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El Madrid de las desconexiones

Los de Zidane, con el tridente atacante lejos de su mejor nivel, se acostumbran a regalar las primeras partes en los últimos partidos

Eleonora Giovio
Benzema y Cristiano Ronaldo durante el partido contra el Villarreal.
Benzema y Cristiano Ronaldo durante el partido contra el Villarreal. Gonzalo Arroyo Moreno (Getty Images)

La buena noticia para Zidane, si es que puede haber buenas noticias después de un empate en casa, es que ayer también empataron Barcelona y Atlético. Ninguno de sus dos, a priori, máximos rivales para la Liga se aprovechó del pinchazo de los blancos en el Bernabéu ante el Villarreal. La mala es que el Madrid arrastra una dinámica preocupante. Tira las primeras partes y se despierta en las segundas creyendo que la pegada, la fe interminable, el empuje del público, los arreones o la calidad de sus jugadores, pueden barrerlo todo y revertir la situación. Es como si necesitara un pellizco para despertarse y reaccionar. Así resolvió los partidos frente al Sporting de Portugal en el Bernabéu y el Espanyol en Barcelona.

Pero a veces –como este miércoles- también ocurre que el rival sabe resistir y consigue frenar las avalanchas contrarias. “No hace falta llegar a final de temporada para acordarme de los dos puntos que nos hemos dejado hoy, ya me estoy acordando ahora”, dijo Zidane, que achacó la mala primera parte del Madrid a la falta de intensidad y a que el equipo no saliera enchufado. ¿Los motivos? “Nos gusta entrar enchufados y meter presión al rival, pero no podemos siempre jugar bien y salir desde el minuto uno a tope”, explicó el técnico.

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Circunstancia que también pareció contagiar al banquillo. Nadie salió a calentar cuando Marcelo empezó a cojear y a tocarse el gemelo (el Madrid estaba con diez en la jugada del penalti); en Cornellà el domingo pasó lo mismo cuando se lesionó Casemiro. Kroos entró sin calentar, igual que Carvajal el miércoles.

Zidane no quiso señalar a nadie por la modorra con la que se empezó el encuentro. Ni siquiera al error de Varane que desencadenó en la enésima torpeza de Sergio Ramos —tercer penalti que provoca en este arranque de temporada, el decimoquinto en su carrera—, que luego remedió con el gol del empate.

Bruno le dio al Madrid el pellizco que necesitaba para empezar a carburar. En la segunda parte empató a los dos minutos y asedió el área rival. Sin victoria esta vez. Con la ausencia de Modric, fuera por descanso, los blancos sufren más. El croata es el único centrocampista del Madrid, junto a James, que cuando pasa el balón no se queda parado, acompaña la jugada del equipo y le da profundidad. Por eso su presencia es vital cuando al equipo le da por quedarse estático. Algo que pasó contra el Villarreal.

Vive el Madrid de la velocidad, pero su tridente ahora carece de ella. Zidane repetía el año pasado que la BBC (Bale, Benzema, Cristiano) es innegociable si los tres están bien. Este año lo ha vuelto a decir matizando que, de todas formas, no tienen por qué jugar todos los partidos. Si el técnico insiste con ellos es porque considera que la única manera que tienen Cristiano y Benzema de recuperar la condición física es jugando.

El portugués regresó contra Osasuna después de dos meses parado por el esguince en el ligamento exterior de la rodilla. Se le ve lento y sin desborde. En plena forma habría llegado a rematar el balón que le puso Carvajal al segundo palo en una de las ocasiones más claras del Madrid contra el Villarreal. Lo suyo es un quiero y no puedo.

Benzema, fundamental para el juego asociativo del Madrid, también estuvo parado casi un mes por unos problemas en la espalda y en el sacro. Su corpulencia hace que tarde más que los demás en recuperar ritmo. Por eso Zidane insiste con él y le va dando cada vez más minutos (a expensas de Morata) aunque no sea el Benzema ágil y rápido que todos están acostumbrados a ver.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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