La Liga de los mejores
Pese a la brecha económica con la Premier, el campeonato español mantiene a los grandes jugadores, mientras que el campeonato inglés ha tenido que recurrir al morbo de los banquillos
No hay mejor escaparate que el anglosajón. Con sustancia o sin ella, brilla con luces de neón en casi todos los órdenes de la vida. También, por supuesto, en el fútbol. Pero con un matiz muy relevante: ni siquiera la fastuosa onda expansiva de la multimillonaria Premier ha podido desbancar a la más precaria Liga española, que copa los torneos europeos. Aun con el chorro financiero para esta temporada, el torneo inglés ha tenido que recurrir al póster de los entrenadores, con el duelo Guardiola-Mourinho a la cabeza, más el incuestionable gancho de Klopp y la pujanza de Conte y Pochettino. No ha sido una estrategia prioritaria, sino forzada por la imposibilidad de echar el lazo a lo esencial del fútbol, los futbolistas. Ese patrimonio todavía es propiedad de la Liga de Leo, CR y sus distinguidísimos escoltas. Ni siquiera los 2.300 millones por temporada sellados por la Premier y la televisión, 740 más que en España, han sido suficientes para competir con Messi, Cristiano, Luis Suárez, Bale, Neymar, Griezmann... Como mucho, Pogba, cuya única sombra sobre las estrellas de la Liga es su precio. Los 120 millones que pueden llegar a costar el traspaso han reventado la banca futbolera. En el campo está por ver que algo reviente con el francés. De momento, en el campeonato británico el morbo está en los banquillos. En el torneo español, pese a la buena cosecha de técnicos, la excelencia está sobre la hierba.
Barça y Madrid, muy definidos, solo han reforzado sus banquillos
No ha sido un verano con gran actividad en el rastrillo español pese a la inyección televisiva. Los clubes, que rozan los 400 millones de gasto en nuevas contrataciones por los 950 de la Premier, han sido cautos con la mayor inyección de dinero. Los controles financieros, con Hacienda a la cabeza, se han multiplicado. Por fin los equipos son reacios al despilfarro. Por autocontrol administrativo y porque quizá han comprendido las graves consecuencias de pujar en un mercado tan disparatado que basta con ver el listado de los ocho más caros del curso tras Pogba e Higuaín: Stones, Kantè, Sanè, Xhaka, Mkhitaryan, Mané, Batshuayi y Bailly. Todos enrolados en la Premier, todos buenos futbolistas, pero ninguno de relumbrón. André Gomes, del Valencia al Barça por 35 millones, cuantía inferior a todos los citados, ha sido el techo del zoco español. La clave para todos los equipos de la Liga ha sido retener a sus mejores.
Tanto Barça como Madrid han sido los primeros en echar el freno. Sus onces fetenes son difícilmente mejorables y no hay forma de estrechar la competencia sobre las primeras figuras. ¿Quién puede achuchar a Messi, CR y sus principales socios? Tan quimérico resulta siquiera intentarlo que el Madrid solo ha enganchado de vuelta a Morata, un jugador autóctono que vuelto con reticencias lógicas, y a Asensio, curtido en ese Castilla A en que se ha convertido el Espanyol. El Barça ni eso. Ha puesto el radar en el mercado para cazar a un cuarto delantero y se ha encontrado con una sorprendente estampida general. Nadie quiere pasar a la reserva perpetua, tampoco los porteros por lo que también ha tenido movida con Bravo y Ter Stegen. A cambio, los azulgrana han fortalecido su espinazo medular. A Busquets, Iniesta, Rakitic, Arda y Rafinha se han sumado André Gomes y Denis Suárez. Otro paralelismo con el Madrid, también con sobreabundancia para el medio campo, sean extremos, volantes o medias puntas. Y con Asensio a codazos con Isco, Kroos, James, Modric, Casemiro, Kovacic, Lucas Vázquez... En definitiva, en el punto de partida de los dos gigantes no se vislumbran fichajes titulares. El molde inicial será el mismo que llevó a unos a la Undécima y a otros al doblete.
El torneo parte con 14 técnicos españoles, cinco sudamericanos y un francés
Sí ha tirado más de chequera el Atlético, que como ya es de rutina ha cambiado de ariete y ha afrancesado la delantera con Gameiro junto a Griezmann. Quizá la mejor noticia por el Calderón haya sido que a Simeone, su mesías, se le apagara el calentón tras la final de la Champions, con el vacío en la selección argentina y el Inter al acecho.
Mientras en el País Vasco y Navarra se frotan los ojos con la histórica coincidencia de Athletic, Real, Alavés, Eibar y Osasuna, por Levante suspiran porque amainen las tormentas. La borrasca constante del convulso Valencia, donde no acaba de detectarse el maná de Peter Lim, y en Villarreal, donde a Marcelino le cortaron los cables a una semana de la previa de la Champions. Tantos regates inesperados tiene el fútbol que Paco Jémez fue el primer entrenador en encontrar trabajo (Granada) pese a descender con el Rayo. Mejor aún le ha ido a Fran Escribá, que bajó con el Getafe y del paro ha pasado a la Copa de Europa con el Villarreal. En España, los técnicos españoles (14 en Primera, por cuatro argentinos, un uruguayo y un francés) son cada día más fiables. Como se espera que lo sea Sampaoli, al que la fama le precede, pero el listón del Sevilla está por las nubes. Como por las nubes siguen en Eibar y ahora están en Leganés. Dos ejemplos de la ensoñación ilimitada en el fútbol. En ambas entidades, las más modestas, gobiernan dos mujeres, Amaia Gorostiza y María Victoria Pavón, que se suman a Lay Hoon Chan en el Valencia. Ya era hora. Otro motivo a celebrar por la Liga, por esta Liga de los mejores.
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