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EUROCOPA 2016 | OPINIÓN
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Le match des ‘coiffeurs’

Un equipo de fútbol se compone de once jugadores. Es cierto. Y también es falso. No podemos olvidar a los suplentes, siempre listos para entrar en el terreno y reemplazar a un compañero lesionado o cansado, o incluso para implementar un cambio táctico

Ser suplente es difícil, ya que siempre genera cierto tono de burla. En primer lugar mediante apelaciones vejatorias: en Francia un suplente rompe el banquillo, calienta el banquillo (como en español), o peor, corta limones. Esta última expresión pone de manifiesto que el problema reside en la desigualdad que existe entre los que juegan y los que no juegan. Ya que, si el suplente corta limones, es en beneficio del que está jugando, para que, aquel que es realmente útil, pueda beneficiarse de las vitaminas de la fruta. En este mismo orden de cosas, en mi país se ha vuelto común llamar a los suplentes peluqueros. El origen no está claro. Algunos dicen que, durante el Mundial de 1958 en Suecia, los siete suplentes de la selección francesa se dedicaron a cortar el pelo a los titulares para matar el tiempo. Una segunda explicación involucra a un francés de origen español conocido y apreciado en nuestros dos países: Luis Fernández. Supuestamente, Fernández habría declarado durante el Mundial de 1986 que los suplentes no corrían ningún riesgo de despeinarse (por estar poco solicitados para salir a correr)…

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Ser suplente es difícil. Más allá de los apodos. Debes aceptar la decisión de un entrenador que estima que hay otro que es mejor que tú. A nadie le gusta estar en el banquillo y el daño que sufre nuestro orgullo nunca desaparece. Todavía hoy me pregunto por qué hace 23 años el entrenador del FC Sète me dejó en el banquillo durante todo un partido cuando, incluso hoy, lejos ya de mis 15 años, pienso que mi participación podría haber sido decisiva para aquel encuentro de cuarta división en Alès (del cual nadie, a parte de mí, se acuerda). De la misma forma, estoy seguro de que Pogba y Griezmann no debieron estar muy contentos de empezar el Francia-Albania desde el banquillo. Parece incluso que ciertas estrellas del Real o del Barça se niegan a comenzar un partido desde el banquillo o a salir a jugar en mitad de la contienda…

Sin embargo ser suplente representa la quintaesencia del fútbol como deporte colectivo. Significa aceptar y comprender (aunque sea complicado) que lo importante es el esfuerzo del colectivo en su conjunto, significa ponerle sordina a nuestro ego al servicio del equipo. Es ahí donde reside todo el arte de ser entrenador: dar vida a un grupo de individuos (generalmente de fuertes temperamentos), logrando que acepten que algunos jugarán, otros entrarán durante el curso del partido y, finalmente, que una última categoría se quedará calentando el banquillo. Aquí reside también una parte importante de la filosofía del fútbol, de aquello que empuja a los padres a inscribir a sus hijos en un equipo.

Para el seleccionador la clave reside en la dosis correcta, asegurándose de que todos los jugadores se sientan involucrados. Por ello, debe hacer jugar a sus suplentes cuando sea posible. Tradicionalmente en Francia, cuando un equipo se ha clasificado para los octavos, al tercer partido de la fase de grupos le llamamos match des coiffeurs (partido de los peluqueros). El Francia-Suiza de hoy podría darnos la oportunidad de ver en acción a los suplentes. Y, quién sabe, ¡alguno podría tal vez demostrar que, por su talento, merece también un corte de pelo! Después de todo, hace seis meses nadie habría pensado que Payet o Kanté serían titulares indiscutibles. A día de hoy son los dos franceses que mejor han comenzado la Eurocopa.

Así pues: ¡arriba los peluqueros, los que cortan limones y los que calientan el banquillo!

Nicolas Kassianides. Consejero Cultural de la Embajada de Francia en España.Director General del Instituto Francés de España.

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