_
_
_
_
_

Espargaró, Rossi y la peineta dedicada en Misano

El español frena al italiano en la pista y este le despide con un mal gesto. “Si está nervioso que se tome una tila”, dice Aleix

Nadia Tronchoni
Rossi le dedica una peineta a Aleix Espargaró.
Rossi le dedica una peineta a Aleix Espargaró.

Era la segunda sesión de entrenamientos de MotoGP. 45 minutos de práctica. Y todavía quedaban 34. Valentino Rossi, cuarto en la tabla, estaba haciendo una buena vuelta, venía mejorando sus tiempos. Las previsiones decían que, al menos, debía ganar una posición y colocarse tercero. Eso auguraba un programa informático del que dispone Dorna, empresa organizadora del Mundial. Entonces, cuando se acercaba a la última curva de Misano, a la izquierda, se encontró con las dos Suzuki: Viñales se apartó ligeramente de la trazada; Espargaró, que estaba algo más adelantado, se giró, pero siguió a lo suyo, tanto que incluso se le levantó la rueda delantera de la moto. Rossi ya no podría completar la vuelta perfecta, no pudo hacer la trazada como debía porque allí estaba Aleix. Y cuando llegó a su rueda se lo recriminó al tiempo que aquel le pedía disculpas con la mano.

Más información
De las paces en Montmeló a la cena de la paz de Tavullia

El catalán se metió inmediatamente por el pasillo de los boxes. Y Valentino, enfadado, seguía pidiéndole explicaciones con gestos. Y no se vio más a Espargaró. Lo que sí se vio fue la peineta que le dedicó el italiano desde el otro lado del muro, mientras avanzaba por la recta de meta.

Acabada la sesión, y aunque el incidente en la pista ni siquiera fue digno de sanción alguna, se dijeron algo más que palabras. El primero en hablar fue Espargaró, que explicó, molesto, cómo Mike Webb, Director de carrera, le había pedido que tuviera “más cuidado la próxima vez”, a pesar de reconocer que no había hecho nada mal ni había estorbado a Rossi en la pista con el reglamento en la mano. “¿Si la acción no es sancionable por qué me piden que tenga cuidado?”, se preguntaba, entre la indignación y la incredulidad el español. Y acabó con algún mensaje a su colega de profesión, molesto como terminó por aquella peineta: “Si está nervioso, que se tome una tila”.

Tampoco Rossi se mordió la lengua. Y ofreció su versión de los hechos: “Creo que me dijo vaffanculo. Era suficiente con decir lo siento, pero igual no sabe y le ha resultado más fácil enviarme a tomar por saco”, afirmó.

De su peineta no dijo nada. De si antes Espargaró le pidió perdón con la mano, tampoco. Al final el ambiente acabó caldeado. Una polémica más en MotoGP.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_