Cilic y Pliskova, o un doble zarpazo a la lógica
El croata interrumpe la secuencia ganadora de Murray (6-4 y 7-5) y eleva su primer Masters 1.000. La checa vence a Kerber (6-3 y 6-1) e impide que la alemana desbanque a Serena como número uno
Es cierto que el torneo estaba marcado por el condicionante del calendario y, sobre todo, por el factor olímpico, pero de repente, en Cincinnati, un soplo de aire fresco en ambos circuitos, entre los chicos y las chicas. Rostros nuevos, campeones novedosos; ni Novak Djokovic, ni Andy Murray, ni Rafael Nadal; ni Serena Williams, ni Angelique Kerber, ni Victoria Azarenka. Nada de una foto final habitual, ordinaria. Dos ganadores por los que, en un principio, muy pocos hubiesen apostado unos dólares: Marin Cilic, talludo croata de 27 años, y Karolina Pliskova, checa de 24, ahora 11 del mundo y que hasta ayer no contaba con ningún trofeo de relumbrón en su ficha.
El primero, que vuelve a asomar la cabeza por el top-10 después de un prolongado periodo de idas y venidas, de lesiones, derribó contra todo pronóstico a Murray, quien encadenaba la friolera de 22 triunfos y tres trofeos (Queen’s, Wimbledon y Río) consecutivos. La segunda, mientras, evitó un nuevo triunfo de Kerber y de paso salvó el pescuezo de Serena, que en el caso de que la alemana hubiera impuesto la lógica en esta final hubiera perdido su reinado, después de 183 semanas (306 en total) como número uno de la WTA.
Todo abocaba, pues, a otro laurel para el escocés y a la irrupción de una nueva gobernanta, pero Cincinnati volatilizó los pronósticos y abrió la puerta a la entrada de aire fresco. Sin Djokovic (por renuncia), Nadal (apeado en tercera ronda) ni Federer (alejado de la competición hasta 2017), Cilic confirmó una ascensión que gana poso y coge cuerpo. Se aproxima el US Open –del 29 de agosto al 11 de septiembre–, donde dejó su huella con la corona de 2014 y el curso pasado alcanzó las semifinales, y el croata ha ido afilando su olfato competitivo.
Batió a Murray (6-4 y 7-5, después de 1h 34m) y elevó su primer título de un Masters 1.000, desprendiendo esa sensación de que sobre el cemento se siente mejor que en ningún sitio, y de que su servicio adquiere su máxima expresión al calor estadounidense. Retuvo el 82% de puntos dilucidados con su primer saque y abrasó al británico con 24 golpes ganadores (frente a solo 8). Y, de este modo, el discípulo del gran Goran Ivanisevic dejó muy claro que debe ser más que considerado en Flushing Meadows.
También habrá que tener en cuenta a Pliskova, que chafó la que en teoría iba a ser el encumbramiento de Kerber. La alemana, la tenista más regular esta temporada –campeona en Melbourne y Stuttgart, y finalista en Wimbledon y Río–, cedió y con su derrota (6-3 y 6-1) detuvo el progresivo golpe de estado que estaba llevando a cabo. Sin premios de mayor rango –hasta ahora, Kuala Lumpur, Seúl, Linz, Praga y Nottingham–, la checa Pliskova dio continuidad al liderazgo eterno de Serena, que en las últimas fechas firmó un tropiezo en los Juegos (tercera ronda) y una retirada forzada en Cincinnati después de aceptar una invitación del torneo. La causa, un hombro.
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