Guerreiro entre compatriotas
El lateral de Portugal, revelación de la Eurocopa, se mide en la final a Francia, su país de nacimiento y desarrollo
Tras superar a Gales en la semifinal de la Eurocopa, se presentó ante las cámaras con cara de asustado y la mirada al suelo, como si le pudiera un arrebato de timidez. “Centré con la idea de poner el balón en el área y fue Ronaldo fue el que remató. Pues mejor. No importa de quién fuera el gol o cómo llegó, sino que había que ganar y estoy muy contento. Será muy bueno llevar la camiseta de Portugal en una final en Francia. Es un sueño”, resolvió con un discurso entrecortado Raphaël Guerreiro, de 22 años, nacido y criado en Le Blanc-Mesnil, un suburbio parisino, pero originario por parte de padre de la diáspora portuguesa de los años 60. Es una de las sorpresas del torneo, un lateral de largo recorrido que ha cerrado el costado izquierdo de Portugal y que pone centros envenenados gracias a su zurda precisa.
Hasta hace unos meses, Guerreiro era un futbolista anónimo para el gran público como expresa su cuenta de Twitter, que no alcanza ni los 20.000 seguidores. Pero era cuestión de tiempo que se acentuara a nivel internacional y el Borussia Dortmund movió pieza antes que nadie fichándolo hace unas pocas semanas por 12 millones de euros, el mayor traspaso del Lorient en su historia solo por detrás de Gameiro (13, al PSG) y a la altura del de Koscielny al Arsenal. “Es un jugador muy técnico que se puede desempeñar en varias posiciones”, le define Michael Zorc, director deportivo borusser. Eso es porque al técnico Sylvain Ripoll, en su segunda temporada en el Lorient, en la 2014-15, se le ocurrió adelantarle unos metros dado que tenía dribling y conducción de la pelota, también buen pie para el golpeo. “Todos nos sorprendimos porque nunca antes había marcado”, resuelve el futbolista, que firmó siete goles y repartió tres asistencias en un periodo de 18 encuentros; “fue un pequeño shock porque de repente mis tiros iban dentro”. Por lo que pronto tuvo claro dónde prefería jugar: “Me divierto más en el medio porque atrás hay que defender más”. Pero con Portugal se ha ganado el sitio en la retaguardia izquierda. Y no le va nada mal.
“Es una de las revelaciones del campeonato. Está haciendo un torneo espectacular, jugando de maravilla, y tiene un futuro brillante”, le elogia su compañero de equipo Eduardo. “Es fantástico lo que está haciendo y esperemos que tenga una gran final”, se suma João Mario, que lo conoce bien de la Sub-21. Y Eliseu, su competidor por el puesto –de hecho, si Coentrão no se hubiese lesionado, quizá Guerreiro no estaría en Francia-, le reconoce: “Es un grandísimo jugador que está haciendo un grandísimo torneo. Hay que felicitarlo”. Pero comunicarse con él no es tan sencillo porque todavía chapurrea el portugués. Una limitación que, sin embargo, no le condicionó a la hora de escogerlos antes que a Francia. “Voy a ser claro. Escogí Portugal. Es mi elección y nadie en mi familia ni mi agente me han influenciado”, sentenció.
Es una de las revelaciones del campeonato. Está haciendo un torneo espectacular Eduardo, portero de Portugal
Hincha del Benfica por tradición familiar, destapa que su gran sueño es el Real Madrid, quizá porque Cristiano Ronaldo es su ídolo, ahora también su compañero de vestuario. Pero llegar hasta aquí lo suyo le ha costado. Sobre todo a los 16 años, cuando dejó la escuela de Clairefontaine para firmar por el Caen, cuando en el último amistoso –casualmente también ante el Caen- se rompió la tibia y peroné. Pero se repuso en ocho meses y devoró etapas en el club hasta llamar la atención de Alexandre Silva, el ayudante de Rui Jorge en la selección lusa Sub-21. Y de ahí llegó a oídos de Fernando Santos, que fue a verle en directo en 2014. “No me hizo falta más, tenía informes suyos muy buenos, pero cuando le vi, me di cuenta de que era muy bueno”. Guerreiro, en cualquier caso, respondió de primeras, puesto que en su segunda citación, en Old Trafford y frente a Argentina, resolvió el encuentro sobre la bocina con un remate a centro de Quaresma parar firmar el primer triunfo de Portugal ante la Albiceleste en 42 años, también la victoria del duelo entre Cristiano Ronaldo y Messi. “Es un orgullo vestir esta camiseta”, señaló el lateral, que ha encontrado en Ricardo Carvalho (juega en el Mónaco) y en los también franceses Adrien Silva y Anthony Lopes sus mejores apoyos.
Mañana se medirá contra Francia –“soy el único de mi familia con la doble nacionalidad y es un orgullo para todos que juegue la final ante ellos. Es muy especial porque mi casa está a unos cuantos metros del Stade”, dice- y Ronaldo espera sus centros. Luego irá al Dortmund, donde pugnará con el emblemático Schmelzer, que se presupone será el capitán tras la marcha de Hummels al Bayern. Pero eso es otra historia y quizá ya lo haga como campeón de Europa. Eso sí, sería con Portugal, su otro país.
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