José Manuel Calderón se retira de la selección española de baloncesto

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Una lesión impidió que José Manuel Calderón formase parte del equipo que originó todo, aquel grupo de jóvenes que en 1999 se proclamaron campeones del mundo júnior y que posteriormente fue la base de la mejor selección española de baloncesto de la historia. Otra lesión, en este caso la de un compañero, Raúl López, dio la oportunidad a Calderón de debutar con la absoluta antes del Mundial de 2002. Ese partido ante Croacia fue el primero de los 193 que disputó el base extremeño con España, una cifra que ya no aumentará.

Calderón comunicó ayer su adiós a la selección. “Es el momento oportuno, tras conseguir otra medalla”, comunicó junto a su amigo, compañero y ahora presidente de la Federación Española de Baloncesto (FEB), Jorge Garbajosa. “No es un adiós a la FEB. Estoy abierto a estar con ellos, a seguir trabajando. Hay gente joven que lleva apretando mucho tiempo. Da igual si tenemos más talento o menos. Este deporte es increíble y representar a un país es muy especial”, remarcó el base de Los Ángeles Lakers, que quiso dejar claro que piensa seguir jugando en la NBA “tres o cuatro años más”.

La baja de Calderón es la primera de los llamados Júniors de oro que han vivido todo el ciclo glorioso de la selección, desde el triunfo en el Europeo sub-18 a la última medalla de bronce en los Juegos de Río. Los otros que han aguantado el tirón han sido Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes. Otros de aquella generación, como Raúl López, Berni Rodríguez o Carlos Cabezas, habían cerrado su periplo internacional antes.

Río fue el último episodio del de Villanueva de la Serena con la camiseta roja sin mangas. En sus cuartos Juegos Olímpicos, Calderón no piso demasiado el parqué, pero ayer quiso dejar claro que eso no influyó en su decisión: “Es algo que hace tiempo había hablado con mi familia, con la gente de mi equipo y llevamos preparándolo hace tiempo. Dónde queríamos hacerlo, cómo y cuándo es algo que estaba ya pensado, no tenía nada que ver con lo de Río”.

En sus 14 años de carrera internacional, el base extremeño solo se ausentó tres veranos de las convocatorias de la selección por problemas físicos. “Voy a echar mucho de menos esas concentraciones, pero seguirá habiendo buenos momentos con Pau, Navarro, Felipe...”, remarcó Calde. Y es que esas largas sesiones de entrenamiento previas a los campeonatos forjaron la química de un equipo que compitió como ninguno, ganó casi todo y plantó cara en dos finales olímpicas a lo más granado de la NBA.

El Mundial de 2006

Ese oro en unos Juegos es lo único que le faltó a estos jugadores, que se consagraron en 2006 con la conquista del Mundial. Antes, en 2003, y aún algo imberbes, lograron una plata europea, pero ese campeonato del mundo en Japón los propulsó al olimpo. “Fue algo muy especial porque fue muy inesperado. Nadie apostaba por nosotros, ganar un Mundial hace años era impensable. A partir de ahí pensamos en que se podía ganar todo y continuamos”, recuerda Calderón, que no dudó en calificar ese triunfo como su mejor momento en la selección. En Japón los Júniors de oro adquirieron la madurez suficiente (tenían 25-26 años) y se les sumaron jóvenes talentos (Sergio Rodríguez, Rudy Fernández y Marc Gasol) y gente ya asentada (Garbajosa, Mumbrú y Carlos Jiménez), una combinación perfecta dentro y fuera de la cancha.

A su vera ayer estaba Jorge Garbajosa, en calidad de presidente federativo, pero también de amigo. Nadie mejor para acompañarle, no en vano coincidieron en Vitoria en edades tempranas y en Toronto Raptors, donde ambos hicieron las Américas. “Tu comportamiento ha sido modélico y tu figura imborrable”, le regaló Garbajosa para despedir al que el piloto de la mejor selección.