Alemania y el riesgo del ‘síndrome España’
La lesión del ariete Mario Gómez debilitó a una selección con mucha cintura y vulnerable en cambio en las dos áreas
El fútbol alemán ya no se remite al marcador, como en los tiempos de Beckenbauer y Gerd Müller, amos de las dos áreas, sino que se explica a partir del juego de los centrocampistas y del falso 9, futbolistas como Götze, Müller, Kroos, Özil, Draxler, y si se quiere hasta de zagueros como Höwedes y Kimmich. Alemania dejó de ser la Mannschaft desde que sus seguidores convirtieron en una fiesta popular su Mundial 2006.
Apareció entonces una selección más juguetona con Klinsmann y Löw al frente. No perdió competitividad, pues ha sido al menos semifinalista en los últimos seis torneos y ganó el Mundial 2014, y en cambio se ganó la admiración de rivales como Italia y Francia. Los alemanes no conseguían ganar a los italianos hasta que llegó la presente edición de la Eurocopa y en cambio no perdían con les bleus desde el año 1958.
Löw no asegura su continuidad hasta 2018
Aunque tiene contrato firmado hasta 2018, Löw no garantizó su continuidad como seleccionador después de la derrota con Francia: “No podemos pensar en esto ni hoy ni mañana. Hay que dejar pasar el tiempo”.
No se duda, sin embargo, de que Löw seguirá en el banquillo y dirigirá la nueva transición de Alemania. Una parte de la prensa alemana entendió como sospechosa la designación del italiano Rizzoli como árbitro del partido con Francia tras la victoria de Alemania ante Italia.
Resultados inéditos para explicar el cambio vivido desde que Alemania tomó como referencia a España. El seleccionador Löw admiró siempre el juego del equipo de Luis Aragonés y después de Del Bosque. No extraña que sus victorias y derrotas provoquen un debate parecido, sobre todo alrededor del toque, el pase y la figura del delantero centro, aumentado si cabe desde que Guardiola entrenara los tres últimos cursos al Bayern. Alguno de los tics más marcados del campeón se han repetido en el plantel de Löw, también entregado a Kimmich.
Müller, icono de la Bundesliga, autor de 10 goles en 13 partidos del Mundial, volvió a quedar inédito en la Eurocopa —cero tantos en 11 encuentros en los dos últimos torneos— y su actuación ha evocado sus desencuentros en el Bayern de Guardiola. Tampoco ha pasado desapercibida la plaga de lesiones de la selección —Mario Gómez, Boateng, Khedira—, ni la presencia en el equipo médico de Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt, el mismo doctor con el que se las tuvo el hoy técnico del Manchester City por las bajas que contó desde su llegada a Múnich.
Alemania ha sido un equipo con buena cintura y en cambio se mostró débil de pies y manos, vulnerable en la defensa de su campo —incluso Neuer erró en el segundo gol de Griezmann— y manso en ataque desde la caía de Mario Gómez, ausente en el partido con Francia. Jugó mucho mejor con un 9 clásico que cuando optó por un falso delantero centro como el deficiente Götze o Müller.
Las correcciones del técnico
Quiso parecerse tanto a la España que idealizó que se olvidó quizá de que es alemán como Gerd Müller
A Löw, diligente en el planteamiento y corrección de los partidos, capaz de enfrentar a Italia con tres centrales, se le cuestiona precisamente que no convocara a un segundo ariete, alguien como era antes Klose. Quiso parecerse tanto a la España que idealizó que se olvidó quizá de que es alemán como Gerd Müller. No ha habido más reproche al seleccionador, excepción hecha de su fe ciega en un jugador inédito durante la temporada como Schweinsteiger. El absurdo penalti cometido por el centrocampista precipitó al equipo hacia la derrota en Marsella.
No se advierte ningún síntoma de crisis en la federación alemana por la derrota en Francia. Únicamente se está al tanto de que la progresión de la selección no acabe como la de España, eliminada en Brasil y Francia, después de ser doble campeona europea y del mundo en Sudáfrica.{Entradilla}
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