El adiós olímpico de Purito en Copacabana
El ciclista catalán se despide en la carrera en ruta de los Juegos, donde lidera a España junto a Alejandro Valverde y puede lograrse la primera medalla (14.30, Tdp)
Purito Rodríguez y Alejandro Valverde se sientan en el vestíbulo de su hotel con olor a sudor y a la playa de Copacabana vecina en vísperas de la carrera olímpica. Se miran, recuerdan sus edades, 37 años el catalán, 36 el murciano, 11 meses de diferencia, y hablan de cuando de cadetes fueron ya rivales en un campeonato de España que ninguno de los dos ganó. 20 años más tarde y largas carreras a sus espaldas, y disputas y rivalidades y años de compartir equipo con Valverde de jefe y Purito de lugarteniente, los dos vuelven a estar juntos, liderando el quinteto español favorito para dominar este sábado la carrera de fondo en carretera de los Juegos Olímpicos. Anuncian calor agobiante en el invierno carioca: 31 grados que con la humedad el mar se convertirán en una sensación térmica de 36.
Será la última carrera de Purito, que cuelga la bicicleta en su debut olímpico. Serán los cuartos Juegos de Valverde, que nunca ha conseguido subir al podio. España, una de las grandes potencias del ciclismo mundial, ganó el oro en Pekín 2008 por medio de Samuel Sánchez.
“Retirarse en unos Juegos es la leche, hacerlo con un podio sería la releche y con una medalla de oro ya sería el no va más”, dice Purito, que, asegura, no daría marcha atrás en su decisión de dejarlo ya ni aunque ganara en la recta de Copacabana, a donde llegarán después de recorrer también la playa de Ipanema, donde la garota, Vinicius y Jobim, en los 10 kilómetros finales. “El comienzo es llano, pero después entramos en un circuito muy duro y después en otro más duro aún”, dice Valverde. “Será un recorrido para escaladores. Es un puerto de montaña de nueve kilómetros que tendremos que hacer tres veces”. A los dos les encanta la subida, que se llama Vista Chinesa, pues asciende hasta el mirador más espectacular de Río, a 530 metros sobre la bahía de Guanabara, donde una pagoda y unas construcciones de bambú dan las razones a su nombre. Los dos temen el descenso hasta el mar. “El puerto sería un primera en la Vuelta, con cuatro kilómetros iniciales que llegan hasta el 20%, puros muros, y la bajada es una locura”, dice Purito. “La carretera tiene una joroba en el centro, está como abombada, y las curvas son salvajes”.
A la selección, cinco corredores con Imanol Erviti, Ion Izagirre y Jonathan Castroviejo, la eligió el técnico más veterano del ciclismo español, Javier Mínguez, que la dirigirá desde el coche en carrera y que coincide en el análisis de sus líderes sobre la dureza del recorrido de 235 kilómetros y le añade, incluso, un poco más pimienta. “El primer circuito, el de Grumari, al que damos cuatro vueltas y son dos repechos duros, comienza con un tramo de pavés de dos kilómetros. Y lo han asfaltado, pero solo un lado de la carretera, para la contrarreloj. Va a ser un peligro”, dice el técnico vallisoletano, que debutó con la selección en el Mundial de Florencia 2013, aquel que ganó Rui Costa y Purito y Valverde no se entendieron bien y terminaron segundo y tercero, respectivamente. “Y en el hotel en el que estuvimos antes de Copacabana, en Teresópolis, coincidimos con Portugal, y lo recordamos con Rui, y le dije, '¿ya firmarías repetirlo, no?' Y él me dijo, haciéndose el longuis, 'no, no he firmado nada...” Mínguez ya puede reírse de aquel recuerdo, pero también lo habló en serio con los dos corredores, y explica, gráficamente, que sencillamente les ha dicho que todos quieren jamón, y que puede haber jamón para todos, pero que si quiere todo el jamón uno solo para sí puede atragantarse. “El rematador del equipo es Valverde y Purito lo sabe”, recalca Mínguez.
“Lo tenemos clarísimo. Queremos el podio, cualquier medalla, y si es la victoria, mucho mejor”, dice Purito, sin comprometerse públicamente con las palabras del seleccionador. “Entre Alejandro y yo tenemos más que hablada la táctica, que no vamos a decir, pero se tratará de lograr que se atrase lo más posible la resolución de la carrera, que se rompa en la sexta hora y ahí buscar la situación estratégica perfecta para los dos”.
El peligro naranja
Cuando hablan de favoritos, de rivales, de corredores de los que tendrán que estar atentos, los tres recuerdan las últimas etapas de montaña del Tour y la Clásica de San Sebastián, donde los protagonistas cotidianos se repitieron día tras día. “El peligro es naranja. Holanda tiene a Mollema, que ganó en San Sebastián, y a Poels, el infatigable escalador del Sky de Froome que ganó en primavera la Lieja”, recuerda Mínguez, que continúa con el repaso. “Francia tiene a Bardet, que sube y baja muy bien, y a Alaphilippe. Y no creo que Froome llegue muy bien después de haber desconectado un poco tras ganar el Tour en critériums y otras cosas, pero el Reino Unido tiene a Adam Yates. Y luego está Rui Costa, que se puede agarrar muy bien en la montaña en carreras de un día… Y Chaves y Henao, los colombianos… Todos quieren jamón”.
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