlético (11)—, situándose como uno de los síntomas que advierten de la falta de sincronía grupal entre dos parcelas inevitablemente unidas.
La vuelta de Marcelo al lateral izquierdo es una de las pocas alegrías para Zidane y para un Madrid que necesita al brasileño para vertebrar el juego por una banda en la que no encuentra recambio. “Ya sabemos qué tipo de jugador es”, se limitó a decir Zidane, que también podrá contar con Benzema, al que ha tenido a su disposición durante los últimos días al no ser llamado por Francia. Afianzado el tejado, rematar los cimientos sigue siendo todavía una asignatura pendiente y tremendamente complicada.
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