Con drones o veneno, cómo el Estado Islámico quiere atacar en Río 2016
Una consultora especializada identifica mensajes en los que el grupo terrorista sugiere cómo actuar contra sus enemigos
Una serie de mensajes escritos en inglés y enviados a través de Telegram, una aplicación muy parecida al WhatsApp, ha revelado el interés del Estado Islámico (EI) en que los llamados lobos solitarios ataquen durante los Juegos Olímpicos de Río, que comienzan el 5 de agosto. La consultora especializada en acciones de grupos extremistas en Internet SITE Intelligence ha divulgado que el EI y otros grupos yihadistas están arengando a sus seguidores para sembrar el terror en la ciudad brasileña. El análisis (de acceso restringido a suscriptores) afirma que los yihadistas están incluso dando consejos específicos sobre cómo atacar sugiriendo métodos como drones con pequeños explosivos, accidentes de tráfico y el uso de venenos o medicamentos. Los objetivos de los radicales son, según esos mensajes, las delegaciones y visitantes de los Estados Unidos, Francia e Israel, explica un reportaje del diario brasileño Estado de S. Paulo.
El autor de los mensajes, según el reportaje, pone de manifiesto las debilidades que Brasil tiene en materia de seguridad y que las propias autoridades reconocen: la facilidad para conseguir armas de guerra y una gigantesca frontera mal vigilada. El grupo anima a aprovecharse de la criminalidad de las favelas y de la porosa frontera con Paraguay para llevar armas a Brasil. "El reciente post sobre los Juegos Olímpicos de Río dice que "visados, entradas y viajes a Brasil serán fáciles de conseguir", destaca el análisis de SITE, una fuente fiable según especialistas en la materia.
Brasil ya ha vetado la entrada de cuatro personas con vínculos terroristas, que solicitaron una acreditación para el evento.
El coordinador general de Seguridad Pública en los Juegos, Cristiano Barbosa Sampaio, afirmó que Brasil está en alerta amarillo pues no existe una amenaza concreta contra el país, pero el clima en Río está lejos de la tranquilidad. Entre bastidores, asesores próximos a las autoridades responsables del éxito de los Juegos confiesan que su único miedo hoy en día es un posible ataque y en la calle ya ha habido también algunas muestras de psicosis. El pasado lunes un escuadrón anti-bombas cortó varias calles del rico barrio de Leblon para comprobar el contenido de una maleta que un señor había dejado en la calle. El portero del edificio vio al hombre salir corriendo, se asustó y llamó a la policía a pesar de que en la bolsa solo había ropa sucia. Francia, por su parte, ha solicitado al Ministerio de Exteriores de Brasil que refuerce la seguridad en las escuelas francesas y en sus cuatro consulados en todo el país.
El interés de grupos radicales en diseminar su propaganda en aplicaciones de mensajería como Telegram, ya era conocida por las autoridades. En junio, la Agencia Brasileira de Inteligencia reconoció públicamente la existencia de un canal en portugués dirigido a simpatizantes brasileños. Los servicios de inteligencia también reconocieron su temor a los llamados lobos solitarios, individuos que se radicalizan sin necesidad de integrarse en las filas de grupos terroristas o que inspirados en los ataques del grupo son capaces de ejecutar masacres como la ocurrida en Niza, la semana pasada, donde un tunecino acabó con la vida de 84 personas al volante de un camión.
La atracción del grupo por los Juegos Olímpicos tampoco sorprende a los especialistas. A pesar de que Brasil nunca ha sido objeto directo de amenazas terroristas, los Juegos Olímpicos, además de recibir a las delegaciones de los países considerados enemigos del EI (como Francia o Estados Unidos), tienen un potencial enorme de propaganda al transmitirse en 220 países con un público de miles de millones de telespectadores.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.