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Maria Sharapova: culpable, sí, pero menos

El TAS rebaja la sanción por dopaje a Sharapova de dos años a 15 meses, por lo que volverá a competir en abril de 2017. El organismo percibe defectos de forma atribuibles a la ITF y al agente de la rusa

Alejandro Ciriza
Sharapova sirve durante un partido de este año en Melbourne.
Sharapova sirve durante un partido de este año en Melbourne.PETER PARKS (AFP)

La justicia, y en concreto la que imparte el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), habló ayer. Y el fallo es claro: Maria Sharapova, la musa que se encuentra apartada del circuito desde comienzos de año debido a su positivo en el Abierto de Australia, por consumo de un fármaco prohibido desde el pasado 1 de enero, continúa siendo culpable. La rusa, de 29 años, un filón mercadotécnico inigualable en el tenis profesional, quebrantó el reglamento y por lo tanto, determina el veredicto, debe pagar por ello. Pero menos.

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Sharapova ganó el recurso que presentó en la corte de Lausana en junio y su castigo, fijado de inicio por la Federación Internacional de Tenis (ITF) durante dos años —a contabilizar desde el pasado 26 de enero—, quedó reducido a 15 meses; es decir, nueve menos de lo que había estipulado el rector mundial de su deporte. Por tanto, se prevé que Masha vuelva oficialmente a las pistas en abril de 2017, o lo que es lo mismo, en un escenario tan acorde a su trascendencia mediática como Roland Garros.

De la resolución del TAS, esquematizada en un pormenorizado dosier de 28 folios que detalla todo el proceso, las acusaciones y la defensa, amén de la sentencia final, se desprende que el organismo confirma la infracción de la deportista, máxima y última responsable de su limpieza en cualquier caso, pero también que hubo defectos de forma atribuibles a la ITF y al agente de la jugadora, representada por la multinacional IMG. Es decir, el TAS entiende que Sharapova violó el nuevo código que entró en vigor este año y que tomó meldonio a pesar de que ya había sido prohibido, pero a su vez valora su colaboración y su diligencia en todo el proceso.

Desde el principio, la tenista ha defendido su inocencia. Alega Sharapova que si consumió la sustancia fue por la orden expresa del médico que la trató de 2005 a 2013, el doctor Anatoly Skalny. Este, mencionado en reiteradas ocasiones a lo largo del informe del TAS, prescribió a su cliente el meldonio “en combinación con el magnerot, la riboxina (suplementos vitamínicos) y otros productos”. Y Sharapova, diabética y propensa a la gripe cuando era más joven, se fio “con el objetivo de proteger su salud, especialmente a la luz del historial médico de su familia”, detalla el texto, en el que también destaca las maniobras de su padre padre, Yuriy, pieza esencial en el proceder y toda actividad de la señalada.

Sharapova besa el trofeo de campeona de Roland Garros en 2014.
Sharapova besa el trofeo de campeona de Roland Garros en 2014.Clive Brunskill

Una vez que concluyó el vínculo con el doctor Skalny, hace tres años, Sharapova delegó toda  la responsabilidad en torno a la materia antidopaje en Max Eisenbud, su actual manager y vicepresidente de la compañía IMG. Al parecer, este chequeó las notificaciones que envió la ITF en 2013 y 2014, pero no así en 2015. No informó de las actualizaciones a su representada porque, justifica en su declaración, “atravesaba por un mal momento, debido a motivos personales”.

El TAS aprecia que Masha “no intentó ocultar el uso del Mildronate” y que lo consumió “de buena fe"

El escrito del TAS ofrece algunos detalles rocambolescos sobre la argumentación de la tenista, como que tanto ella como Eisenbud, “de forma errónea pero honestamente, creyeron que el Mildronate era el nombre de una sustancia y no se dieron cuenta de que era una marca”, por lo que “no aparecía en la lista de productos prohibidos” y no pudieron identificarlo; un hecho “irrazonable”, según juzga el TAS. Pero, por encima de todo, el organismo acepta como atenuante la predisposición de Sharapova, que a pesar de haber consumido en varias ocasiones la sustancia en 2015 no fue apercibida para que dejase de hacerlo por la ITF, y que “no intentó ocultar el uso del Mildronate”, lo tomó “de buena fe, con la creencia de que era apropiado y compatible con las reglas y sus obligaciones antidopaje”.

Así pues, Sharapova vivió ayer uno de los días más felices de su vida, según expresó a través de las redes sociales. Celebró su triunfo parcial y envió un recado a los dirigentes del tenis. “He aprendido de esto y espero que la ITF también”, deseó; “aprendí mucho sobre cómo otras Federaciones avisan de los cambios en las sustancias prohibidas, en especial en el este de Europa, donde millones de personas consumen Mildronate. Espero que la ITF lo estudie para que no haya otro jugador que viva lo que yo he vivido”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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