La IAAF dará la luz verde olímpica a Orlando Ortega la próxima semana

Más rápido que Orlando Ortega en julio pasado (12,94s), cuando aún era cubano, ningún atleta ha corrido los 110 metros vallas los cuatro últimos años; más rápido que Ortega, que, a dos semanas de cumplir los 25 años, batió el viernes en Mónaco el récord español con 13,04s (viento nulo), solo han corrido este 2016 dos atletas. El vallista de Artemisa, español desde noviembre pasado y residente en el CAR de Madrid, donde se entrena guiado por su padre, Orlando también, es, objetivamente, uno de los máximos favoritos para una medalla en los Juegos de Río en agosto. Aunque, debido a una divergencia en las normas sobre cambio de nacionalidad entre los que exige la Federación Internacional (IAAF) y las condiciones del Comité Olímpico Internacional (COI), su inscripción en los Juegos aún no está garantizada oficialmente, en la federación española la consideran ya segura después de las gestiones efectuadas la semana pasada por su presidente, José María Odriozola, ante la IAAF.

Según la federación internacional, para que un atleta internacional con un país pueda competir bajo otra bandera deberán transcurrir tres años desde que obtuvo permiso de residencia en su nuevo país. Ortega consiguió ese documento en noviembre de 2013, después de no regresar a Cuba tras ser eliminado en los Mundiales de Moscú. Así, para la IAAF, el vallista no será español hasta el 5 de noviembre próximo.

El COI también exige que se cumpla un plazo de tres años, pero no desde que resida en el país de su nuevo pasaporte sino desde su última competición con su antigua nacionalidad. El Mundial de Moscú se celebró a primeros de agosto de 2013, por lo que Ortega cumple el plazo fijado por el organismo que determina quién puede entrar en su fiesta.Según fuentes federativas, la IAAF conoce ese extremo y la próxima semana, después de una consulta de cortesía al COI para que le confirme la norma, dará luz verde para que el Comité Olímpico Español (COE) solicite su acreditación para Río.

Aunque el gran número de ausencias de grandes nombres que se prevé aumenta las posibilidades de Ortega en Río, las vallas altas son la especialidad más igualada del atletismo. La semana pasada en la final de los campeonatos de Estados Unidos, detrás del primero, el sorprendente joven Devon Allen (13,03s), entre el segundo y el quinto no hubo ni una décima de diferencia; el campeón olímpico de Londres, y plusmarquista mundial (12,80s), Aries Merrit, que se sometió a un trasplante de riñón en invierno, quedó cuarto, y fuera de los Juegos por una sola centésima (13,22s) y el segundo y el tercero, Ronnie Ash y Jeff Porter, otros dos atletas sin apenas experiencia internacional, se decidieron por milésimas.

No estará Merrit en Río, ni tampoco los tres últimos campeones del mundo: Serguéi Shubenkov (Pekín 2015), vetado por ruso, y los norteamericanos David Oliver (Moscú 2013) y Jason Richardson (Daegu 2011 y plata en Londres 2012), que no se clasificaron en los trials de su país. Los más fuertes en Río serán, junto a Ortega, el jamaicano Omar McLeod (12,98s este año), que en Mónaco se cayó, víctima de su tosca técnica, y el francés Dimitri Bascou (13,12s).