Una corona para el principito Griezmann

Lo único que puede hacer que esta opaca Eurocopa sea recordada por algo más que la victoria de Islandia sobre Inglaterra será que Francia gane en la final de París contra Portugal y que Antonie Griezmann pase a la historia no solo como la figura del torneo, sino —por razones que van más allá del fútbol— como un héroe nacional.

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Con su cabello dorado y su aire infantil, Griezmann, el goleador de la Eurocopa, recuerda al protagonista de El principito, escrito por otro Antoine, el también francés Saint-Exupéry.

El protagonista del cuento cae del cielo y se encuentra dulcemente perplejo ante lo raro que son los adultos de la especie que habita el planeta; Griezmann trota por el campo como un niño ingenuo y feliz rodeado de sufridos mayores. El principito interpreta el mundo de los humanos con una serena lucidez; el angelito Griezmann resuelve ante la portería rival con la tranquilidad de un ser que parece inmune a la presión que soportan los demás.

Lo más valioso del cuento de Saint-Exupéry, y la razón por la cual es uno de los libros más vendidos de la historia, es la sencilla leccion que imparte de bondadosa humanidad. Si gracias a Griezmann Francia gana la Eurocopa el país recibira una lección de similar valor, e idéntica a la que les transmitió Zinédine Zidane cuando Francia ganó la copa del mundo en 1998.

Si Francia gana será con una selección la mitad de cuyos jugadores son de origen africano

Si la asimilan de una vez y por todas ya se verá. Pero la lección será que la inmigración hace a Francia más fuerte. Lo cual no es poca cosa en una época en la que la xenofobia del Frente Nacional de Marine le Pen amenaza con conquistar los corazones de los franceses de la misma manera que el UKIP de Nigel Farage, correligionario de Le Pen, ya ha conquistado los de los vecinos ingleses.

Si Francia gana será con una selección la mitad de cuyos jugadores son de origen africano, algunos de religión musulmana, con nombres como Mandanda, Rami, Umtiti, Matuidi, N´Golo, Sissoko y Pogba. El fundador del Frente Nacional, Jean-Marie le Pen había acusado en el pasado a jugadores de la selección francesa de no sentir los colores patrios debido a sus orígenes extranjeros. Una victoria francesa contra Portugal liderada por Griezmann acabará con ese argumento.

Su hermana Maud ya es un símbolo de resistencia a la maldad humana, habiendo sobrevivido el ataque terrorista en la sala Bataclan

El rubito Griezmann también procede de una familia inmigrante. Irónicamente, de Portugal. Su abuelo materno, Amaro Lopes, fue un jugador de fútbol portugués que militó en el FC Paços de Ferreira, hoy de primera división. Lopes emigró a Francia en 1957 y consiguió trabajo inicialmente en una obra de construcción. Cuando Griezmann era pequeño veraneaba en Paços de Ferreira, cerca del mar en el norte de Portugal.

Pero hay incluso otro motivo para pensar que una victoria para el equipo de Griezmann tendría un potente valor político para los franceses. Su hermana Maud ya es un símbolo de resistencia a la maldad humana, habiendo sobrevivido el ataque terrorista en la sala Bataclan de París en el que murieron 90 personas el 13 de noviembre del año pasado. Si gana Francia el principito se merecerá otro libro.